La victoria de la salida del Reino Unido de la Unión Europea en el referéndum del pasado 23 de junio provocó en un primer momento temor e incertidumbre en la agroindustria y el turismo andaluz y, diez días después, empieza a tener los primeros efectos. El precio de los frutos rojos andaluces cayó un diez por ciento, mientras que el sector inmobiliario asegura que en la costa el Brexit empieza a ralentizar la recuperación del negocio más que la propia incertidumbre política española. Y sólo son dos ejemplos, porque la decisión de los británicos afecta a las 1.095 empresas andaluzas que exportan al Reino Unido –medio centenar de forma regular– y también a los trabajadores de las academias de inglés o a los sanitarios emigrados.
Sólo Sevilla vende al año productos por valor de 337 millones de euros al Reino Unido, el cuarto destino exportador de Andalucía y el país más inversor en la comunidad en los últimos 20 años con 1.300 millones, como ya publicó este periódico. Por ello no extraña que el Pleno del Parlamento que se celebrará la próxima semana incluya un debate agrupado sobre las repercusiones de la decisión del Reino Unido.
El gerente de la Asociación de Productores y Exportadores de la Fresa de Huelva (Freshuelva), Rafael Domínguez, asegura que «la bajada de la libra ha afectado al precio de la fruta en un diez por ciento», lo que supone ya «el primer daño colateral».
El Reino Unido es el tercer destino de los frutos rojos andaluces exportados, por detrás de Alemania y Francia. En 2015 se vendieron en suelo británico 33.500 toneladas de fresas, el diez por ciento de las exportaciones, mientras que en arándano, frambuesa y mora, el producto exportado alcanzó el 40 por ciento, más de 16.000 toneladas.
En cuanto al vino, el Consejo Regulador de la Denominación de Origen de Vinos de Jerez y Manzanilla pronostica que caerán las ventas porque es el primer mercado exterior con diez millones de litros que valen más de 25 millones de euros.
El consejero delegado de Osborne, Ignacio Osborne, se muestra optimista ante los posibles efectos a largo plazo que pueda tener en la economía española la victoria del Brexit, porque espera que «se arregle comercialmente», si bien, reconoce que «a corto plazo es un problema importante».
Así lo creen también empresarios sevillanos consultados. Si la salida se concreta puede producirse un cambio en la legislación alimentaria, lo que supone una complejidad porque habría que adaptarse a una normativa específica, advierten.
Desde otro sector, Rocío González, fundadora de la firma sevillana de moda Carolo Baby, tenía previsto introducirse en el Reino Unido y sigue adelante, pero «entendemos que si salen de la UE se complicará la normativa». Más trabas, pues.
Para la sevillana RGD Mape (maquinaria para embalaje y producción de envases), el Reino Unido no es un cliente potencial, pero su gerente, Miguel Ángel Navarro, asegura que la decisión británica «crea incertidumbre y frenará el buen avance de las ventas en Europa». Eso sí, apostilla que las aguas volverán a su cauce.
En el sector inmobiliario, Francisco Javier González, vicepresidente de la patronal inmobilaria de Andalucía (Aegi) y presidente del grupo JABEL, sostiene que en la costa es «seguro» que el Brexit se notará. ¿Cómo? «Frenará la recuperación del sector porque ralentizará la inversión de capital inglés». A su juicio, el Brexit empieza a afectar más «que la incertidumbre política del país». La patronal se reunirá este martes para tratar esta asunto, igual que ya lo hizo la Federación de Centros de Enseñanza de Idiomas de España.
Richard Johnson, fundador de las academias Eli (English Language Institute), asegura que los centros de la federación tienen 10.000 profesores británicos en España. En sus academias sevillanas, de hecho, hay 90 profesores nativos, parte de ellos ya tienen vínculos familiares en España, pero otros muchos no. «Y si el Reino Unido se sale de la UE no los podremos contratar, igual que no podemos tener profesores australianos, canadienses o norteamericanos. Estamos a la espera de lo que pase, pero la UE no da permisos para trabajar a gente de fuera mientras haya europeos que puedan ejercer ese trabajo», explica Johnson, quien añadió que espera que haya «una salida» porque el cliente de las academias demanda profesores nativos «y si el Brexit se ejecuta sólo podremos contratar irlandeses».
Richard Johnson –hijo de británicos criado en México– no entiende el resultado del referéndum y se pone como ejemplo de lo «absurdo» de la situación: «Para viajar por Europa tendré que usar el pasaporte mexicano, en vez del británico».
Y si los británicos que trabajan aquí temen tener problemas, los españoles que están en el Reino Unido, también. Aunque en el caso de los sanitarios, si estos regresan podrían poner en peligro el sistema nacional de salud británico, ya que el 70 por ciento de sus profesionales son extranjeros, sobre todo españoles (8.000).
Eso sí, no hay mal que por bien no venga. El Ayuntamiento de Málaga ya piensa en medidas que minimicen las consecuencias del Brexit en la ciudad y, para ello, pretenden aspirar a ser sede de la Agencia Europea del Medicamento, una vez que ésta abandone Londres. Hay incluso quien apunta que las empresas que dejen la City podrían mirar a España para instalarse por los precios y el buen clima.