El Sigma Olomouc, un equipo que venía de cosechar resultados más que discretos, demostró una vez más que en el deporte la motivación mueve montañas y es capaz de derribar muros, sobre todo si, como sucedió este jueves, el rival no está a la altura de las circunstancias.
Pablo Machín recordó a gritos con su alineación que el proyecto sigue sin estar cerrado en lo que a configuración del plantel se refiere. Mientras en el centro del campo debutaba Gonalons dejando buenas sensaciones y atisbos de un prometedor tándem con Banega, la defensa elegida se convirtió en un hándicap. Con Nico Pareja y Carriço fuera de la lista además de Kjaer y Mercado, Amadou, Berrocal y Gnagnon ejercieron de centrales. Entre que no hubo entendimiento con los jugadores de banda, que el delantero elegido fue Muriel y éste no dio una y que el Sigma rindió a un buen nivel tirando de orgullo, arrojo y fútbol, los nervionenses estuvieron contra las cuerdas hasta que llegaron los cambios, en la recta final del choque.
André Silva entró por Nolito y en un suspiro dio dos pases de calidad, desaprovechado el primero por Muriel y aprovechado el segundo por Sarabia –¿quién si no?– para decantar la balanza cuando el panorama se había oscurecido mucho.
La calidad del portugués y la del madrileño tuvieron como catapulta la de Jesús Navas. El palaciego saltó al césped en el minuto 71 para tapar el profundo hueco que existía en la banda derecha hasta entonces y, además, convertirla en una auténtica fuente de peligro tal que el Sigma se tambaleó el 0-1.
Providencial la presencia de Jesús Navas en un encuentro en el que no tuvo minutos Ben Yedder. El otrora máximo realizador del Sevilla no entra en los planes de Machín. Lo vio todo desde el banquillo mientras cuenta las horas para marcharse de un club al que, en silencio y sin aspavientos, ha dado mucho más que otros futbolistas que han tenido un mayor protagonismo en cuanto a participación, caso de Muriel. La llegada de un nuevo delantero se antoja inminente a siete días para el cierre del mercado.