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Nasri celebra uno de sus goles con el Sevilla. / Efe
Samir Nasri es el cerebro del Sevilla de Jorge Sampaoli. Titular indiscutible, el talentoso futbolista francés se ha convertido en una de las sensaciones de la temporada por su rendimiento y aportación al equipo. En el Sevilla, Nasri vuelve a brillar y quiere llegar lejos. Su sueño, según ha declarado en Antena 3, es conquistar la Liga de Campeones.
«El Sevilla ha ganado tres títulos consecutivos de Europa League y ahora queremos alcanzar los cuartos de final de la Liga de Campeones. Es mucho más prestigioso estar entre los ocho mejores de Europa. Me gustaría jugar una final de la Liga de Campeones, ganarla y entrar en el grupo de jugadores que lo han logrado. Tengo 29 años y estoy a tiempo de conseguirlo», explica.
Nasri se siente importante a las órdenes de Sampaoli. Su papel sobre el césped es clave para la suerte del equipo. «Tengo un papel importante en el Sevilla porque soy el enlace entre la defensa y el ataque. El entrenador me da mucha libertad en el campo y me deja hacer lo que quiera para dar un plus al equipo. La temporada pasada el Sevilla tenía a Banega y antes de Banega, a Rakitic. Es un puesto del centro del campo que sirve de transición entre defensa y ataque, en el que puedes crear oportunidades para los delanteros», comenta.
Ese buen hacer suyo y el del Sevilla pueden llevarle lejos, y cumplir así el sueño de todo niño, según reconoce. «Creciendo en Marsella. Esos fueron los mejores años de mi vida. Crecí en una zona difícil, pero en la que había un sentimiento de compañerismo con los amigos. Eso me otorgó el deseo de seguir y de ser el mejor. Mi sueño siempre fue ser jugador de fútbol profesional y ganar la Liga de Campeones, como cualquier niño», recuerda Nasri, quien debutó en la élite con 17 años, en el Olympique de Marsella.
Su llegada a la Premier, defendiendo el escudo del Arsenal primero y más tarde el del Manchester City, ha marcado su carrera. «Como jugador he tenido que tomar varios caminos. En el City jugaba al lado de grandes jugadores con muchos egos y tuve que acostumbrarme a ello. Tuve que trabajar para el equipo, pero también me ayudó a crecer y progresar. Tengo buenos recuerdos de allí, tras dos buenas temporadas y otras no tan buenas que me hicieron más fuerte mentalmente», afirma.