Trece años después de su marcha y 18 desde que se convirtiera en una de las personas clave que sentó las bases del gran Sevilla, Joaquín Caparrós afronta una nueva misión trascendente en un club asentado en la élite europea, que debe encontrar nuevas fórmulas para atender la exigencia de su status, con un mercado desbocado. Su liderazgo ya ha tenido un efecto benefactor para reconducir la complicada situación del equipo en la recta final de la pasada temporada y ahora está al frente de la planificación de la nueva plantilla, con todo lo que significa.
—Hay quien vuelve a pronosticar que esta vez sí se ha acabado la nueva época dorada del Sevilla. ¿Qué les dice?
—Les preguntaría que en qué se basan. Hace sólo unos meses este club estaba en los cuartos de la Champions y en la final de la Copa del Rey, así que... Si dentro de unos años no se dan esas circunstancias podremos empezar a reflexionar sobre eso, pero hace nada que quedamos cuartos en la Liga también... Se está trabajando para que el Sevilla siga teniendo mucho recorrido. El Sevilla es un club muy grande a nivel mundial, no sólo en España o en Europa. También me estoy dando cuenta ahora que me llaman desde todos los rincones para ofrecer jugadores o para hablar del Sevilla.
—El Sevilla cambió de estilo hace dos años, ¿le gustó ese viraje?
—Fue una apuesta, una toma de decisión y yo esas cosas las aplaudo siempre. Decisiones para querer dar un paso, para mejorar y crecer. Lo fácil es dejarse llevar y esa decisión hay que valorarla.
—Hemos visto todos cómo el sevillismo quiere a Caparrós. Lo comprobamos en los cuatro partidos finales de la pasada temporada y en el acto de Fieles de Nervión. ¿Le hacía falta al Sevilla un líder y ese es usted?
—Bueno... puede ser. Tengo muchísimos defectos, pero por mis características personales soy una persona que transmito mucho mis sentimientos y que llego porque soy muy natural. Cuando tú dices a alguien que lo quieres puedes hacerlo sólo con palabras o también demostrar eso que dices. La gente puede que haya visto en mí, al margen de todos los años que yo ya estuve en el club, que a pesar de estar mucho tiempo fuera del Sevilla he demostrado que lo quiero, he demostrado mis sentimientos, los que me inculcaron sobre el sevillismo y los que se te quedan grabados cuando eres un chaval de 12 años y juegas en el Sánchez-Pizjuán, eso me marcó también.
—Ha sido canterano, entrenador, ahora director de fútbol, ¿será Caparrós alguna vez presidente?
—No, yo tengo que estar en la ciudad deportiva y en el fútbol, ver a los chavales y contribuir a que crezcan. Siempre estaré para lo que el Sevilla necesite, sin mirar los riesgos como ha pasado ahora. Para mí siempre es una gozada que mi club cuente conmigo y en esta ocasión me hayan dado la oportunidad de escuchar el himno siendo el entrenador.
—Iborra quiere regresar y el Sevilla quiere que Iborra, jugador con liderazgo en el vestuario, regrese. ¿Qué nos puede decir?
—El líder de un vestuario es su entrenador. Luego buscará en la plantilla en quién poder delegar, pero el liderazgo lo lleva el técnico. Conozco a Iborra de una pretemporada con el Levante en Isla Canela, sé el nivel que tiene en lo personal y en lo deportivo. Recibió una oferta muy buena para él y el Leicester pagó un traspaso importante, circunstancias que ahora hay que conjugar para ver qué posibilidades hay.
—Con el Barcelona no negocian por Lenglet. ¿Y si ofrecen jugadores que le puedan interesar al Sevilla?
—Tampoco. El Sevilla lo que quiere es renovar a Lenglet, por eso no negocia. La cláusula es la única posibilidad. Si luego después nos interesa un jugador del Barça es una circunstancia que puede o no ocurrir más adelante. La propuesta de renovación a Lenglet es importante porque queremos que se quede.
—Hablemos de fichajes. ¿Qué ocurre con el fichaje de Caleta-Car?
—Es un futbolista de la lista que manejamos. Está en el Mundial y es difícil a estas alturas cerrar cualquier tipo de cosa porque su entorno quiere que no se le moleste en estos momentos. Es uno más de la larga lista que ha seguido la dirección deportiva.
—Vaclík es portero. ¿Puede el Sevilla fichar otro más?
—Eso nos lo dirá el mercado, las salidas que se puedan producir.
—Se han marchado Sandro y Layún, que estaban cedidos.
—Esas decisiones se toman en función a los deseos del técnico. En el caso de Sandro es un pedazo de jugador, profesional e importante en un vestuario, pero Machín quiere otro tipo de delantero. Con Roque Mesa ha pasado lo contrario.
—¿Es imposible que Ganso triunfe en el fútbol español?
—Eso depende de él. Sí le digo que el Sevilla le está buscando una salida, así de claro. Hay circunstancias que se tienen que quedar para dentro del club, así que siguiente pregunta.
—Hablemos de la cantera. ¿Cómo explica que el filial haya estado dos años en la Segunda y no haya promocionado nadie?
—No tengo todos los datos para evaluar eso, depende de la filosofía del club y del entrenador del primer equipo. Yo repetiré siempre que tenemos la mejor cantera del fútbol español, la mejor. En el Athletic todo es distinto, allí se cuida como en ningún otro lado a la cantera. Todos los chavales saben que en un alto porcentaje llegarán a jugar en la Primera. Pero donde mejor materia prima hay es aquí. En Sevilla tenemos talento, oro, y tenemos que aprovecharlo. Hay gente ahí que con 18 años llevan más de 40 partidos en la Segunda, que es una de las mejores ligas de Europa. Hay equipos que quisieron pagar la cláusula por algunos canteranos. Tenemos que darles la oportunidad, que se lo ganen pero que el técnico los pruebe. La fórmula del 22+3 o del 23+2 en la primera plantilla. Eso nos dará la posibilidad de tener a corto y medio plazo a varios de ellos jugando con nosotros en la Primera.
—Le gusta mucho Álex Pozo.
—Es un futbolista de una proyección tremenda. En poco tiene que jugar en el primer equipo. También vale para Lara, Pejiño, Berrocal y demás. Insisto, tenemos tres campeones del mundo criado aquí y muchos internacionales y campeones en las categorías inferiores con España. Todos esos futbolistas son nuestros, del Sevilla, los tenemos ahí.