El mercado laboral soñado: trabajar antes de un año y cobrar entre 1.000 y 2.000 euros

Los alumnos de Bachillerato perciben un mercado de trabajo muy distinto del real y demuestran que aún queda camino que recorrer en la educación en materia de igualdad de género

20 jun 2018 / 13:35 h - Actualizado: 20 jun 2018 / 14:53 h.
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  • Javier Fernández, director general de EUSA; Francisco Herrero, presidente de la Cámara de Comercio de Sevilla, y Ramón Bullón, director de Marketing de la Cámara y de EUSA. / El Correo
    Javier Fernández, director general de EUSA; Francisco Herrero, presidente de la Cámara de Comercio de Sevilla, y Ramón Bullón, director de Marketing de la Cámara y de EUSA. / El Correo

La realidad de la crisis y los efectos que ésta ha causado sobre el empleo y la economía parece no ir acompasada con las expectativas de los estudiantes de 4º de la ESO y de 1º y 2º de Bachillerato, que continúan pensando en su mayoría que necesitarán menos de un año para encontrar trabajo (el 70 por ciento así lo cree) y que además, cuando lo hagan, su salario mensual se situará entre los 1.000 y los 2.000 euros. Ser funcionario y contar con un empleo seguro, un sueldo fijo y gozar de estabilidad sigue siendo demasiado jugoso y se antoja como la opción preferida por los alumnos, que la sitúan por delante de convertirse en empresarios y de trabajar por cuenta ajena.

Son algunas de las principales conclusiones del informe Perspectivas de los alumnos de enseñanzas medias sobre empleabilidad futura y mercado de trabajo que cumple su séptima edición y que elabora la Cámara de Comercio de Sevilla a través de Nuevas Profesiones y Eusa.

De hecho, uno de cada dos alumnos (el 46,30 por ciento) cree que, tras terminar sus estudios, encontrará trabajo en un periodo de entre seis y doce meses. Los estudiantes más optimistas en este sentido se sitúan en los centros de Sevilla y Cádiz, ya que el 71,60 y el 70,30 por ciento de los entrevistados respectivamente afirma que encontrará empleo en menos de un año. Hay un 22,6 por ciento de chavales que considera que se enganchará al mercado laboral en menos de seis meses.

Demuestran, asimismo, un gran desconocimiento de la realidad cuando responden al salario que piensan que cobrarán. Seis de cada diez jóvenes responden que ganarán entre 1.000 y 2.000 euros mensuales. Llama la atención el optimismo exacerbado de ese 16 por ciento de alumnos que cree que su sueldo se situará en la horquilla de entre 2.000 y 3.000 euros, por no hablar del siete por ciento que espera ingresar más de 3.000 euros todos los meses. Qué decepción cuando se enteren de que la media salarial para los menores de 25 años, según la Encuesta Anual de Estructura Salarial 2014 del Instituto Nacional de Estadística, apenas sobrepasa los 700 euros en Andalucía (713,65 euros para ser exactos). Solo un 1,5 por ciento de los estudiantes tiene asumido que su primer salario se situará por debajo de los 700 euros.

Aumenta ligeramente respecto al informe del año pasado el deseo de los jóvenes por convertirse en funcionarios (44,6 por ciento frente al 42,9 por ciento) y retroceden levemente las ganas de emprender y montar su propio negocio (el 30,5 por ciento así lo manifiesta). Otro 24,90 por ciento señala que su preferencia pasa por trabajar por cuenta ajena en una empresa. Sin embargo, los alumnos valoran con la nota más alta la figura del empresario (3,90) frente a la del funcionario (3,66) y a la del asalariado (3,15).

Tampoco extraña que los estudiantes se decanten por la estabilidad de trabajar para la Administración pública cuando es lo que también escuchan en casa. Así, uno de cada dos alumnos contesta que si le preguntara a su familia qué es lo que le gustaría que ellos hicieran el día de mañana la respuesta está clara: «ser funcionario con un empleo fijo para toda la vida». El 33,8 por ciento les recomienda ser empresarios y un 16,3 por ciento prefiere la opción de que trabajen en la empresa de otra persona.

Sanidad y educación se mantienen como las ocupaciones más demandadas (17,8 y 17,7 por ciento, respectivamente), seguidas del ámbito de la tecnología y la informática (11,3 por ciento) y de la defensa (10,30 por ciento). Le sigue el campo profesional de la gestión, organización empresarial y servicios complementarios (9,7 por ciento).

¿Quién es tu referente?

Para empezar, seis de cada diez entrevistados no lo tienen claro porque o bien no saben o no contestan. Entre quienes sí dan una respuesta, destaca la referencia que supone para ellos la figura paterna. El padre es mencionado por el 12,20 por ciento como la persona con la que se identifican y que tienen como referente del mundo profesional. La madre, por su parte, es el ejemplo a seguir para un 4,6 por ciento de los alumnos. Hay otro 2,70 por ciento que aluden a sus padres, en plural, como el espejo profesional en el que mirarse.

Más allá de la familia, Amancio Ortega es la referencia para un 3,9 por ciento, mientras que el segundo nombre propio que aparece mencionado es el de Steve Jobs, citado por el 1,6 por ciento y cierra el podio Bill Gates (1,10 por ciento). Tres nombres de empresarios.

Atendiendo a las cinco principales razones que esgrimen para justificar su decisión destacan, por este orden, que los estudiantes «admiran su profesión», son personas «muy trabajadoras», ensalzan la figura del empresario, valoran que han «conseguido sus metas» y ponen en valor su «esfuerzo».

¿Cuestión de género?

En el cuestionario que la Cámara realiza a los jóvenes se incluye una pregunta en la que aborda directamente la cuestión de género. Pregunta en particular «si consideras que existen profesiones vinculadas a un determinado género (hombre o mujer) que nunca te plantearías realizar». Un 21,5 por ciento de los adolescentes responde afirmativamente, aunque «no renunciaría a ellas si me gustaran», mientras que hay un 3,4 por ciento de estudiantes que responde que sí existe esta segmentación y que «no se sentiría cómodo/a» ejerciendo esa profesión. Para la mayoría (tres de cada cuatro), no obstante, las profesiones son «independientes» al género.

En esta ocasión han participado 6.670 estudiantes con edades comprendidas entre los 15 y los 18 años, de 116 centros escolares repartidos entre las provincias de Sevilla (62 centros), Cádiz (27 centros), Córdoba (20 centros), Badajoz (11 centros), Huelva (3 centros), Cáceres (uno), Málaga (uno) y Santa Cruz de Tenerife (uno). El trabajo de campo se realizó entre los meses de octubre de 2017 a mayo de 2018.