«En Andalucía solo interesa el precio y no si el kiosco será rentable»

Irrumpieron en el mercado de los kioscos interactivos cuando apenas se conocían en España. De eso hace más de una década. Reinterpretaron a tiempo el producto y sobrevivieron a la crisis. Entre sus clientes figuran Iberdrola, Fagor o Ausonia

23 ene 2016 / 20:24 h - Actualizado: 23 ene 2016 / 22:04 h.
"Empresas"
  • Roberto García, cofundador de Artemedia, con uno de los kioskos multimedia que están fabricando para un centro comercial de Bilbao. / El Correo
    Roberto García, cofundador de Artemedia, con uno de los kioskos multimedia que están fabricando para un centro comercial de Bilbao. / El Correo

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{¿Como surge Artemedia?

—Fue en el año 2004. Mi socio, David Martínez, y yo trabajábamos juntos en una empresa de tecnología, que desapareció. Ya en el año 1998 había empresas en España que hacían kioscos interactivos, pero como suele ocurrir en este país cuando surgió aquí el producto ya estaba medio desarrollado en otros países europeos y en Estados Unidos. Nos pareció un buen negocio. Al ser muy nuevo había muchas deficiencias. Así que decidimos emprender el proyecto por nuestra cuenta e intentar mejorar los fallos que veíamos.

¿Qué hacen exactamente?

—Fabricamos kioscos multimedia, que utilizan componentes electrónicos, elegidos en función del objetivo que debe cumplir la máquina. Las posibilidades de aplicación son inmensas, desde el alquiler de una bici, la compra de un billete de tren o hacer el pedido en un restaurante de comida rápida. Las funciones del kiosco se personalizan según las necesidades del cliente.

¿Quién es su potencial cliente?

—El 90 por ciento son empresas de software. Nosotros tenemos dos líneas de negocio: la fabricación y el desarrollo de aplicaciones. Normalmente, las empresas de software nos contratan para que le hagamos el hardware. Diseñamos y construimos la máquina a la que luego ellos le instalarán la aplicación que necesitan sus clientes. Pero hay clientes que prefieren la máquina final directamente en mano y nosotros, además de fabricarla, les desarrollamos el software.

¿Para qué empresas han trabajado?

—Hemos trabajado con Iberdrola, Ausonia, Lidl... Actualmente fabricamos para Fagor y uno de los proveedores de Airbus, entre otras.

¿Dónde se ubican sus principales clientes?

—De Madrid hacia arriba. Valencia, Cataluña, el País Vasco, Galicia... Aquí en Andalucía se intenta explicar qué es un kiosco interactivo y no lo entienden. De hecho, solo se ven en los McDonald, en Renfe, el Metro y el Sevici.

¿Por qué cuesta posicionar el producto en Andalucía?

—Por poder adquisitivo y por mentalidad. No son máquinas económicas, aunque hay que tener en cuenta que cuando un producto te da ventajas al final renta. Pero el principal motivo es la mentalidad. En las comunidades que son más punteras tecnológicamente hay una mentalidad muchísimo más abierta. Mientras que en una tienda de ropa de Madrid les pones una pantalla multitáctil, donde el usuario puede probarse los vestidos simulados y subirlos a las redes sociales, y te dicen que es una maravilla. Aquí solo preguntan cuánto vale.

¿Venden en el extranjero?

—Hemos enviado kioscos a Inglaterra, la República Democrática del Congo, Italia, así como varios países latinoamericanos a través de nuestros clientes, que hacen de intermediarios. El objetivo para este año es vender al exterior nosotros directamente, para lo que estamos traduciendo la página web al inglés. Nos queremos centrar en Inglaterra, Francia, Alemania, aunque éste es un objetivo muy complicado porque los alemanes son muy cerrados. De hecho tuvimos una operación con la central madrileña de Lidl, les gustó el proyecto y querían ponerlo a nivel europeo pero cuando llegó a la central alemana lo primero que preguntaron fue de dónde era. Al final contrataron a una empresa alemana a pesar de que nosotros éramos más competitivos. Esa es una de nuestras ventajas: tenemos calidades igualadas al producto alemán pero a precios más asequibles.

¿Cómo les ha afectado la crisis?

—Se ha notado, pero hemos escapado bien. Entre 2010 y 2013, las ventas se redujeron y la facturación cayó en torno a un 30 por ciento. Pero desde hace dos años vendemos más, aunque la facturación sólo se ha recuperado un 20 por ciento. Antes de la crisis fabricábamos unas 200 máquinas al año y las podíamos vender perfectamente entre los 3.500 y los 4.000 euros, sin ponernos pegas. Ahora producimos entre 500 y 700 kioscos al año por 1.500 euros y a los clientes les parece muy caro.

¿Cómo consiguieron sobrevivir a la recesión?

—Cambiamos los diseños de la máquina, buscamos nuevos proveedores con precios más competitivos y con menores plazos de entrega porque el cliente quiere el producto y ya. Intentamos simplificar las soluciones que querían los clientes, hacer la misma máquina, a menor precio y más bonita. ~