-
Monchi posa la semana pasada para la cámara de El Correo. / Manuel Gómez
Prácticamente existe unanimidad en torno al Sevilla en señalar a su director deportivo, Monchi, como principal artífice de esta nueva etapa de grandeza del Sevilla. El de San Fernando armó, bajo el mandato de José María del Nido, un Sevilla campeón que supo conducir debidamente Juande Ramos; y ahora, bajo la tutela de José Castro, ha vuelto a saber construir un proyecto igual de ganador en torno a Unai Emery. Mientras el presidente insiste en que los aficionados deben estar preparados para cuando toda esta vorágine acabe, Monchi se resiste a ver el final a esta nueva época dorada: «¿Por qué se tiene que acabar todo esto? Hay que seguir trabajando igual, con ilusión y ambición».
Las palabras del director deportivo reflejan el hambre del club nervionense, que no se cansa de ganar. Las perspectivas para la temporada que viene son más halagüeñas, en cuanto a la planificación, que en años anteriores. La razón, al margen del atractivo que supone jugar de nuevo la Champions League para muchos futbolistas, radica en el incremento considerable en el capítulo de ingresos económicos, basado en la participación en la Liga de Campeones –12 millones garantizados– y en el nuevo reparto televisivo, que beneficiará al Sevilla hasta llevar su cuota a los 80 millones –hace dos años cobró 35 y esta temporada algo más de 50.
El gran objetivo de esa planificación que ya diseña Monchi, con el debido paréntesis de esta semana mágica, es el reemplazo de Banega, a quien da por perdido aunque no lo reconozca. Y además, reestructurar la delantera, donde sólo Gameiro tiene plaza segura... si nadie llega con una oferta millonaria que haga cambiar los planes. En este sentido, Robert Fernández, director deportivo del Barça, reconoció ayer que «sigo a Gameiro desde que estaba en el Lorient, entonces no lo fiché y pudo ser un error».