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Monchi, director deportivo del Sevilla. / Manuel Gómez
Después de un verano intenso en el que se fueron Emery y futbolistas de peso, y llegaron muchas caras nuevas, las expectativas eran grandes. Y siguen siéndolo, porque el nuevo Sevilla está todavía por ver. Como el futuro de Monchi, director deportivo de un club que le considera, al igual que la afición, imprescindible, algo que el propio Monchi no desea.
«Quiero vivir el presente. Eso lo que me preocupa. Puede que mi fecha de caducidad esté cada vez más cercana, por la edad, por cómo vivo esto... Hay cosas que siguen dentro de mí. Pero hay que desmitificar la figura de Monchi, y no es demagogia barata. Yo no voy a estar toda la vida aquí. Primero porque es imposible y segundo porque hay gente que se cansa. Hemos construido un grupo de trabajo magnífico. Yo no sé qué va a pasar. Los que me conocen saben que ni yo mismo tengo la mente clara. Lo que sí tengo claro es cómo vamos a intentar sortear este sábado el 4-3-3 del Alavés, que vengo de ver fútbol... Yo soy de miras demasiado cortas, quizá por mi origen humilde. No voy a ser muy longevo; ni aquí ni en otro sitio. ¿Qué me queda por hacer? Hay que conseguir que cosas como el sorteo de la Champions sean costumbre. El Sevilla no puede ser una sola persona», explicó en Sevilla FC TV.
«No tuve un mal día (cuando comunicó su deseo de marcharse). Lo hice convencido. He intentado hacer terapia en los diez días que he estado de descanso, pero va contra mi forma de ser. No viajé a Eibar y Bilbao para alejarme un poco. Lo paso peor. Mi estado es parecido al de hace cuatro meses, pero tengo un motor que salta cuando se va la luz, que es mi sevillismo. Había gente que decía que lo haría mal... Hoy puedo estar igual de agotado, pero mi sevillismo me hace que más allá de lo que esté pensando mi cabeza mi sevillismo salte», apuntó.
Sus palabras llegaron después de un análisis de este Sevilla 2016/17. «El segundo tiempo del otro día te gusta y te alienta. Si somos capaces de hacer eso, es porque hay argumentos individuales y colectivos. Vamos avanzando. Como cualquier escalada, ésta no es lineal. Hay parones, retrocesos... pero el equipo va creyendo, asimilando cada día mejor lo que quiere el míster. Pero una cosa es ésa y otra, ejecutarla, y en eso no estamos al porcentaje deseado. Cuando decidimos que Jorge fuese el entrenador dije que el cambio sería brusco, pero también necesario. Sabíamos que habría un tiempo de dudas, de adaptación, y se está produciendo».
«Históricamente, nuestros comienzos no son buenos, fruto del modelo. Este verano, el doble salto que hacemos siempre ha sido doble con pirueta... Sampaoli tiene una filosofía distinta a la de Emery. Si metemos todo en un cocktail...», dijo el director deportivo, considerando que «dudas hay en todos los proyectos; incluso en los consolidados». «Yo no tengo en cuanto a la valía de la plantilla. Estoy contento. Es el año en que más a prueba nos han puesto. Toda plantilla es mejorable, pero hay argumentos para pelear por los objetivos. El rendimiento colectivo está por debajo de lo que queremos, pero también hay individuales por debajo», añadía.