No se vayan, aún hay más

La Liga, con un triste final, es ya historia. Abran paso a una semana extraordinaria

14 may 2016 / 22:14 h - Actualizado: 14 may 2016 / 22:33 h.
"Sevilla FC","Unai Emery"
  • Curro felicita a Juan Muñoz tras marcar éste en San Mamés. / Efe
    Curro felicita a Juan Muñoz tras marcar éste en San Mamés. / Efe

Hace dos años casi justos, el Sevilla se plantaba en San Mamés con notorias rotaciones, pues tres días después tenía que jugar la vuelta de la semifinal de la Europa League ante un Valencia que había hincado la rodilla en Nervión. En Mestalla el Sevilla perpetró uno de sus peores partidos en la era Unai Emery, pese al apoteósico final que enterró para siempre 94 minutos penosos. Este sábado el Sevilla compareció en San Mamés no ya con rotaciones, sino con casi un equipo de serie B, pues en cuatro días afrontará la final de la Europa League ante el Liverpool.

El Sevilla de este sábado, curiosamente, cayó por el mismo marcador que hace dos años: 3-1. La reflexión viene a cuento del temor de muchos a esta dinámica perdedora en la que se ha instalado el Sevilla en el último tramo de la Liga, en el que sólo ha ganado cuatro puntos en nueve partidos (27). La respuesta a ese lógico miedo está en la eliminatoria frente al Shakhtar Donetsk, en la que los de Emery compitieron de verdad y salieron victoriosos de forma clara, y en el derbi, otro partido con mucho en juego y del que también salió con una amplia sonrisa en el rostro.

Más allá de los evidentes atenuantes para este penoso final en la Liga –las dos finales que debe jugar y los más de 60 partidos en esta dura temporada–, el Sevilla se marcha del campeonato con el triste registro de no haber ganado una sola vez lejos del Sánchez-Pizjuán. Es más, ha sido el único en no hacerlo de toda la Liga. Más aún, es el único de las grandes ligas de Europa que no lo ha hecho. Tremendo.

Y es que a este Sevilla hay que asimilarlo así, capaz de acabar la Liga con 24 –sí, ¡24!– puntos menos que la campaña anterior y de jugar dos finales en cuatro días, cuando hasta hace diez años no había disputado ninguna en 58. También es capaz el Sevilla de Emery de ganar una Europa League totalmente in extremis –penaltis ante el Betis y el Benfica en la final de Turín, y gol en el 94’ al Valencia– y al año siguiente ganarla de nuevo dando encima de la mesa un golpetazo de consideración –apartó del trofeo con rabia a Zenit, Fiorentina, Borussia de Monchengladbach y Villarreal–. Dos formas bien distintas, dos Sevilla muy diferentes.

Como nota positiva, las últimas jornadas de la Liga han servido de particular máster de élite para varios de los canteranos que mejor apuntan desde el Sevilla Atlético. Dos han destacado por encima del resto, Diego González y Curro Sánchez, aunque Cotán, Carmona, Carlos Fernández y Juan Muñoz, que se estrenó en la Primera División nada menos que en San Mamés, atestiguan que las nuevas generaciones siguen pujando fuerte por la carretera de Utrera. Un lugar del que han salido hace muy poco, no lo olviden, Sergio Rico y David Soria, los guardianes entre los palos, de la portería del Sevilla. Casi nada. Uno, el primero, jugó casi sin experiencia la pasada final de la Europa League ante el Dnipro. Y la ganó. Otro, el segundo, va a jugar salvo sorpresa en Basilea ante el Liverpool, también casi sin bagaje. Así es el Sevilla, fuera de lo normal.