El nuevo Colón de la aviación

Solar Impulse II aterriza en Sevilla después de cruzar el Atlántico en tres días con el sol como único ‘combustible’

24 jun 2016 / 00:04 h - Actualizado: 24 jun 2016 / 00:19 h.
"Aeronáutica","Energías renovables"
  • El Si2 aterrizó en el aeropuerto San Pablo pasadas las 7.30 horas. / Solar Impulse
    El Si2 aterrizó en el aeropuerto San Pablo pasadas las 7.30 horas. / Solar Impulse
  • Borschberg recibió a Piccard a su llegada. / Jesús Prieto
    Borschberg recibió a Piccard a su llegada. / Jesús Prieto

Un ruido ensordecedor levantó ayer a más de uno de la cama a primera hora de la mañana. Parecía que Sevilla se hundía; nada que ver. Se trataba de la bienvenida que le dio la Patrulla Águila del Ejército del Aire al Solar Impulse II pilotado por Bertrand Piccard, el nuevo Colón de la aviación, que ayer escribió una página más de la historia de Sevilla y de la aeronáutica, cuando aterrizó en el aeropuerto de San Pablo a las 7.38 horas. Una maniobra que se alargó 30 minutos y que abría un día clave en el calendario: el del solsticio de verano.

Tres días atrás, Piccard despegaba desde el aeropuerto JFK de Nueva York rumbo a lo que más de uno calificó como una «hazaña»: cruzar el océano Atlántico con el primer avión que vuela gracias a la energía solar. Un viaje de 6.765 kilómetros que ha durado tres días y tres noches. 71 horas y 8 minutos sin parada para repostar que Piccard culminó a las 7.38 horas con un sonoro «¡good morning Sevilla!».

El piloto apeló en varias ocasiones al espíritu de uno de los descubridores más conocidos de España: «Colón hizo el viaje de ida a América y alguien tenía que volver». Más de cinco siglos después, recorría la distancia que hay entre el Nuevo y el Viejo Mundo con la intención de demostrar que estos «ya no son un espacio geográfico, sino un estado de la mente». Para Piccard y su compañero de aventura, André Borschberg, ese estado es el que apuesta por un mundo en el que presidan las tecnologías limpias.

Un mundo que ayer simbolizó un niño de corta edad llamado Antoine, que cautivó a más de uno de los presentes cuando lo vieron aparecer vestido de piloto. Piccard le aseguró que el día en que los pasajeros se desplacen en aviones eléctricos no está tan lejos –en una década volarán con un número reducido de pasajeros, según Borschberg–, como tampoco lo está el primer vuelo comercial propulsado solo por la energía solar, «un avión que quizá construyas tú», le vaticinó Piccard al pequeño Antoine. Un avión que cogerá el relevo de Si2, equipado con 17.248 células solares que visten las alas de 72 metros de largo y que cargan las baterías que hacen funcionar los motores eléctricos y las hélices. Un avión que se recarga en pleno vuelo, explica Borschberg, quien asegura que «el vuelo podría ser eterno, si no fuera por los límites del piloto».

Pero para que el pequeño tenga esa oportunidad, los dos pilotos apelaron a la responsabilidad de los gobiernos y les animaron a invertir en exploraciones, en gente que apueste «por salir de la zona confort», como en su día lo hicieron los Reyes Católicos con Colón y como ha hecho con ellos la Fundación Príncipe Alberto II de Mónaco –país donde se ubica el centro de operaciones–, así como el cerca de centenar de socios que participan en este proyecto. Si2 cuenta con una inversión de 13 millones por cada año de proyecto otros 13.

Altran fue uno de los primeros partners de Si2. La ingeniería ha desarrollado en España el copiloto virtual que alertaba en caso de fallo cuando Piccard estaba descansando –pequeñas siestas de 20 minutos que se complementaban con un estudiado plan de relajación basado en el yoga–. O Solvay que ha utilizado materiales compuestos para construir una microcabina ligera y eficiente, que se complemente con las ventanas de policarbonato de Covestro, que protege al piloto y las baterías de las temperaturas extremas. O las microrredes desarrolladas por ABB. También destaca la participación de Nestlé, que ha diseñado un menú de once comidas diarias.

El Si2 despegará de San Pablo a finales de la semana que viene con destino a Egipto. Desde allí se emprenderá la última etapa –la 16– de esta vuelta al mundo que aterrizará en Abu Dhabi, donde todo empezó en marzo del año pasado.