Fondos y empresas esperan el rescate de Abengoa para comprar sus activos

Las desinversiones no llegan y la compañía afronta el reto de lograr un pacto en unas semanas

29 feb 2016 / 22:15 h - Actualizado: 29 feb 2016 / 22:27 h.
"Economía","Sector privado","Empresas","Abengoa","Crisis en Abengoa"
  • Instalaciones de la multinacional Abengoa en Palmas Altas, Sevilla. / José Luis Montero
    Instalaciones de la multinacional Abengoa en Palmas Altas, Sevilla. / José Luis Montero

Abengoa no vende sus activos porque los fondos de inversión y las empresas interesadas están esperando el rescate, mientras que la multinacional sevillana afronta la recta final de las negociaciones con bancos y acreedores con el reto de tener listo un preacuerdo a mediados de marzo, en un entorno cada vez más complejo que le ha impedido abonar las nóminas de febrero.

A un mes de que finalice el plazo –el 28 de marzo es la fecha tope– para lograr un acuerdo con los acreedores que salve al grupo del concurso, que sería el mayor de la historia de España, las negociaciones avanzan a contrarreloj. Para cumplir todos los plazos es necesario, según fuentes consultadas, que el preacuerdo con los mayores acreedores (banca y bonistas) esté listo, como muy tarde, a mediados de marzo.

Al tiempo, Abengoa se comprometió hace un mes a acometer desinversiones por 150 millones de euros antes de que finalizase el plazo legal del preconcurso de acreedores, un importe que rebajó a 100 millones. Ahora, incluso esta cantidad sigue pareciendo alta.

Hay interés por parte de fondos, ingenierías y constructoras, pero éstas no están dispuestas a acometer las operaciones hasta conocer el desenlace de la crisis de la ingeniería. Por dos motivos, por la dificultad para encontrar interlocutores y por el miedo a que un futuro gestor externo pueda deshacer dichas operaciones.

Hasta la fecha, Abengoa se ha desprendido de sus antiguas oficinas en Madrid, en la calle General Martínez Campos, y de su participación en la planta termosolar Shams-1, en Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos), por alrededor de 30 millones de euros. Además, negocia la venta del edificio de casi 8.400 metros cuadrados que tiene en la avenida de la Buhaira de Sevilla por el que espera ingresar no menos de 10 millones de euros.

En septiembre, en el marco del acuerdo para la ampliación de capital que fracasó, Abengoa, que entonces lideraban Felipe Benjumea y Santiago Seage, aceptó vender activos por 1.200 millones. Entre las posibles ventas figuraban dos plantas de cogeneración y un hospital en Brasil, las desaladoras de Ghana, plantas solares en Sudáfrica, Chile o Argelia, líneas eléctricas en Perú, una central de agua en Estados Unidos, un parque eólico en Uruguay, una planta de cogeneración y un ciclo combinado en México o instalaciones fotovoltaicas en España.

Todos estos proyectos siguen en el mercado, al igual que el negocio de Abengoa Bioenergía, por la que el grupo andaluz quiere cobrar 1.000 millones de euros.

El plan industrial para la Nueva Abengoa prevé una compañía más pequeña, centrada en la actividad de ingeniería y construcción y con un ambicioso plan de desinversiones. Su propuesta financiera, además, estima reducir la deuda a un tercio, de los casi 9.000 millones actuales a 3.000.

La reestructuración de la deuda podría pasar por quitas, una opción que la banca rechaza, capitalización de la deuda, préstamos participativos a largo plazo o una combinación de varias que, al final, terminará dando el control de esa nueva Abengoa a bancos y fondos.

Estas negociaciones se han entrelazado con las conversaciones en torno a la concesión de una línea de liquidez por parte de los fondos tenedores de bonos para que la compañía pueda hacer frente a pagos urgentes, por unos 165 millones de euros.

Aunque el crédito estaba prácticamente listo a mediados de enero, las exigencias de los bonistas –un interés del 25 por ciento y la mitad de las garantías concedidas a la banca– han despertado el rechazo de las entidades financieras, retrasando así unos fondos destinados a aliviar las necesidades de liquidez del grupo.

La falta de liquidez ha llegado esta semana a que la compañía informase de que no abonará a tiempo las nóminas de febrero.