El Sevilla volvió a Europa por la puerta grande sin alardes de gran juego pero con una contundencia digna de cara a portería que le vale, de momento, para quitarse el amargo sabor de boca tras los últimos resultados cosechados en la Liga. A los de Machín le bastó el ingenio de los argentinos Éver Banega y Franco Vázquez, este último demostrando que cuando está implicado es un jugador capaz de desequilibrar los partidos. Sacó su magia, y su zurda, en el momento clave, dos minutos después de que el Standard empatara el choque. Su compatriota Banega, por otra parte, se mantuvo digno a su estilo de juego y supo mantener equilibrada la medular sevillista y dio fluidez en la creación del juego nervionense.
La grave lesión de Amadou propició que el de Rosario tuviera que ofrecer un plus en labores defensivas, pues Roque Mesa, sustituto del francocamerunés, estuvo muy impreciso tanto en la destrucción del juego rival como en la distribución de la pelota. Además de Banega y Vázquez, mención especial merece Ben Yedder. El delantero, defenestrado en un primer momento por Pablo Machín, volvió a demostrar que durante el pasado mercado veraniego se le ha faltado el respeto sin merecerlo.
El francotunecino siempre ha estado comprometido con la causa, solo hace falta pasarse por sus redes sociales para comprobarlo. De hecho, ya dio un primer aviso de su valía en el partido del pasado domingo frente al Getafe, cuando entró en el inicio de la segunda parte y a los pocos minutos fue capaz de anotar un gol que finalmente fue anulado debido a un fuera de juego que, a día de hoy, todavía no ha quedado claro si verdaderamente lo era, pero la realidad es que suma mucho más de lo que resta.
Quizás no sea el delantero que por características encaje mejor en el sistema del técnico soriano, pero su lucha y entrega están más que comprobadas. Durante la pasada campaña también tuvo que lidiar con la nula confianza que depositaron en él, primero Berizzo y después Montella, a pesar de que más de una vez tuvo que sacar las castañas del fuego. Ben Yedder es un ratón de área, con olfato y participativo, que tiene el gol entre ceja y ceja, hecho que continúa demostrando y que por actuaciones como la de ayer, Machín debe pararse a pensar si de verdad no contar con él era lo mejor para el equipo, pues el propio André Silva puede verse beneficiado por la aparición del francotunecino.
Por otra parte, el estado de forma que atraviesa la defensa deja mucho que desear y podría catalogarse incluso de alarmante. La falta de seguridad que desprende en los ataques rivales puede ser uno de los serios problemas a los que tenga que enfrentarse el equipo a lo largo de la temporada. Los de Lieja, sin ofrecer mucho en ataque, se encontraron con un regalo de los zagueros sevillistas (como ya pasara frente al Getafe en el segundo gol azulón) propio de jugadores de categorías inferiores. Un gol, el de los belgas, que casualidades del destino o no, fue obra del jugador natural de Mali Moussa Djenepo, agenciado del mito sevillista Frédéric Kanouté, que dejó más de un detalle de calidad en el Ramón Sánchez-Pizjuán.