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Eugenio Sánchez, director general de Irconfort, en sus instalaciones del Polígono Guadalquivir en Gelves. / Manuel Gómez
Irconfort nace a las puertas de la crisis, ¿cómo y por qué?
—Viendo los nubarrones que se aproximaban, creé Irconfort en 2007. Nace como una alternativa de desarrollo de negocio a una empresa de ingeniería e instalaciones. Quería trabajar la línea de la eficiencia energética, pero no de cualquier forma, quería producir equipos que produjeran esa eficiencia. Así que optamos por la calefacción, que es donde se produce un mayor consumo.
—¿En qué se basa su sistema?
—Cuando empezamos a estudiar qué vías se podían trabajar dimos con la más natural que hay y que es la que utiliza el sol para calentarnos a nosotros: el infrarrojo lejano. De los infrarrojos, este está en la franja más saludable y es la que favorece que haya vida en la tierra.
—¿Qué diferencia hay entre su tecnología y la convencional?
—El concepto que tenemos de calefacción es erróneo. ¿Por qué tenemos frío cuando entramos a una habitación a 14 grados? Porque nosotros tenemos más energía que toda la materia que nos rodea y tendemos a establecer un equilibro energético entre los elementos que están más fríos y nosotros que estamos más calientes. Así que qué tiene más sentido: calentar el aire o la pared, la mesa...
—Algunos beneficios...
—Esta energía la podemos focalizar y su consumo es de risa, llegando a ahorrar entre un 40 y un 60 por ciento de consumo. Tiene cero riesgos de incendio, porque aunque se pone a determinada temperatura tiene una transmisibilidad térmica muy baja. También tiene la particularidad de que el funcionamiento no sea simultáneo, lo que nos permite un mayor ahorro. Además, cuando la luz indice en nuestro emisor libera iones negativos que te relajan y neutralizan los oleores y las partículas, por lo que purificamos el aire.
—¿Cómo introducen el sistema en el mundo agrícola?
—Un día se me ocurrió probar el infrarrojo en nuestra fábrica con algo de fruta para ver qué pasaba y al poco tiempo en una misión comercial en Sudamérica hice el comentario en una conferencia. Cuando salí no pude ni ir a comer porque todo el mundo estaba muy interesado en el producto. En Perú, por ejemplo, se les echa a perder el 72 por ciento de la producción hortofrutícola, pero si lo deshidratas el alimento se conserva. El sistema de Irconfort permite que no pierda propiedades, sólo le quita el agua pero los aromas los tiene concentrados. No tienen que añadirle edulcorante y además no dependen de las condiciones meteorológicas.
—¿Cuándo iniciaron su viaje de expansión territorial?
—Desde el minuto cero empezamos a mirar hacia fuera, sobre todo, porque la patente mundial es nuestra –aunque otros se la atribuyan– y no tenía sentido quedarnos solo en casa. Es más, en España nos están conociendo desde fuera. Tenemos distribuidores en Chile, Perú y Ecuador y estamos negociando para cerrar la comercialización en Argentina, Colombia y Bolivia. En Europa, estamos en Serbia, Bulgaria, Rumanía y afinales de año empezaremos a tocar Centroamérica. Nuestro objetivo para 2017 es llegar hasta Canadá.
—¿Cuánto pesan los mercados extranjeros en la facturación?
—Perfectamente un 80 por ciento.
—¿Cómo esperan cerrar el año?
—Aunque nacimos en 2007, no empezamos a comercializar hasta 2011 y realmente este es nuestro año de eclosión. Este año creceremos en torno al 300 por ciento.
—¿Hablaremos pronto de Irconfort con la misma normalidad que lo hacemos de otros métodos de calefacción?
—Deberíamos. Estoy convencido de que en un futuro no muy lejano esto se impondrá. Hay que tener en cuenta que hay grandes compañías asentadas con los sistemas tradicionales. Así que cuando vas a montar la calefacción de tu casa, aunque este sistema te suena maravilloso y es muy confortable, al final acabas poniendo lo que ya conoces.