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Un desafío en la sabana vasca

El Sevilla recobró el aroma de campeón en la hermosa noche de la confirmación final. Kolo e Iborra sellaron un triunfo de postín en el torneo fetiche. David Soria se consagró como un valor de futuro y Vitolo fue el hombre perfecto.

07 abr 2016 / 23:59 h - Actualizado: 08 abr 2016 / 10:43 h.
"Europa League","Unai Emery","Kolodziejczak"
  • Los jugadores del Sevilla FC celebran el 1-1 que anotó Kolo para equilibrar un compromiso intenso y de alternativas. / EFE
    Los jugadores del Sevilla FC celebran el 1-1 que anotó Kolo para equilibrar un compromiso intenso y de alternativas. / EFE

Metáfora de un campeón de alma y corazón. En la sabana de San Mamés, allí donde cazan caprichosos y sonrientes los leones del Athletic de Ernesto Valverde, el Sevilla de Unai Emery recobró la imagen de autoritario aspirante al título de la Europa League. Huérfano de su clásica etiqueta de candidato, aquella que perdió cuando el miedo entumeció su musculatura en el estreno de la Liga, el cuadro de Nervión necesitaba una respuesta convincente para enervar a su oponente y recuperar la fe de sus escépticos correligionarios. En su torneo fetiche y con David Soria encumbrado a la categoría de realidad, la escuadra del Ramón Sánchez-Pizjuán se conjuró para sellar la clasificación al calor de su gente. En plena Feria y con la final de la Copa del Rey en el horizonte.

En un horario inapropiado para aquellos imberbes que cenan con las últimas luces del día y antes del duermevela y de los pasajes radiofónicos de la madrugada más auténtica, los hombres de Unai Emery regalaron minutos de felicidad colectiva. El botín de incalculable valor adquiere una dimensión aún más notoria gracias a la participación de los héroes de una nueva noche continental. Kolo, foco de críticas durante días de castigo y juicio, e Iborra intervinieron en un triunfo que eleva a David Soria a la calificación de producto de futuro inmediato. En San Mamés, cuna del fútbol con sabor a antiguo, el SFC se reivindicó. Con el pin de la Feria en el traje de chaqueta y la botella de manzanilla en el frigorífico, la afición del Sánchez-Pizjuán retornará a su particular santuario para revivir otro carrusel mágico en plena fiesta de Los Remedios.

Como aquel día en el que Antonio Puerta, elegido por la divinidad del destino y el capricho de los dioses, brindó por el inicio de una época en la que un ejército de guerreros inauguró el dominio en el Viejo Continente. En el País Vasco, el fútbol se alió con la tropa de Emery para recordar que la metáfora del campeón no es un alarde a préstamo. El león, afónico, se rindió al equipo de los tiempos de confeti, gloria y rebujito. Aún es posible. El Sevilla ha regresado.