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Un rey en las grandes batallas

El Sevilla tiró de orgullo, fuerza y calidad hasta empatar un partido que se había dejado remontar y tenerlo incluso en su mano. Para doblegar a este equipo en una cita señalada, hay que hacerlo muy pero que muy bien

29 abr 2016 / 00:46 h - Actualizado: 29 abr 2016 / 00:58 h.
"Sevilla FC","Unai Emery"
  • Los jugadores del Sevilla celebran el gol de Gameiro. / Efe
    Los jugadores del Sevilla celebran el gol de Gameiro. / Efe

El próximo jueves, el Sevilla tendrá en su mano la posibilidad de alcanzar la final de la Europa League... por tercer año consecutivo. Se dice pronto. Es tal la fuerza del equipo de Unai Emery en esta competición que verle llegar tan lejos se ha convertido casi en costumbre. Bendita costumbre, dirán los sevillistas con toda la razón del mundo. Cuando todo el mundo pensaba en el cuarto puesto en la Liga y en la final de la Copa del Rey, la Europa League vuelve a convertirse en una fuente de alegrías. Queda camino por recorrer, porque el Shakhart no lo pondrá nada fácil en el choque de vuelta, pero tendrá que superar el ambiente de un Sánchez-Pizjuán que se quedará pequeño para ver a su equipo.

Un Sevilla que vuelve a demostrar que, más allá de su racha lejos de casa, en las grandes batallas se crece. Se vio contra el Barcelona en la Supercopa de Europa; contra la Juventus cuando se jugaba el ser o no ser en competición europea; contra el Athletic, al que ganó en la tanda de penaltis tras una eliminatoria vibrante... Batallas y batallas, en definitiva, porque esto no es nuevo, sino que viene de lejos. Emery ha impreso al Sevilla ese sello de campeón que había lucido antes de su llegada y que perdió temporalmente hasta que el técnico vasco se hizo cargo del plantel. Tiempo habrá para analizar la campaña, pero... ¿cómo se puede calificar ésta con una final ya asegurada y otra cerca? Sin duda, brillante; logre o no meterse en la Champions. No hace falta recordar que no es lo mismo luchar por un objetivo teniendo tiempo para respirar que sin tenerlo. Y éste último es el caso de este Sevilla, que despedirá la temporada con una carga de partidos en las piernas demoledora.

Pero queda lo mejor. Y lo más inmediato es intentar certificar el pase a la final de la Europa League en un Sánchez-Pizjuán que vibrará con los suyos y soñará con poder dedicar una alegría a Michael Krohn-Dehli, a quien la suerte no sonrío precisamente. Mala, mala fortuna una vez más en forma de lesiones. Otro palo más en las ruedas, pero este Sevilla se crece ante las adversidades.