Sevilla FC

Muere Roberto Alés, expresidente del Sevilla FC

Ha fallecido este viernes a los 83 años. Su figura significó un cambio de ciclo clave en el club que sentó las bases de los éxitos deportivos y económicos posteriores. La capilla ardiente se situará en el antepalco del Sánchez-Pizjuán

22 feb 2019 / 10:47 h - Actualizado: 22 feb 2019 / 10:47 h.
"Sevilla FC"
  • El presidente del Sevilla y su entrenador, José Castro y Victor Machín, visitan la capilla ardiente de Roberto Alés. / Sevilla Fútbol Club
    El presidente del Sevilla y su entrenador, José Castro y Victor Machín, visitan la capilla ardiente de Roberto Alés. / Sevilla Fútbol Club

El expresidente del Sevilla FC, Roberto Alés, ha fallecido este viernes a los 83 años. Su figura significó un cambio de ciclo clave en el club que sentó las bases de los éxitos deportivos y económicos posteriores.

Estuvo en la presidencia entre 2000 y 2002 y a pesar de sus problemas de salud, se puso al frente del club y avaló un préstamo de 25 millones de pesetas. En los momentos difíciles en el que el equipo bajó a Segunda división y tras la negativa de otros para hacerse con la dirección deportiva, se la juega con Monchi, delegado del equipo que había pedido incorporarse a la secretaría técnica. Paralelamente se tantean entrenadores y se baraja la opción de Rafa Benítez. Pero entonces surge el nombre de Joaquín Caparrós, tras una intermediación entre su representante, Juan Maraver, y el por aquel entonces vicepresidente José Castro. Todo se resuelve en una comida en Utrera. Alés quiere un equipo a coste cero, humilde, pero con ilusión. Caparrós tiene ese concepto claro y será el nuevo técnico.

Alés tiene claro que necesita gente implicada para sacar el barco adelante. Llegan Ribera, Castedo, Casquero, César, Loren, Notario, Tevenet, Míchel o Pablo Alfaro, futbolistas que llegan sin coste alguno y, sobre todo, con ganas. Humildes, pero muchos de ellos sobresalientes fichajes, se encuentran con el grupo de uruguayos y con ilusionados canteranos, pero, sobre todo, con Joaquín Caparrós, que crea el aura necesaria para echarle consistencia. Alés sabe que se la juega, porque la economía no da para más. Baja al vestuario y da su palabra de honor a los futbolistas que ocurra lo que ocurra van a cobrar.

El Sevilla, contra todo pronóstico, sube a Primera como campeón de Segunda, tres jornadas antes de que finalice el campeonato. Se presenta, entonces, el segundo gran reto para Alés. El ascenso no significa nada si el equipo baja a la temporada siguiente como ocurrió en el 2000. Hay que darle consistencia al equipo y fichó a Moisés, 125 millones de las antiguas pesetas.

Moisés marca 13 goles y se convierte en referente ofensivo junto a Olivera y Reyes. Es ahí, con el Sevilla octavo y rozando la clasificación para la Copa de la UEFA, con el club en vías de saneamiento gracias a su consolidación en Primera y al oxígeno que suponen los incipientes ingresos televisivos. Ahí es cuando Roberto Alés decide dar un paso al lado. Justo en el momento que su obra empieza a brillar, y da paso a su sucesor,

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