Joaquín Caparrós regresa al Sevilla con el reto de levantar a un equipo que atraviesa una delicada situación –nueve partidos oficiales sin ganar, siete de ellos en la Liga– pero, al mismo tiempo, con la ilusión por bandera. Listo como pocos, el utrerano ha tardado un suspiro en apelar a la unión –¡Todos juntos!, se ponía leer en su Twitter oficial el día que se hizo oficial su fichaje. En un momento convulso, con el sevillismo dolido con su equipo por la pésima imagen ofrecido en el Wanda Metropolitano frente al Barcelona y la posterior derrota en el campo del Levante, Caparrós ha apelado a la unión de todos para tratar de resurgir.
La unión del sevillismo en los cuatro encuentros de Liga que tiene por delante el conjunto nervionense se antoja fundamental a la hora de intentar ganarlos, sobre todo teniendo en cuenta que tres de esos partidos (Real Sociedad, Real Madrid y Alavés) tendrán por escenario el Ramón Sánchez-Pizjuán.
Eso sí: el equipo tendrá que ganarse ese respaldo con su esfuerzo sobre el césped. A juicio de Caparrós, el problema actual es anímico, más que de condición física, y por ello el utrerano intenta lavar la mente de los jugadores, hacer borrón y cuenta nueva de las últimas semanas y focalizar toda la atención en esta miniliga de cuatro jornadas en la que todo lo que no sea sacar los partidos adelante supondrá poner aún más oscuro el panorama en un club que vive una temporada difícil.
En ese intento de cambiar la dinámica, Caparrós se ha rodeado de un grupo de colaboradores que combina la experiencia con la juventud y, sobre todo, se caracteriza por un sevillismo que va más allá de lo profesional. Qué decir del utrerano. O de Antonio Álvarez, su mano derecha también en esta segunda etapa. O del inseparable tándem formado por Paco Gallardo y Carlos Marchena, dos exjugadores de la entidad con una dilatada experiencia profesional y que hasta hace sólo unos días demostraban con los chavales del Sevilla C sus ganas de crecer en los banquillos.
Junto a ellos, hombres como Luci Martín, un habitual en los distintos periplos de Caparrós; Juanjo del Ojo y Carlos Otero, al frente ambos de la preparación física después de haberse formado en la cantera nervionense desde su etapa benjamín; José Luis Silva, entrenador de porteros del primer equipo hoy el día después de haber estado al frente de la coordinación de los guardametas de cantera desde que comenzó la temporada.
Como analistas estarán Ramón Vázquez y Abel Pimenta, un joven analista de rendimiento que ya estaba en el club y con experencia en otros como el Oporto o el Celta.
A todos ellos se ha unido otro nombre propio: Enzo Maresca. El italiano, todo un símbolo del Sevilla de los títulos, regresó a Nervión este pasado invierno cuando el club le pidió que ejerciera de cicerone de Vincenzo Montella y ahora, para agradecer su colaboración en ese momento, la entidad le ha ofrecido seguir como mínimo hasta final de temporada.
Tampoco puede obviarse la colaboración de otro ilustre: Pablo Blanco. Caparrós ha querido darle su sitio por su profundo conocimiento de la entidad y de la cantera. Su sabiduría tampoco puede ser desaprovechada en este momento en el que toda ayuda es poca, a juicio del utrerano.
Un grupo top, en definitiva, para intentar sacar adelante el proyecto 2017/18 en las últimas semanas de la temporada.