El Sevilla no gana para disgustos en las supercopas. Si tiró de forma lastimosa la de Europa en 2016 en Trondheim ante el Madrid y vio cómo Pedro le quitaba in extremis la de 2015 en Tiflis (amén de la de España en 2010 tras ganar la ida 3-1 y rotar en la vuelta por la Champions), esta vez un buen partido en líneas generales fue destrozado en diez minutos fatídicos con una desaplicación de Franco Vázquez y Escudero y un penalti lastimosamente errado por Ben Yedder en el 91’. Crueldad. El castigo del fútbol en forma de zapatazo de Dembele en el 78’ y esa pena máxima, nunca mejor dicho, que no lanzó Banega y sí Ben Yedder.

Esas dos acciones dejaron sin premio a un Sevilla que hizo muchas cosas bien para llegar con igualada a la recta final pero al que le faltó atrevimiento para ir a por un Barça cansado y que dejaba huecos en la retaguardia a poco que solventara el cuadro hispalense la presión arriba azulgrana. Y claro, lo pagó. Con la misma ingenuidad que Trondheim, cuando un córner a favor en el añadido derivó en el empate de Sergio Ramos. Con la misma apatía desde los once metros que en Leicester, cuando Nzonzi dio un pase al portero. Y con otra lección en el 1-1: hay que ir a los posibles rechaces en los lanzamientos directos del rival. Como sí hizo Piqué y no la defensa nervionense tras la falta de Messi al poste.

Fue aquel el empate a uno tras el 1-0 inicial de Sarabia. Había sorprendido Pablo Machín con un plan ultradefensivo desde el inicio (1-5-4-1) que dejaba como hombre más adelantado a Muriel, de ahí que Ben Yedder se quedara en el banquillo. El colombiano fue el mejor de los 22 hombres en la primera parte y de sus botas nació el 1-0. Un despeje defectuoso de Jordi Alba lo recogió el colombiano, quien hizo tres amagos consecutivos a Piqué para asistir a Sarabia, que le pegó cruzada. Gol legal claro que el linier invalidó hasta que el VAR, por primera vez en la historia del fútbol español, hizo justicia.

El tanto reforzó las ideas de un Sevilla amurallado y al que sólo le faltaba velocidad arriba para crear más peligro. La aportaba Muriel, pero no Franco Vázquez o Sarabia, los interiores. Tampoco los carrileros, que eran simple laterales defensivos. El equipo de Valverde tocaba y tocaba, con Messi muy apagado y con Arthur muy vigilado. Dembele fue el más activo, pero el plan defensivo sevillista funcionaba, pues las ocasiones culés fueron dos centros laterales de Messi y Alba y un disparo lejanísimo de Luis Suárez. Sobre la media hora sí avisó en serio: Lenglet, con un cabezazo que se fue alto por poco, y Luis Suárez, que tiró cruzado tras recoger un rechace.

Fue el preludio del empate, llegado de forma lastimosa para el Sevilla. Primero Banega hizo una falta absurda a Arthur en el borde del área. Y ahí estaba Messi, que lanzó al palo ante una barrera que se abrió; el balón golpeó en el poste, rozó a Vaclik y fue remachado por Piqué, mucho más atento que los demás. Quedaban tres minutos para el descanso, pero un jugadón de Muriel ante Semedo casi lo convierte en el 2-1 Sarabia; y un despeje oportuno de Kjaer impidió que el tiro de Messi se convirtiera en el 1-2.

Tras el descanso, Valverde metió a Rakitic en lugar de Rafinha, intrascendente. Machín siguió igual. Y el partido, pues el Barça tenía encerrado al Sevilla tocando y tocando. Pero el cansancio hizo que cada vez más el Sevilla solventara la presión arriba ordenada por Valverde y aprovechara los huecos para lanzar contras, a las que les seguía faltando velocidad. Machín hizo debutar a André Silva y colocó a Aleix Vidal de lanzadera, aunque sin ese punto de osadía para buscar la victoria. Messi era el organizador del Barça y buscaba siempre a Dembelé o Luis Suárez: ante ambos se lució Vaclik, que no pudo hacer nada en el 78’ ante el zambombazo del primero. El Mudo había tenido la más clara del Sevilla (la cruzó demasiado con todo a favor) hasta el derribo de Ter Stegen a Aleix tras un toque defectuoso de Jordi Alba. Era el 90’. Era la oportunidad del Sevilla de provocar una prórroga con un Barça con la lengua fuera. Era el turno de Banega, el lanzador habitual. Pero ya sabemos cómo acabó la Supercopa de Tánger, igual de mal que empezó hace varias semanas.

FICHA TÉCNICA

Sevilla: Vaclik; Jesús Navas, Mercado (Ben Yedder, m. 84), Kjaer, Sergi Gómez, Escudero; Banega, Roque Mesa; Sarabia (Aleix Vidal, m. 71), Franco Vázquez; y Muriel (Andre Silva, m. 60).

Barcelona: Ter Stegen; Semedo, Piqué, Lenglet, Jordi Alba; Arthur (Coutinho, m. 52), Busquets, Rafinha (Rakitic, m. 46); Dembélé (Arturo Vidal, m. 86), Luis Suárez y Messi.

Goles: 1-0, m. 9: Sarabia, con un tiro cruzado a pase de Muriel. 1-1, m. 41: Piqué remacha un rechace en el poste tras un lanzamiento de falta de Messi. 1-2, m. 78: Dembélé, con un derechazo a la escuadra.

Árbitro: Carlos del Cerro Grande (C. Madrileño). Amonestó a Franco Vázquez (m. 24) y Roque Mesa (m. 68), por el Sevilla, y a Ter Stegen (m. 89), por el Barcelona.

Incidencias: partido correspondiente a la Supercopa de España, disputado en el estadio Ibn Battuta de Tánger (Marruecos) ante unos 45.000 espectadores. EFE