El mejor campo para la exploración

Fijar cuál es el mejor plástico biodegradable, cómo ahorrar un 40% de agua o hallar la mejor variedad de fresa son metas del centro tecnológico Adesva

14 feb 2016 / 20:53 h - Actualizado: 14 feb 2016 / 21:09 h.
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  • Magdalena Torres, investigadora del Centro Tecnológico de la Agroindustria Adesva, en la finca experimental de Lepe (Huelva). / El Correo
    Magdalena Torres, investigadora del Centro Tecnológico de la Agroindustria Adesva, en la finca experimental de Lepe (Huelva). / El Correo

La agricultura tiene que ser más competitiva. Para ello, el sector está apostando por la innovación, por métodos y productos que hagan más eficientes y rentables los cultivos. Mayor producción, con más calidad y menos gastos. Para lograr este objetivo trabajan los 21 centros tecnológicos que están funcionando en Andalucía –en 2009, eran 25–. Uno de ellos es el especializado en agroindustria Adesva, que desde 2007 ha desarrollado 74 proyectos de investigación (51 del departamento de agronomía).

El centro de esta asociación empresarial sin ánimo de lucro –aglutina a más de 40 empresas e instituciones públicas representativas del sector agroindustrial y servicios auxiliares y está adscrita a la Red de Espacios Tecnológicos de Andalucía– es especialista en ensayos de riego y fertilización, optimizando el uso de los recursos, si bien también buscan las mejores variedades de frutos rojos como la fresa, frambuesa, moras, arándanos y, también, del granado para el clima y las condiciones de la zona (adaptados a las condiciones edafo-climáticas).

En su finca experimental, con dos hectáreas de superficie en la localidad onubense de Lepe, Adesva ha realizado estudios de todo tipo, sacando conclusiones que los agricultores ya pueden aplicar para mejorar su explotación. Así lo cuenta Magdalena Torres, una de las investigadoras del centro.

Evidentemente, los proyectos encargados por empresas privadas o por agricultores son confidenciales, pero sí se pueden conocer los resultados de estudios y proyectos realizados para instituciones como la propia Unión Europea. De hecho, Adesva ya ha participado en tres iniciativas comunitarias.

Junto a países como Francia, Finlandia y Portugal, desde Lepe se investigó el uso de plásticos biodegradables probando 23 tipos distintos, mientras que gracias a otro proyecto se redujo el consumo de agua para el riego entre un 30 y un 40 por ciento, según explica Torres.

La investigadora detalla que la idea es que los agricultores reduzcan gastos utilizando plásticos biodegradables. «Pueden ser de almidón de maíz, patata, tomate o aditivos que aceleran la degradación, de forma que suprime el coste de retirarlo y de contratar una empresa gestora de residuos. Al finalizar la campaña, sólo se retira la cinta de riego y el plástico se incorpora al suelo mediante grada de discos. El material pasa al suelo y, al ser orgánico, funciona como un abono enriqueciéndolo», explica, tras indicar que se probaron plásticos de distintos colores, espesores y formulaciones.

¿Y las conclusiones? En general la calidad del fruto rojo fue la misma con plásticos biodegradables y de polietileno, pero «en cuanto a producción, hubo algunos biodegradables que incluso dieron mejores resultados (no fueron todos)». «Registramos –añade– más rendimiento».

Por otro lado, Adesva estudió la recirculación del cultivo hidropónico de fresas gracias al proyecto europeo Resfood. «Estudiamos cuatro sistemas: el hidropónico sin recirculación (donde el drenaje obtenido se tira al medio), otro sistema en el que el drenaje obtenido del exceso del riego lo recirculamos pero sin desinfectar, en otro sistema se desinfectó por ozono y otro por oxígeno ionizado», indicó Torres para concluir que «el sistema que mejor resultado dio fue el de ozono porque presentó una importante reducción de patógenos».

En cuanto a la producción total, no hubo diferencias entre los cuatro sistemas, aunque sí se obtuvieron mejores resultados en la producción precoz (en los primeros meses, de enero a marzo) con el uso del oxígeno ionizado.

«En el resto de parámetros asociados a la producción y la calidad, los comportamientos fueron similares», añadió. En su opinión, en los sistemas de recirculación aparecieron deficiencias en manganeso en hojas y hubo «cierta concentración de cloro y sodio en los drenajes», lo cual no repercutió en el funcionamiento normal de la planta.

Con todo, lo fundamental fue la reducción del consumo de agua. «Los tres sistemas de recirculación consumieron el 50 por ciento del agua que usan los sistemas de no recirculación», subrayó.

Además, el proyecto Resfood incluyó un estudio de eficiencia en los recursos en los cultivos de fresa en suelo con tres estrategias diferentes: cintas de riego de 2,5, 3,8 y 5 litros por hora y metro lineal. «Evaluamos –comenta– el rendimiento y la calidad de la fresa y, en general, no había diferencia entre las cintas, por lo que la más eficiente es la de 2,5 porque consume menos agua dando los mismos resultados de calidad y producción».

En la actualidad Adesva trabaja en proyectos con plásticos acolchados biodegradables para el sector privado, así como en nuevas variedades de fresa que también están bajo el paraguas de la confidencialidad. Lo que sí es público es su proyecto sobre el granado.

Adesva trabaja desde 2008 en la búsqueda de una variedad más apropiada para la zona onubense por el interés de agricultores y transformadores distribuidores. Los primeros porque buscan un cultivo alternativo a los tradicionales y los segundos porque la granada tiene muchas salidas comerciales: en zumos o desgranadas.

El fruto del granado es «un alimento funcional con propiedades curativas, un gran antioxidante, según los estudios», indicó Torres. De hecho, se le atribuyen propiedades anticancerígenas, contra problemas cardiovasculares y de tensión, entre otras.

En 2008 Adesva plantó cuatro variedades, en 2013 otras dos y a principios de febrero cinco más. Ahora sólo hay que esperar a que las variedades que se han plantado más tarde lleguen a su madurez productiva, lo que logran en ocho o diez años.

No obstante, Torres indica que ya disponen de muchos datos (puesto que las primeras cuatro variedades se encuentran en plena producción), si bien seguirán con el estudio para completarlo y ofrecer al agricultor la variedad más adecuada.