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Vitolo y Savic durante el Sevilla-Atlético de la pasada temporada. / Manuel Gómez
Si en estas páginas relatábamos ayer las dos formas usuales de los futbolistas para salir del Sevilla –por las buenas o por las malas, básicamente–, personificadas en Vicente Iborra y Vitolo, las últimas horas han demostrado que el valenciano va a salir del Sevilla por la puerta grande y el canario probablemente por la de atrás. El traspaso de Iborra al Leicester es oficial. El conjunto inglés pagará 14 millones de fijo y uno según el cumplimiento de ciertas variables. Una venta extraordinaria en los económico –también para el jugador, primero en decidirse por dar el paso mientras el club se ponía a su disposición– pero dudosa en lo deportivo, debido al peso del capitán dentro de la plantilla sevillista. Bajas de este tipo no se cubren de cualquier forma fuera del césped. La salida de Vitolo no es oficial, pero casi. «Si todo sale bien el martes pagará la cláusula y el miércoles o jueves se presentará. Pero todo pasa porque el Atlético de Madrid pague su cláusula...», admitía este martes el presidente de Las Palmas, Miguel Ángel Ramírez.
El caso es harto complejo. La hoja de ruta trazada por el Atlético, con la complicidad interesada de Las Palmas, es la siguiente: Vitolo deposita su cláusula de rescisión –entre 36 y 40 millones– en la Liga de Fútbol Profesional con un dinero que le prestaría el Atlético; ya libre, firmaría seis meses por Las Palmas; a la conclusión de ese contrato, el jugador ficharía por el Atlético, ya sin sanción de la FIFA para inscribir a cualquier jugador (enero de 2018). En el Sevilla están muy decepcionados con el comportamiento de Vitolo, hasta el punto de que en pocos días se podrá contrastar la cariñosa despedida a Iborra y la frialdad que le espera al canario a pesar de haber sido una pieza fundamental en los éxitos recientes del club nervionense.
Las aristas no son pocas, puesto que a pesar de que el Atlético va deslizando que todo es legal («lo han consultado con los distintos organismos», explicaba Ramírez), la FIFA siempre está muy al tanto de las formas de burla a sus sanciones, como es el caso. El límite salarial de Las Palmas no sería problema incorporando a Vitolo, ya que lo que pudiera perder por esos seis meses en su exequipo con un sueldo bajo lo recuperaría más tarde en el Atlético. Quedaría por esclarecer qué ocurriría con el porcentaje de una futura venta que se reservó Las Palmas cuando traspasó en 2013 a Vitolo al Sevilla. Este tipo de claúsulas ya no son válidas por la modificación de la legislación, que sí respeta los contratos firmados antes de 2015. Lo que ocurre es que este movimiento no sería un traspaso, sino la rescisión unilateral del contrato por parte del jugador. En un caso calcado el Sevilla ya ganó en los tribunales cuando el Lens reclamó más de un millón de euros por la salida de Seydou Keyta al Barcelona en 2008. Los de Nervión no tuvieron que pagar nada pues el maliense abonó su cláusula y no hubo traspaso del Sevilla al Barcelona, según determinó el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAD). Las Palmas cree que le corresponde y el Sevilla calla por ahora.
Así las cosas, las arcas del Sevilla están abiertas de par en par para acoger una cantidad ingente de dinero. De récord según las cifras que se manejan: a los 14 millones ingresados por Iborra –que pueden ser 15– hay que sumar otros 15 que el Schalke 04 va a pagar por Konoplyanka, a quien fichó el pasado año con una compra diferida a este, los 36 como mínimo de Vitolo y todo lo que sea capaz de sacarle a N’Zonzi –con cláusula de 40– y Rami, cada vez más decidido a enrolarse en el Olympique de Marsella. El diario L’Equipe informaba ayer que el traspaso está en vías de cerrarse por seis millones de euros. En total el Sevilla podría embolsarse, sólo por traspasos, más de 100 millones de euros. Al Sevilla le urge que Óscar Arias cierre cuanto antes los fichajes más caros para que las negociaciones no se disparen a cotas también de récord.