La obra de arte de ‘Aeroplanino’

El Sevilla solicitó ayer la venia para adentrarse en la carrera oficial de la Champions League. La afición ya tiene otra fecha que guardar en su santoral tras el triunfo en Old Trafford. Montella ha ejecutado su plan a la perfección, ya tiene lo que quería.

13 mar 2018 / 23:27 h - Actualizado: 14 mar 2018 / 12:41 h.
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En acontecimientos trascendentales la gente que los sufre o los disfruta suele recordar qué hacía y dónde estaba en el momento que se producían. Hay una generación de españoles que siempre se acordará de todo lo que hizo el día que se murió Franco, otra tiene fijo en su mente quién le acompañaba cuando en la radio informaron de la muerte de Fernando Martín. La historia reciente del Sevilla ha dado para muchos de esos días: ¿Dónde estabas el día que Palop marcó en Donest? ¿Qué hacías cuando se ganaron las tres Europa League? Desde ayer ya hay una nueva onomástica púrpura en el sevillismo en el que habrá que preguntar: ¿Con quién estabas cuando Ben Yedder marcó los goles al Manchester United? El 13 de marzo de 2018 ya forma parte del santoral del conjunto hispalense tras su enorme triunfo en Old Trafford, qué mejor escenario para pedir la venia para entrar en la carrera oficial de la Champions League.

El doblete del delantero francés devuelve al Sevilla a los cuartos de final de la máxima competición europea después de 60 años. A vueltas con los hitos históricos, puede que ayer el franco-tunecino se convirtiera en uno de los suplentes más trascendentales en el periplo del club de Nervión y que el cambio que ordenó el entrenador en el minuto 72 cuando ordenó la salida de Muriel y su salida al campo sea el recambio más relevante del equipo desde su fundación.

Fue la noche de Ben Yedder, pero también la de Sergio Rico. Nada de lo que ayer se hubiese celebrado si el guardameta no hubiese evitado con sus manoplas un par de goles cantados del United. Y Lenglet, que si ayer hubiese cotizado en el IBEX 35 habría visto como sus acciones se disparaban de valor después de su pantagruélica demostración defensiva. Sostuvo a una fuerza de la naturaleza como es Lukaku, una especie de Lebron James que juega al fútbol y estuvo certero en cualquier cruce o cobertura que ejecutó sobre el césped de Old Trafford.

Europa mira a Pomigliano d’Arco, una pequeña localidad italiana situada a unos doce kilómetros de Nápoles. En esa población del Aljarafe napolitano creció Giggino y nació Aeroplanino. El primero ha dado un vuelco al mapa político italiano después de su triunfo en las recientes elecciones generales al frente de su Movimiento Cinco Estrellas. El segundo ha conseguido clasificar al Sevilla para los cuartos de final de la Champions, algo que ni Manolo Jiménez ni Unai Emery lograron en las tres tentativas anteriores.

Montella ha llegado al Sevilla para conseguir éxitos por el camino más corto. Rebañó la final de la Copa del Rey eliminando al Leganés y se centró en la eliminatoria con el Manchester United, después de los tropiezos con el Atlético de Madrid y Valencia. Reclutó a doce o trece lictores para su causa, y a ellos encomendó la tarea de hacer historia en el Sevilla. Entre esa docena de funcionarios de confianza no estaba Ben Yedder, pero su currículum goleador en esta edición de la Champions y la errática actuación de Muriel le llevó a ordenar ese bendito cambio en ese bendito minuto 72.

Aeroplanino ya se ha ganado carrera en los banquillos para unos cuantos años más después de lograr dos hitos en apenas tres meses al frente del Sevilla. ¿Quién se acuerda ya de los cinco goles que se encajaron ante el Betis, el Atlético de Madrid o el Eibar? La wikipedia de Montella ya necesita un renglón más para certificar que fue el primer entrenador que metió al Sevilla en cuartos de Champions después de eliminar al Manchester United de Mourinho.

En los primeros meses del italiano al frente del Milan, a Arrigo Sachi le preguntaron que qué le parecía como entrenador. El escultor de aquel equipo de Gullit, Van Basten y Rijkaard dijo que Montella estaba ejecutando una obra de arte. Ayer a la del Sevilla le dieron unas cuantas pinceladas