Mayo, el mes de las finales

El mes de El Rocío y de las las flores es el mes de las finales para el Sevilla. Sí, en plural. Esta época está marcada en carmesí para la afición de Nervión

23 may 2016 / 09:35 h - Actualizado: 23 may 2016 / 09:36 h.
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  • Zenaida, una sevillista muy fiel y con 50 años de carnet, posa junto a una nutrida representación de su familia en la pradera de San Isidro. / Fotos: Antonio Viola
    Zenaida, una sevillista muy fiel y con 50 años de carnet, posa junto a una nutrida representación de su familia en la pradera de San Isidro. / Fotos: Antonio Viola
  • Algunos de los componentes del grupo Bombera de Nervión, exultantes.
    Algunos de los componentes del grupo Bombera de Nervión, exultantes.

El mes de mayo se ha convertido en el mes de las finales para el sevillismo. Sí, en plural. Y ya no sólo por las dos que ha disputado en los últimos días, sino también por lo continuado de estas en un calendario que, año tras año y desde hace una década, está marcado en carmesí durante esta época.

No es fácil, por mucho que lo parezca, encadenar 16 finales en tan corto período de tiempo. Estas se repiten año tras año como ocurriera con las de Turín, Varsovia o Basilea y a las que se le añaden las de Tiflis y Madrid. Un hito para una entidad que sigue viviendo en las nubes pero que, además, permite a su afición perpetuarse en el éxtasis que provoca esta maravillosa vorágine. La afición del Sevilla sigue paseándose y paseando el escudo de su equipo del alma por Europa, recorriendo kilómetros –más de 2.500 teniendo en cuenta la distancia que separa Sevilla de Basilea y Madrid– y superando obstáculos. Porque los hubo y muchos. Pocos recuerdan ya a los sevillistas que se quedaron tirados en el aeropuerto de Basilea o a los miles de ellos que ayer recorrieron la autovía de la Ruta de la Plata o transitaron por el conocido Parque Natural de Despeñaperros con un objetivo, acompañar a su equipo. Y eso que muchos de ellos sólo pudieron conformarse con pasar una tarde en la pradera de San Isidro, lugar elegido este año para concentrar al sevillismo presente en la capital de España, ya que muchos viajaron sin entrada.

Zenaida es una de las sevillistas que viajó junto a su familia. Con más de 50 años de carnet y acompañada de sus sobrinos sabe que el mes de mayo es mes de El Rocío, donde acude cada año, y de finales. Reconoce que «como la primera, la de Eindhoven, no ha habido ninguna» pero se perdió la de Basilea y la de ayer «era imposible verla desde casa». La mañana del domingo fue dura. Desde muy temprano se echó a la carretera y a pesar de que «son muchas horas de coche» ni se lo pensó. Sentada en uno de los merenderos del parque situado a escasos metros del Calderón se había encargado de llevar comida suficiente como para dar de comer a cuantos quisieron acompañarla. No faltó nada, ni siquiera un papelón de chicharrones de la calle Feria, donde vive desde siempre.

José Carlos y sus amigos del grupo de Facebook conocido como Bombonera de Nervión tampoco quisieron faltar. La réplica de la Copa que portaron durante la jornada fue pasando de manos, ya que todos querían su foto con ella. No es para menos. El sevillismo ya soñaba con tocarla desde antes de la gran final.