Llegó a Nervión en 2016 sin hacer ruido, bajo un desembolso pequeño y un año difícil que culminó con un descenso a la Segunda con el Getafe. Hoy es uno de esos jugadores llamados fundamentales en un equipo: rebosante en compromiso, en espíritu de club y trabajador incansable. Y bueno. Es el chico para todo en el Sevilla y a sus 25 años es uno de los jugadores con mayor cotización y proyección. Tanta, que Pablo Sarabia (Madrid, 1992) tiene en vilo al sevillismo por el precio que tiene fijado en su contrato: sólo 18 millones. Una cantidad que a medida que crece su fútbol se hace todavía más exigua.
—Los futbolistas siempre agradecen un fin de semana libre como el que acaba de pasar, pero en el caso de usted estoy seguro de que le hubiera encantado estar en Málaga y ahora en San Petersburgo...
—Por supuesto. Jugar con la Selección y representar a tu país es lo máximo. Una de las motivaciones a la hora de trabajar es poder llegar algún día a la Selección absoluta. Yo he tenido la fortuna de estar con la sub-21 y ahora sé que formo parte de la llamada pre-selección, pero tampoco quiere decir mucho, son jugadores que pueden ir en un momento dado y por eso se avisa a sus clubes. Sé que Lopetegui está contento con mi trabajo y sé cuál es el camino que debo seguir.
—¿Nos hemos vuelto todos un poco locos al llegar a discutir si una franja en cal camiseta es morada o azul y si tiene un sentido político?
—Yo en esas cosas ni me meto, a mí me causaría el mismo orgullo representar a esa camiseta que a cualquier otra e iría a muerte, lo que importa es el escudo, España. Estar en el Mundial sé que es difícil, pero ser seleccionado por España es una de las ilusiones de mi vida y sé que para ello tengo que crecer en el Sevilla. Lucho por estar en una convocatoria y demostrar que soy capaz de aportar.
—En una plantilla como la del Sevilla sois muchos los jugadores con aspiraciones de ir al Mundial. ¿Cómo sientan las debatidas rotaciones extremas de Berizzo?
—Bueno, en ese sentido está claro que la continuidad es un factor determinante porque todos queremos jugar y nos sentimos mejor jugando varios partidos seguidos, tanto en confianza como en forma física. Hay jugadores que necesitamos jugar para encontrar el nivel óptimo. Lo que toca es darle valor a los minutos que cada uno tenga.
—Y en su caso particular, el hecho de cambiar tanto de posición ¿dificulta todo aún más?
—No lo sé, pero mi primer objetivo es jugar para el Sevilla y si para eso tengo que actuar en varias posiciones pues bienvenido sea. Si el Sevilla me necesita en una posición ahí estaré, aunque me guste más una demarcación concreta, el equipo está por encima de uno. Una predisposición buena es lo que te hacer ser útil en varios puestos y creo que lo he demostrado.
—¿Es Sarabia el chico para todo en el Sevilla?
—Es verdad que Sampaoli también me hizo jugar en varias posiciones y eso me lo tomo como que los entrenadores tienen mucha confianza en mí, quiere decir que cada día me hago más completo como futbolista, que el equipo se beneficia de ello y me satisface personalmente.
—Para el Mundial aún queda mucho, lo que quiere decir que el Sevilla tiene bastante tiempo de margen para reaccionar...
—Hay que ser realistas y decir dos cosas al mismo tiempo: las sensaciones no son las mejores y estamos en una buena posición en la Champions y creo que en la Liga también. Claro que nos gustaría estar más arriba, pero tenemos margen de mejora, la plantilla tiene jugadores y calidad para hacerlo.
—Pero los puestos de la Liga de Campeones parecen estar más caros este año.
—Sí, todos lo vemos así. El Valencia ha empezado intratable y nosotros tenemos que centrarnos en mejorar nuestro rendimiento. El año pasado teníamos sólo dos puntos más pero las cosas se veían de otra forma, estábamos en una burbuja que resultó ser real porque quizás jugábamos mejor, más vistosos. Aunque eso quiere decir que si ahora tenemos sólo dos puntos menos es que podemos mejorar bastante.
—Berizzo parece priorizar ahora la solidez defensiva por encima de lo demás.
—Con Sampaoli atacábamos más y con más gente, pero hemos pasado una mala racha fuera de casa y este Sevilla trata de hacer las cosas mejor en defensa. El paso adelante lo hemos dado en este sentido y ahora nos toca darlo en ataque, porque sigue siendo la asignatura pendiente, nos cuesta generar y hay que sobreponerse a ello. Este Sevilla tiene bandas rápidas y técnicas, jugadores que aportan de maneras distintas, dos delanteros de cortes diferentes y muchas variantes en la mediapunta, hay que lograr conectar todo eso.
—¿Les hace falta otro delantero, uno más rematador?
—No. Estamos contentos con Muriel y Ben Yedder. Nosotros somos los que nos tenemos que adaptar a sus puntos fuertes.
—Una pregunta incómoda pero que está en la calle: ¿Tiene Muriel sobrepeso?
—Su constitución es así, Luis es un profesional y hace todo lo posible para estar de la mejor forma. Todos los vemos muy rápido y mientras rinda él sabrá cómo se encuentra mejor, si bajando o manteniendo su peso. Los jugadores somos lo suficientemente profesionales como para saber cómo rendir más.
—¿Quizás los kilos que le pesen sean los que costó?
—Yo lo veo tranquilo y con confianza en poder jugar más de lo que lo está haciendo, está trabajando bien.
—Ha hablado antes de la mala racha por la que ha pasado el equipo fuera de casa. ¿Puede convencer al sevillista de que no hay un Sevilla en Nervión y otro bien diferente de visitante?
—A ver, todos los equipos cambian dentro y fuera, normalmente varían las formas de jugar. Nosotros somos muy fuertes en casa y está claro que tenemos que ser un bloque fuerte fuera de nuestro estadio para tener los puntos suficientes como para meternos arriba. El calendario que hemos tenido fuera ha sido complicado y eso hay también que tenerlo en cuenta.
—¿Es falta de personalidad el motivo de ese cambio?
—No lo creo. Es evidente que tenemos que dar un paso adelante de visitantes porque si no no podremos estar en los puestos de arriba de la clasificación, pero estamos trabajando para darlo.
—¿Es el actual un vestuario muy diferente al del curso pasado tras la marcha de hombres importantes?
—Yo he tenido la fortuna de aprender de hombres tan importantes como Carriço o Pareja y los dos siguen con nosotros, aunque ahora estén lesionados. Se fueron Iborra, Coke y Vitolo, pero aquí todos nos intentamos ayudar y yo trato de asistir en todo lo que pueda a los nuevos. Un equipo que funciona es aquel en el que todos se intentan ayudar y yo trato de que eso pase en el Sevilla.
—¿Hay amistad dentro de un vestuario?
—En esto del fútbol no existen muchos amigos de verdad, pero sí compañerismo y eso es indispensable para el buen funcionamiento.
—Es un jugador muy valorado por la afición y también por la crítica tanto local como nacional. ¿Entiende que el sevillista, sobre todo teniendo en cuenta el último precedente de Vitolo, tema al ver que su cláusula de rescisión de sólo 18 millones?
—Les digo que pueden estar tranquilos, que la forma en que se fue Vitolo de mí no va a salir. No voy a irme de aquí de esa forma ni mucho menos, sobre todo porque yo soy feliz en el Sevilla y no tengo pensamiento de irme.
—Su renovación está parada por el momento, ¿le puede coger cariño el sevillista a Sarabia o eso en el fútbol actual es una temeridad?
—Para nada, creo que deben hacerlo, igual que los futbolistas tenemos que cogerle cariño a los clubes en los que estamos. El otro día salí ovacionado del estadio y se me puso la piel de gallina, fue algo que no lo voy a olvidar en toda mi vida. (Pausa de varios segundos, como rememorando aquel instante) Que un campo como el Sánchez-Pizjuán cante así tu nombre es impactante. El Sevilla, este Sevilla, lo que debe hacer es conservar jugadores y hacer un buen bloque para crecer más.