Si se aumentara la presencia de mujeres en los puestos de máxima responsabilidad de las empresas, España podría mejorar hasta un 15 por ciento su PIB hasta 2025. No es una idea bienintencionada, sino un dato avalado por una investigación de McKinsey.

Para poner en valor el «talento femenino» y promover la incorporación de mujeres a los puestos de decisión, la Fundación Woman Forward –que lleva un año de andadura– ha puesto en marcha un think tank compuesto por varias decenas de líderes empresariales y catedráticos, hombres y mujeres, con la misión de difundir que hay razones objetivas y medibles del beneficio que comporta la visión femenina. Y hacerlo, además, recopilando las investigaciones y estudios que se han detenido a profundizar, desde diferentes perspectivas, que el género contribuye –y la manera en la que lo hace– a mejorar las cuentas y el funcionamiento de una organización empresarial. La conclusión es que crea valor para la sociedad, para la economía, mejora la igualdad, el gobierno corporativo, la sostenibilidad, el crecimiento y la gestión empresarial y el poder de compra. Así lo reseña la presidenta y fundadora de Woman Forward, Mirian Izquierdo. «Valores que tienen las mujeres como el cuidado o una mayor aversión al riesgo se ven primado en las empresas», según atestigua un estudio de la universidad de Roma y Toronto, que reseña que ellas aportan además buen gobierno corporativo, buscan implicar a los grupos de interés y mejorar la comunicación con los trabajadores, apunta Izquierdo.

Pero para llegar hasta ahí, primero las mujeres deben querer hacerlo y prosperar en sus carreras profesionales. ¿Qué les frena? «No solo es la conciliación. Yo creo que hay un problema muy grande en el estrés asociado que ven muchas mujeres en llegar a esos cargos de alta dirección y que les lleva a renunciar a ellos de antemano». Por ejemplo, cuando te dicen que tienes que tener un horario hasta las nueve de la noche. «Seas madre o no, a lo mejor no te compensa», cuando debería haber otros criterios de meritocracia o de flexibilización, señala. «Habría que cambiar la forma de trabajar de las empresas, que han sido conformadas por hombres y que se han diseñado a la manera más adecuada para ellos». La mujer podría flexibilizarla y hacerla más eficiente, precisa.

Para ir avanzando pasos, desde el punto de vista legislativo, Izquierdo reseña que «una ley de cuotas podría ser útil», así como «dejar muchos menos resquicios a la brecha salarial también ayudaría, forzar a las empresas a que sus horarios fueran más flexibles y que permitieran el teletrabajo. Hay que hablar de corresponsabilidad, no de conciliación como si fuera una obligación de las mujeres, es de los padres», concluye.

La Fundación tiene otras misiones. Entre ellas, se encarga de apoyar a las directivas mayores de 45 años que se quedan sin empleo y que necesitan emprender pero no saben cómo hacerlo. «Es una pérdida de talento muy grande para la sociedad, así que les ayudamos».

Y también se ocupa de promover las carreras STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics) entre las niñas porque curiosamente se da una paradoja: cuanta más igualdad hay en un país, menos niñas estudian carreras técnicas y científicas. «Habrá que ver cómo se comunica a las niñas el valor que aportan social y humanamente esas carreras para que se sientan más atraídas hacia ellas. Hemos hecho un programa que va a acercar esa realidad a las empresas y a los colegios».