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Castro y Monchi, en el entrenamiento del Sevilla de este viernes. / SFC
El Sevilla sigue algo grogui. Tocado pero no hundido, aunque con necesidad de levantarse de la lona a la que lo envió el Leicester City en un nuevo y doloroso fiasco en la Champions League. Fue tan sorprendente la forma de caer de la Liga de Campeones, que este irreconocible Sevilla de las últimas semanas ha expulsado de su mente la confianza en sí mismo que había generado en los meses anteriores. Precisamente por eso, y más allá de los evidentes problemas físicos en dos o tres jugadores claves, el equipo nervionense necesita una terapia de choque que inició Jorge Sampaoli en los campos de la ciudad deportiva el jueves y que ha seguido este viernes con la visita del presidente José Castro y el director deportivo Monchi al entrenamiento de la plantilla. «Vamos a levantarnos con el inmenso coraje y amor propio que tiene este plantel», espetaba ayer Castro.
Siguiendo con el vocabulario propio del boxeo, el Sevilla se encuentra en una situación en la que el árbitro ha empezado la cuenta de diez y antes de cuya finalización deber reaccionar y levantarse. El varapalo europeo ha afectado incluso a un Sampaoli vitoreado durante meses y ahora señalado como parte importante de la eliminación de la Champions. «Tenemos que estar al lado de Sampaoli y de la plantilla, ahora es cuando hay que estar con el Sevilla», insistía el presidente. «Estamos pasando el momento, no queda otra que afrontarlo. Es una situación complicada porque teníamos mucha ilusión en la eliminatoria, creíamos que éramos capaces de superarlo. Es difícil digerirlo con la ilusión y la gran responsabilidad que teníamos, y ver a tanta gente desplazada que vuelve a casa sin premio», se lamentaba Vicente Iborra en SFC TV este jueves.
El caso es que tanto Sampaoli, en sus charlas en los últimos dos entrenamientos, como el presidente, en su discurso del jueves, coinciden en fijarse en los 11 últimos partidos para un objetivo claro: seguir el ritmo de puntos actual para garantizar el tercer puesto. Esa meta empieza con un partido clave este domingo. «Conozco el equipo que tenemos, muy comprometido y que no se va a dejar llevar. Va a tirar de orgullo y responsabilidad para darle a la afición un final de temporada acorde a lo que ellos merecen», promete Iborra, capitán de un vestuario que es clemente con Nasri: «Nunca le voy a achacar a un compañero lo que haga dentro del campo porque todos nos equivocamos. Él sabe que se equivocó, no lo va a volver a hacer».
La gran temporada del Sevilla, luchando en la cabeza de la clasificación con Madrid y Barça, es uno de los motivos por los que Sampaoli ha exprimido a varios de sus hombres básicos en el sistema y que ahora tienen la luz de reserva encendida –N’Zonzi, Vitolo y Franco Vázquez–, acusación principal vertida contra el técnico, que quizás tenga que tirar en esta recta final de la Liga de hombres hasta ahora secundarios y a los que la frustración ha estado invadiendo en estas últimas semanas. «Cuando estamos unidos podemos ganar a cualquiera, ahora es el momento de pensar en el presente, de estar más unidos que nunca, tenemos un futuro muy bonito que queremos conquistar», explica Iborra, quien apuesta por «personalidad y carácter» para ganar en el Calderón. Sampaoli charlaba con sus jugadores de esa receta en la ciudad deportiva: cambio de chip y recobrar la ilusión para trasladarla al césped. Terapia de choque.