La sacudida vivida con la marcha de Emery y el amago de Monchi el pasado verano puede tener continuidad si las cosas no salen como desea el sevillismo. El director deportivo ha seguido contemplando la idea de poner fin a su etapa en Nervión y Sampaoli aparece como uno de los candidatos al banquillo del Barcelona tras el adiós de Luis Enrique. ¿Cuál es la intención del argentino? Más que las que pronunció tras el partido con el Athletic, sus palabras en la previa fueron significativas: «El reflejo de la posibilidad de que yo aporte tiene que ver con los objetivos deportivos y con la estructura del club para que eso suceda. Hoy por hoy no creo que la orientación del club sea definitoria en aspectos generales y estructurales».

De ellas se pueden deducir dos cosas: la primera, que difícilmente se quedará si los retos son menos ambiciosos que los actuales (estar entre los ocho mejores equipos del continente y luchar por el mismísimo título de Liga, casi nada); y segunda, que la otra condición para seguir es confiar en lo que él denomina «la estructura del club». Y es aquí donde emerge la figura de Monchi, pieza clave en los éxitos año tras año y, sin duda, pieza absolutamente fundamental para Sampaoli a la hora de creer en un proyecto.

La tentación de dirigir al Barcelona –y en consecuencia a Messi– debe ser enorme para Sampaoli, aunque éste se muestra agradecido al Sevilla y su afición, y asegura no tener «ni idea» de la entidad azulgrana.

En cualquier caso, José Castro y su consejo no pueden perder un solo segundo: si quieren a Sampaoli, han de apostar fuerte y de verdad. Un técnico que está haciendo lo que está haciendo (pelear por el título de Liga junto a los dos clubes más poderosos del fútbol español y brillar también en la Champions) en su primera campaña merece cualquier esfuerzo. Si es una cuestión económica, debe haber dinero suficiente; si ir más lejos, y por si se diese, baste un ejemplo: en caso de pasar a cuartos de final, el club ingresaría 6,5 millones de euros de la UEFA.

Sampaoli merece un aumento de sueldo, sin duda, pero la afición del Sevilla merece también que sus dirigentes se desvivan por retener a este auténtico diamante dándole lo que pide en cuanto a objetivos y estructuras. La decisión podría derivar en un punto de inflexión histórico, aunque el argentino ha avisado: «Hoy por hoy no creo que la orientación del club sea definitoria en aspectos generales y estructurales». Si aún hay tiempo, no lo pierdan.