El caprino lanza su propio SOS inmerso en la crisis láctea

Los bajos precios de la leche de cabra amenazan a muchos ganaderos en una región que concentra casi la mitad de la cabaña española y 7.000 explotaciones

03 abr 2016 / 22:20 h - Actualizado: 03 abr 2016 / 22:23 h.
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  • Un cabrero con sus cabras en una finca de la provincia sevillana. / El Correo
    Un cabrero con sus cabras en una finca de la provincia sevillana. / El Correo

Cristóbal Ruiz, fontaniego que lleva medio siglo entre cabras, asegura que el sector no tiene futuro, que esta actividad tan importante –no sólo para la economía sino para el medio ambiente andaluz– «no es rentable». «Hay que estar loco para querer que tu hijo sea cabrero. El ganado lo tienen sólo aquellos a los que les gusta mucho y no saben hacer otra cosa, como mi mujer y yo», lamenta Cristóbal junto a Remedios Caballero, con una explotación de 200 cabezas. En el caso de Cristóbal, se decantó por la profesión de su padre, cabrero, con 12 años. Ahora que tiene 62 mira con mucha pena «el panorama tan negro» que existe en una región que produce casi la mitad de la leche de cabra de España y más del 25 por ciento de la Unión Europea.

Asegura que el sector «está peor que nunca». «La leche valía hace 40 años igual que ahora si se tiene en cuenta la subida del nivel de vida. Este año hemos tenido que ponerle dinero al negocio porque no sólo es tener cabras y tirarlas al campo, hay que tener una nave y una sala de ordeño en condiciones. Se necesitan inversiones y mucho tiempo. La jornada laboral empieza a las siete de la mañana y acaba a las diez de la noche. Y todo el que está en manos de la industria está mal porque abusan de nosotros». Así de contundente se muestra.

Según los datos de la Junta, Andalucía reúne aproximadamente el 14 por ciento del censo total de ovino de España y casi el 40 por ciento de caprino. Estas producciones aportan juntas en torno a 133 millones de euros a la comunidad.

Sólo en Sevilla existen 2.925 explotaciones de pequeños rumiantes y un censo de cabras de 183.635. Ovejas en la provincia hispalense hay 341.553, según la Consejería de Agricultura, que cifra en 1.098.519 el censo de cabras y en 2.370.534 el de ovejas en la toda la región. Según COAG, hay registradas unas 7.000 explotaciones caprinas, la mayoría profesionales, y «muchas de ellas están condenadas a cerrar por la presión del mercado».

«Tenemos que vender por fuerza la leche al precio que la industria marca, no hay ningún control y hay un complot entre las grandes para que los precios no suban», denuncia Cristóbal Ruiz, tras afirmar que a su familia no le salen las cuentas con las 10 pesetas (6 céntimos de euros) por grado impuestas por la industria. Esa cantidad, certifica COAG, no cubre los costes de producción. Además, en primavera, la proporción de extracto quesero de la leche (grasa más proteína) se reduce, así que el resultado es el desplome de las liquidaciones, lo que compromete la viabilidad de las explotaciones.

Miguel López, secretario general de COAG Andalucía, sostiene que los ganaderos «no se van a conformar con ese precio para la leche de cabra de más calidad de Europa y con más seguridad alimentaria».

Esta organización ha puesto sobre la mesa una serie de medidas para paliar esta nueva crisis del sector caprino. Piden estabilidad y frenar la bajada de precios. Así que sus propuestas pasan por exigir al Ministerio más transparencia y datos porque «no hay excedente de leche de cabra» y a la Junta más control del etiquetado para verificar las mezclas de leche.

En la misma línea, Antonio Rodríguez, presidente de la sección de leche de cabra en la Interprofesional Láctea nacional, asegura que es fundamental que haya contratos «en igualdad de condiciones» para poner fin «a los abusos de poder», que estos contratos no se firmen en primavera –cuando la posición del ganadero es más débil– porque hay más producción, sino con el año natural (enero) o agrícola (septiembre) y que, por ejemplo, se fomenten programas de I+D porque «otros países desarrollan leche infantil con leche de cabra y en España no se pone en marcha pese a tener la producción de más calidad», indica, haciendo un llamamiento a la industria.

Además, reivindica que la transformación de la leche se haga en Andalucía «y no en Francia». «La ya francesa Lactalis y García Baquero son las que marcan los precios que luego siguen los demás», criticó Rodríguez tras enfatizar que no se quejan por quejarse y que sólo pretenden «vivir de nuestro trabajo dignamente».

Un trabajo, el de cabrero, que tras la crisis de 2010 (cuando cerraron muchas explotaciones) supo recuperarse e incluso llegar a las 15 pesetas (9 céntimos de euro) de precio. Por eso fue una alternativa económica y de empleo para muchos en plena crisis.

En 2015 los precios cayeron casi un 20 por ciento, situándose entre los 65 y 70 céntimos de euro el litro. Según el sector, vender la leche de cabra por debajo de los 70 céntimos no da «para sobrevivir».

Y es que el sector en general pasa por un mal momento. En el primer aniversario de la eliminación de las cuotas lácteas, el balance de las organizaciones agrarias es desastroso: precios de ruina al ganadero, cierre masivo de explotaciones e industrias que «negocian» en base a «chantajes».