El consumo de las familias mantiene el crecimiento económico en el 0,8%

El gasto final de los hogares aumentó un 3,7% con respecto al primer trimestre de 2015

26 may 2016 / 22:37 h - Actualizado: 26 may 2016 / 23:14 h.
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El consumo de los hogares fue el principal causante de que el crecimiento de la economía española entre enero y marzo se mantuviera por tercer trimestre consecutivo en el 0,8 por ciento, mientras que la tasa interanual alcanzó el 3,4 por ciento, una décima menos que al cierre de 2015 debido a la menor aportación de la demanda nacional al crecimiento agregado, pero que quedó compensada por una contribución menos negativa de la demanda externa, como confirmaron ayer los datos desagregados de la Contabilidad Nacional Trimestral que publicó el Instituto Nacional de Estadística.

El gasto en consumo final de los hogares tuvo un incremento trimestral del 0,9 por ciento, una décima más que los tres meses precedentes, mientras que el alza anual fue del 3,7 por ciento, dos décimas superior a la del cuarto trimestre de 2015.

En este sentido, el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, apuntó que «con un poco de sensatez, manteniendo las mismas políticas, generando confianza y dando certidumbre, España va a consolidar la recuperación económica».

Desde el punto de vista del gasto, el crecimiento anual del PIB mostró una contribución menor de la demanda nacional (3,8 puntos frente a 4,1 del trimestre anterior). Mientras que el gasto de los hogares aumentó y mantuvo el crecimiento, el de las Administraciones Públicas disminuyó su evolución en 1,1 puntos con respecto al último trimestre de 2016, situándose en un avance del 2,6 por ciento hasta marzo.

La evolución positiva del PIB también se sustenta en una aportación menos negativa de la demanda externa (-0,4 puntos frente a -0,6), como consecuencia de una mayor desaceleración de la tasa de las importaciones frente a las exportaciones. La venta de bienes y servicios al exterior frenó su ritmo de crecimiento, al pasar del 5,3 por ciento al 3,7 por ciento, al igual que las importaciones, que cayeron del 7,7 por ciento al 5,4 por ciento.

El otro componente de la demanda nacional, la inversión en capital fijo, también presentó una variación menor. La formación bruta de este indicador se incrementó el 5,2 por ciento, 1,2 puntos menos que en el trimestre anterior. Así se produjo una desaceleración de la inversión, sobre todo en construcción que creció un 3,1 por ciento anual, 1,5 puntos menos, como consecuencia del comportamiento agregado de la inversión en vivienda y en otros edificios y construcciones. Por su parte, la demanda de bienes de equipo cayó 1,1 puntos, situándose en un crecimiento del 9,8 por ciento, en sintonía con la evolución de los indicadores de producción y la cifra de negocio industrial y de comercio exterior de este tipo de bienes. Una caída que, según la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), se debe a un entorno exterior de incertidumbre, que afecta a los flujos comerciales de bienes y servicios.

En términos de empleo, el primer trimestre registró una variación del 0,9 por ciento en puestos a tiempo completo, tres décimas superior a la registrada en el trimestre anterior. Mientras que en términos anuales, el empleo creció el 3,2 por ciento, dos décimas por encima del dato del trimestre precedente, lo que supone un incremento neto de 533.000 puestos de trabajo a tiempo completo en un año, siendo la mayor creación de empleo desde el tercer trimestre de 2007.

Sin embargo, la remuneración de los asalariados cayó del 4,3 al 3,2 por ciento en tasa anual en el primer trimestre, debido a que el número de asalariados aumentó el 3,5 por ciento, dos décimas más que el trimestre anterior, y a que la remuneración media por asalariado descendió el 0,3 por ciento frente al alza anterior del 0,9 por ciento.

Un día antes de que se confirmaran los datos desagregados del PIB, el Banco de España señalaba que en el segundo trimestre del año se mantendrá el crecimiento económico gracias al gasto de los hogares, si bien consideró que podría darse «una cierta moderación en el ritmo de expansión de la actividad». Así, la institución presidida por Luis María Linde señalaba que la confianza de los consumidores ha aumentado, pero ha bajado la de los comerciantes minoristas, en tanto que las matriculaciones han repuntado con fuerza, pero se han ralentizado las ventas minoristas y la producción de bienes de consumo. Además, señalaba que las condiciones financieras han seguido favoreciendo el comportamiento dinámico del gasto de los hogares.

De hecho, fue el propio ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos, el que recalcó que en el segundo trimestre «no hay señales de desaceleración», por lo que afirmó que «no es complicado» que el PIB cierre el año creciendo en torno al 3 por ciento, por encima de la previsión gubernamental, que lo situaba en un 2,7 por ciento.

Por su parte, la Cámara de Comercio de España auguró que, en los próximos trimestres, el crecimiento económico será «considerablemente superior» a la media europea, aunque con tendencia a «cierta moderación», sobre todo a final de año. Eso sí, la evolución de la economía española estará vinculada, entre otros factores, a la incertidumbre política interna, a la senda de consolidación presupuestaria marcada por la Unión Europea, al referéndum sobre el Brexit y al devenir de las elecciones en los Estados Unidos.