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Los jugadores del Sevilla, en el entrenamiento del martes. / El Correo TV -
Posibles alineaciones de ambos equipos.
La Copa del Rey es ese torneo en el que todo es posible. Un último reducto donde el fútbol pre-moderno asoma a veces la cabeza y permite que la pasión se sobreponga a la lógica de presupuestos y sueldos millonarios. Una competición que aporta duelos como el de esta tarde en Formentera, donde el equipo local le echará un pulso romántico a todo un Sevilla que, además de ser uno de los cocos del fútbol español –uno de los premios gordos en estos sorteos coperos–, es el actual subcampeón.
Los de Sampaoli se estrenarán en la Copa en una isla apagada tras la locura veraniega pero que ha encendido las luces para una fiesta invernal por todo lo alto. En un césped artificial, con gradas supletorias para alcanzar los 2.500 espectadores, con camisetas conmemorativas y con el orgullo de ser el único equipo de la Tercera superviviente, así recibirá el Formentera a un Sevilla de Champions.
Al ser una eliminatoria a doble partido, las posibilidades de sorpresa se reducen casi a la nada, aunque la necesidad de aligerar de fragor el calendario sevillista obliga a los de Sampaoli a tomarse muy en serio esta ida. Eso y que el técnico necesita urgentemente subir al barco a jugadores poco habituales que no están mostrando el nivel esperado. En este abanico destacan hombres como Sirigu y sobre todo Correa y Ganso. Como era de esperar, muchos jugadores del filial integran la expedición y tendrán minutos: Carmona, Diego González, Cristian, Matos y Borja Lasso.
Con 400.000 euros de presupuesto y a una distancia sideral del Sevilla, el equipo de Tito García Sanjuán promete guerra saliendo a por todas, a morir con orgullo y siendo fiel al estilo que les ha llevado hasta aquí tras eliminar a Atlético Saguntino, Lorca y Tudelano. Y como punta de lanza, un jugador con el escudo del Sevilla tatuado en la piel: Juan Antonio Sánchez, coriano y máximo artillero del Formentera. Aunque el Sevilla es un equipo muy copero, alterna cada ciertos años un batacazo, el último ante el Racing de Santander (2ªB) en 2014. La máxima concentración es clave para llegar a la final, que de nuevo es el objetivo de un Sevilla que lo quiere todo.