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«En Sevilla tenemos un equipo de I+D de lo mejor del mundo»

Chromagen España, empresa sevillana de energía solar térmica, distribuye desde el polígono La Isla a 22 países. Sólo en 2017 instaló 15.000 metros cuadrados de superficie de captación en viviendas e industrias y desde hace cinco años crece un 15 por ciento

23 ene 2018 / 22:06 h - Actualizado: 27 ene 2018 / 20:42 h.
"Tecnología","Medio ambiente","Empresas","Innovación","Energías renovables","Marcaje al empresario"
  • Antonio Reina, CEO de Chromagen España, con sede social en Dos Hermanas. / Manuel Gómez
    Antonio Reina, CEO de Chromagen España, con sede social en Dos Hermanas. / Manuel Gómez

—¿Cómo nació Chromagen España?

—Nació en Sevilla hace unos 25 años, somos una empresa sevillana, tributamos aquí y somos fruto del desarrollo de las energías renovables, si bien el accionariado es internacional. Somos una empresa pionera en el aprovechamiento de la energía del sol para el calentamiento del agua y, al día de hoy, uno de los líderes mundiales en captadores y acumuladores solares térmicos.

—¿Cuántos empleados tiene Chromagen España?

—En Sevilla tenemos una plantilla de 16 trabajadores y unos 15 comerciales externos. Poseemos 135 puntos de ventas.

—¿En cuántos países distribuyen desde Sevilla?

—Desde Sevilla llegamos a 22 países de Europa y América Latina. En cada país se lleva una estrategia diferente. En América Latina se trabaja mucho las instalaciones industriales porque el poder adquisitivo no permite el acceso de las energías renovables a los particulares. Trabajamos para gobiernos, instituciones, hospitales, etcétera para la producción de agua caliente. Y no sólo eso, tenemos muchos clientes de la industria química, textil, criaderos de pollos o cerdos e incluso mataderos que consumen mucha agua caliente.

—Pero hay más aplicaciones en el ámbito privado.

—Sí, además del agua caliente sanitaria otra aplicación es el calentamiento de piscinas, particulares o de polideportivos.

—¿Cuáles han sido sus últimos proyectos?

—El pasado año hicimos la instalación para dos hospitales en Nicaragua, la ciudad hospitalaria de Panamá, otro en Uruguay y ahora estamos con el gobierno ecuatoriano en otro proyecto. En España se trabaja más para empresas instaladoras y constructoras.

—¿Fabrican en Sevilla?

—No, pero sí hacemos desarrollo de productos. Tenemos un departamento de I+D y de ingeniería que le diría que es de lo mejor que hay en el mundo. Desde Sevilla somos la punta de lanza de la compañía. Aquí se realizan los proyectos más complejos de todo el grupo empresarial al que pertenecemos, grupo que trabaja en más 45 países y que fabrica desde hace más de 65 años.

—¿Cómo evolucionó la facturación de Chromagen España estos años?

—Desde hace cinco años atrás crecemos un 15 por ciento aproximadamente. En 2017 instalamos 15.000 metros cuadrados de superficie de captación instalados para clientes particulares y para la industria.

—¿A qué tiende el mercado en cuanto a tecnología?

—Se buscan sistemas híbridos que proporcionen todas las necesidades de las viviendas y la producción gratuita del agua caliente sanitaria. En un par de años estará prácticamente desarrollada. Siempre hay que adaptarse a la legislación y a las nuevas tecnologías.

—Este año cambia la norma.

—Sí, el usuario podría elegir con más libertad el sistema de agua caliente que quiera y se tiende a eso, a la fabricación híbrida de equipos que den agua caliente sanitaria y climatización con apoyo de placas solares. En el pasado la instalación solar y el equipo de climatización eran sistemas totalmente independientes, cada instalador le montaba una y otra cosa.

—¿Son los cambios legislativos que necesita el sector?

—En Europa la tecnología cambia muy rápido y la legislación se va adaptando. Los grupos de presión de climatización y solar intentan siempre que los cambios les beneficien. Pero la nueva normativa aumenta la apertura y, sobre todo, la elección por parte del usuario final.

—¿Habrá resurgir del sector?

—Supondrá que nos tendremos que adaptar a esas nuevas tecnologías. El sector depende de la construcción. Y ésta se está reactivando poco a poco.

—¿Está a favor de las subvenciones o no?

—Hay pocas hoy en día y cuando aparecen duran poco porque las cuantías son pequeñas. Los subsidios siempre son ventajosos, pero desde la empresa pensamos que es mucho más importante que los gobiernos autonómicos y el estatal apoyen y fomenten las energías renovables promocionándolas antes que subsidiándolas. ¿Por qué? Porque realmente suponen un ahorro para el usuario.

—¿Cree que el sector depende demasiado de las subvenciones?

—Hablamos de amortizaciones de entre tres y cuatro años sin subvenciones. Son inversiones muy seguras. Realmente hay que promocionar el uso de las renovables en todo el país. Las ayudas públicas directas están bien, pero tienen un lado negativo: cuando no hay subvenciones no se vende en el sector. Se espera a que salgan las ayudas para consumir. Y las personas se tienen que dar cuenta de que el uso de renovables es y debe ser una necesidad. El sector no puede depender de si hay o no subsidios. En 2016, en Andalucía se acabaron las subvenciones y fue muy difícil para los instaladores. Muchas empresas cerraron. En 2017 se ofertaron para hoteles, por ejemplo. Para particulares apenas hay.

—¿El sector está ahora más fuerte en Andalucía?

—Las empresas instaladoras se diversificaron para superar los años malos, ahora se ve que el mercado empieza a levantarse. Se ve que se despierta. Desde el punto de vista de fabricantes, desaparecieron muchos.

—¿Que les distinguen?

—El equipo humano que es francamente increíble y la calidad de los productos, con una vida útil de 25 años.