El consumidor de fruta, víctima colateral del temporal

En mayo y junio la producción de plátano mermó un 30% respecto a los últimos tres años

28 jun 2018 / 18:41 h - Actualizado: 29 jun 2018 / 13:30 h.
"Agricultura","Producción","Consumo","Agroalimentación","La fruta fresca, a precio de oro"
  • Puesto de fruta en un mercado de abastos en la capital hispalense. / Manuel Gómez
    Puesto de fruta en un mercado de abastos en la capital hispalense. / Manuel Gómez
  • Un tercio de las hectáreas dedicadas al plátano en Canarias se ha visto afectada por el viento. / Manuel Gómez
    Un tercio de las hectáreas dedicadas al plátano en Canarias se ha visto afectada por el viento. / Manuel Gómez
  • El consumidor de fruta, víctima colateral del temporal

Acercarse a una frutería se ha convertido en las últimas semanas en una actividad no apta para todas las carteras. Quienes son consumidores habituales de fruta fresca han notado en el bolsillo que tienen que pagar más por lo mismo y que hay productos de la temporada que cotizan a precio de oro. La fruta de hueso y el plátano son algunos de ellos. En el caso de las cerezas, en algunos establecimientos alcanzan los 6,5 euros el kilo, mientras que por el producto estrella de Canarias se piden hasta tres euros por kilo, lo que está provocando que los consumidores cubran su hueco con la banana, más económica, en la cesta de la compra.

No es una percepción, es que la fruta que ha disparado sus precios escasea. Así lo constata el director de Mercados de Mercasevilla, Miguel Sáez, que pone varios ejemplos gráficos. En el mercado central de abastos, el precio medio del plátano en los primeros cinco meses del año se ha situado en 1,28 euros (es un precio que no contempla el 4 por ciento de IVA ni los márgenes comerciales del vendedor), frente a los 1,04 euros del mismo periodo de 2017, lo que supone un incremento interanual del 23 por ciento. ¿La razón? «Casi no hay plátano, por lo que en su lugar se están comercializando más las bananas».

Según los registros semanales de Mercasevilla, el repunte importante del plátano arreció a partir de la semana 15 (desde mediados de abril), cuando se pagaba el kilo en el mercado mayorista a 1,10 euros. De ahí en adelante ha acumulado una subida continuada hasta alcanzar los 2,20 euros en la semana 24 (del 11 al 17 de junio). O lo que es lo mismo, sin IVA ni margen para el frutero, en dos meses ha duplicado su precio. Si comparamos el precio al que se pagaban los plátanos en Mercasevilla en la misma semana (24) de 2017, el encarecimiento interanual es del 165 por ciento (0,83 euros/kilo).

La culpa la tiene el viento, responsable de que la producción del cultivo canario haya mermado en un 30 por ciento en los meses de mayo y junio de este año en comparación con el volumen medio de los últimos tres ejercicios. Así, según explican desde la Asociación de Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias (Asprocan), «las fuertes rachas de viento sufridas a finales del primer trimestre han causado una pérdida de más de 14,5 millones de kilos de plátanos en unas 3.500 hectáreas de terreno de las 9.000 que comprende el cultivo». Una circunstancia que ha perjudicado doblemente a las plataneras porque han sufrido como consecuencia de esta adversidad una «ralentización» de su desarrollo y, por ende, de su capacidad productiva. Al temporal de viento se han sumado, asimismo, las bajas temperaturas registradas durante la primavera. La «significativa» bajada de la producción se ha acentuado desde mayo. De hecho, si se toman como referencia esos dos meses, se han comercializado 48,7 toneladas de plátano, un volumen un 30 por ciento inferior a la media de los últimos tres años, cuando se elevó hasta las 69,6 toneladas.

Por contra, en los años 2016 y 2017 se registraron temperaturas récord que situaron la producción canaria de plátanos «en máximos históricos», destaca la patronal, que pone cifras a los efectos de la adversa climatología. Solo en la semana 25 del mes de junio la producción se ha reducido en más de tres millones de kilos, lo que representa una disminución del 39 por ciento respecto al mismo periodo del año pasado. «Además, se trata del dato más bajo de los últimos diez años para este mismo periodo, con 4,85 toneladas producidas».

Otra de las frutas prohibitivas por su escasez son las cerezas de primera categoría, explica Miguel Sáez, lo que ha repercutido en su precio. Entre enero y mayo de 2017 el kilo se pagaba en Mercasevilla a 2,53 euros de media frente a los 3,56 euros a los que cotizó en el mismo periodo de este año, es decir, un 40,7 por ciento por encima. La ciruela, por ejemplo, también ha experimentado un aumento de coste, aunque más contenido. Así, el kilo cuesta 2,2 euros respecto a los 1,8 euros del año anterior, un 22 por ciento más.

«Lo que notamos en Mercasevilla es que se mantiene el volumen de fruta comercializado, aunque se tienden a comprar otros productos frente a los que más han encarecido su precio. Si no hay plátano, se pasa a la banana. La cantidad y la demanda son los factores que determinan el precio», precisa Sáez.

Pero no todas las frutas están por las nubes. También las hay que se han abaratado. Es el caso de la sandía, que ha pasado de costar 0,88 euros el kilo a hacerlo 0,65 euros, un 26 por ciento menos, «porque ha entrado mucho producto procedente de Marruecos que ha hecho bajar los precios». Y también lo que le ha ocurrido al melocotón, cuyo precio ha descendido un 14,6 por ciento, hasta los 2,33 euros frente a los 2,73 euros del año pasado.

La fruta fresca se convirtió el pasado mes de mayo en el capítulo que más se encareció de las 57 rúbricas que recoge el Índice de Precios al Consumo (IPC) que mensualmente ofrece el Instituto Nacional de Estadística (INE). Así, las frutas subieron un 9,3 por ciento respecto a abril, mientras que el alza se eleva al 11,4 por ciento para el periodo de enero a mayo y al 6,9 por ciento de mayo de 2017 a mayo de 2018.

Fuentes consultadas de la Confederación Andaluza de Empresarios de Alimentación y Perfumería (CAEA), que representa a los supermercados, señalaron que es «habitual» que la producción de fruta esté sujeta a las condiciones climatológicas y que entra dentro de «lo normal» que se repercuta en los precios de venta final. No obstante, la distribución «tiene márgenes escasos, con seis puntos porcentuales por debajo de la media de la UE», con lo que cualquier incremento «se nota» en los lineales. Para evitar estos vaivenes, el sector «trata de impulsar relaciones estables dentro de la cadena con acuerdos permanentes y transparentes con los productores, la industria y la distribución a medio y largo plazo», precisaron.