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Iborra señala el escudo de su camiseta tras marcar el segundo gol del Sevilla en el último derbi. / Manuel Gómez
Vicente Iborra se ha ganado por méritos propios un lugar en el corazón de los sevillistas. Llegó al club sin hacer ruido pero no tardó en ganarse a la afición a base de trabajo e implicación, hasta el punto de erigirse en uno de sus grandes referentes y ser despedido por todo lo alto cuando decidió hacer las maletas. El valenciano, actualmente en el Leicester, sigue teniendo el reconocimiento de todos los sevillistas y su nombre vuelve a escena estos días cuando se habla del derbi. Suyo fue el gol que dio la victoria a los nervionenses en el último duelo de la máxima rivalidad, donde él solito inclinó la balanza haciendo valer su peso específico dentro y fuera del campo.
—¿Qué recuerda de aquel partido en el que tuvo tanto protagonismo?
—Son momentos que nunca voy a olvidar. En el primer tiempo me tocó ver el encuentro en el banquillo, íbamos perdiendo y lo que quería era estar en el campo, ayudar a cambiar las cosas y ganar por lo que suponía para la afición y para nosotros. Y salió bien. Hice incluso un gol y ganamos.
—Marcar el 1-2 cuando faltaban apenas quince minutos para el final sería...
—¡Imagina! Remontar, dar la vuelta al marcador en el campo del eterno rival es lo máximo que se puede vivir en un derbi. Gracias a ese gol pudimos dar una gran alegría a nuestra afición en un partido que siempre tiene mucha importancia.
—Salió al campo tras el descanso, aunque durante el mismo, en la charla que hubo, se comprobó su peso como capitán apelando al orgullo y a la obligación de estar a la altura de la afición...
—Bueno, eso es algo que se queda dentro del vestuario. No hicimos una buena primera parte. Lo sabíamos y sabíamos también que había que cambiar, con juego o con lo otro. Intentamos hacer bien las cosas y afortunadamente lo conseguimos.
—Tras el derbi comentó algo así como ‘Nos ponía la idea de ser 11 contra 45.000’, en alusión a la ausencia de aficionados sevillistas en las gradas (debido a las obras en la grada de Gol Sur).
—Jugar contra un rival como el Betis, en un estadio lleno, con la gente volcada... Como futbolista, cuando vives una situación así, o te cagas encima o sacas el orgullo y vas a por todas. Y esto último fue lo que hicimos...
—¿Qué sensación tiene ante este primer derbi de la temporada 2017/18?
—La sensación es que si un derbi es un partido en el que puede pasar de todo, esta vez incluso más. Creo que este derbi deportivamente puede estar igualado, pero el Sánchez-Pizjuán, con nuestra gente, puede decantar la balanza. Estoy seguro de que nuestra afición volverá a ser un jugador más. Si es así, que lo será, tendremos mucho ganado. Si el equipo va al compás de la afición, tendrá mucho hecho. Si el Sevilla es ya un equipo que se crece cuando juega ante su afición, en un derbi incluso más. Lo importante es jugar con la cabeza fría y que el corazón esté con la afición.
—Aunque ya se vieron cosas nuevas en Cádiz, ¿cree que la llegada de un nuevo técnico puede tener una incidencia directa en este partido?
—Yo creo que la gente que lleva vividos más derbis juega un papel importante. Esos jugadores son los que deben inyectar ese veneno, como se suele decir, a los demás compañeros para transmitirles lo que significan estos partidos para la afición.
—Por último: ¿verá el derbi?
—Tenemos partido ese día y no sé si iré convocado, pero lo veré de una forma u otra como un sevillista más, animando desde la distancia.