Guía para obrar el ‘milagro’: que trigo y girasol sean rentables

Expertos recomiendan producir lo que el mercado pide, almacenar e innovar

17 jul 2017 / 09:04 h - Actualizado: 17 jul 2017 / 08:00 h.
"Agricultura","Agroalimentación","El campo y su agroindustria"
  • Espigas en plena granazón esperan su recolección en la campiña. / Javier Díaz
    Espigas en plena granazón esperan su recolección en la campiña. / Javier Díaz

La cara: Sevilla es un referente en el mercado cerealístico español. El 60 por ciento del valor de las exportaciones sale de la provincia. Copa la mitad de la producción nacional (el 56 por ciento en el caso del trigo blando o el 94 por ciento del arroz). La cruz: la superficie cultivada disminuye año a año por la falta de rentabilidad de cultivos herbáceos como el trigo y el girasol. En la provincia se registra un descenso medio del 30 por ciento del terreno sembrado en los últimos años. Entonces, ¿tienen futuro estos cultivos? Sí, pero sólo si el agricultor se pone las pilas, ya que no puede luchar ni contra los bajos precios ni contra la climatología. Entonces, ¿qué puede hacer?

El pasado jueves Asaja reunió en la sede de la Fundación Caja Rural del Sur a agricultores, investigadores y empresarios en las XXXIV Jornadas de Cultivos Herbáceos, donde se dieron algunas recetas para lograr lo casi imposible: que la siembra de, por ejemplo, trigo y girasol sean rentables.

Hoy en día, según Asaja, los costes del trigo duro pueden superar los 600 euros por hectárea, mientras que los de las pipas rondan los 400 euros. Por tanto, se necesita producir unos «2.800 kilos de trigo duro y 1.200 de girasol para ser rentable». ¿Se consiguen estas cifras? Difícilmente. Por eso los agricultores cambian de cultivo y tienden a plantar colza o leguminosas e incluso a cambiar de tercio con olivos o almendros. Pero ojo, esto tiene sus riesgos.

José Vázquez, responsable de la sectorial de cereales de Asaja Sevilla, recordó «que la historia se repite» y que en Andalucía se arrancaron muchos olivos.

El carmonense José Manuel Rodríguez, responsable de ventas de la sección de cereal de Manzanilla Olive, aseguró que «preocupa» el crecimiento de ciertos cultivos en detrimento del cereal y que el sector se queja mucho del mercado pero «también tiene parte de culpa». ¿En qué sentido? «Producimos lo que vemos en el vecino y hay que producir lo que el mercado pide. En Sevilla tenemos cultivos con oportunidades, por ejemplo, el trigo duro», indicó. En su opinión, la cebada maltera es otra «oportunidad» porque «tenemos aquí una fábrica y se paga por encima del trigo blando en Sevilla». «No hay que obcecarse –remarcó– en producir algo que luego nos cuesta trabajo vender».

Además, ironizó con la definición de calidad: «Es aquello que usted no tiene», para denunciar que la industria no paga la calidad, una queja generalizada en la sala.

La intervención de José Sánchez, responsable de compras del Grupo Sovena, fue más que polémica. En primer lugar apuntó que «la desgracia del girasol es que se siembra tras el trigo», para añadir a renglón seguido que «en secano no hay un cultivo más rentable que el girasol». Afirmación que provocó el murmullo del público.

Tras 42 años en el sector del girasol, Suárez indicó que en Andalucía hay 120.000 hectáreas menos de pipas por la apuesta por el olivo y el almendro, «que le restan 55.000 hectáreas», y por la colza y las leguminosas. Con todo, subrayó que hoy el girasol tiene unos gastos de entre 315 y 325 euros, «mientras que el trigo es de 500 euros».

Un dato que el público recibió con murmullos, pero que fue refrendado por Arturo Hidalgo, director gerente de Cocereales, cooperativa de segundo grado con más de 10.000 agricultores asociados. Para Hidalgo, «el girasol es de los más rentables» aunque la situación «da pena».

Hidalgo explicó que en su cooperativa también descendió la superficie cultivada de maíz en un 30 por ciento este último año, un 50 por ciento en las pasadas campañas, y que el agricultor «poco puede hacer» en cuanto a los bajos precios. Solución: «Hay que seguir reduciendo costes, probar con nuevas variedades e incrementar la rentabilidad con mejoras tecnológicas». «Y muy importante para lograr un buen precio es almacenar. Siempre hay variabilidad de los precios a lo largo de la campaña», avisó.

Pedro Villa, también carmonense y broker en Nothstar Brokerage, aludió a la «libertad» para elegir que dan los cultivos herbáceos, «que tienen proyección de futuro». A su juicio, hay que preguntarse qué se puede cultivar aquí que sea conflictivo sembrar en otros sitios. «Hay que ver qué le interesa al mercado, porque la producción internacional nos aplasta», lamentó. Así, recomendó a los agricultores que diseñen mejores estrategias para ofrecer «algo que diferencie del resto». Un ejemplo, un trigo duro alto oleico o una colza con característica específicas.

José Antonio García de Tejada, director técnico de Euralis Semillas, dijo llevar «30 años rodeado de girasoles que producen para España y el resto del mundo». En su opinión, las multinacionales apuestan por Andalucía y por los países del Este, de ahí que tres de ellas estén presentes en Sevilla. La razón: «Aquí se dan los mejores factores para investigar».

«En los países del Este se están plantando variedades de más calidad y muchas han nacido en Sevilla», advirtió.

El profesor asociado de la Universidad de Sevilla y director de Agrovegetal, Ignacio Solís, puso el acento en que el secano extensivo «necesita una mejora del nivel tecnológico». «No se aplica bien, casi un tercio se siembra tarde y mal», denunció. Y entre sus propuestas: una buena rotación (destacando la importancia de la colza y leguminosas como el garbanzo), mejorar la relación con las empresas de insumos y seguir investigando para obtener mejores semillas y más baratas.

«Hay que fomentar que haya empresas locales que investiguen en mejorar las semillas y que las variedades sean buenas para el agricultor y también para la industria. Además, hay que luchar para que se paguen bien», concluyó Solís en una jornada en la que también participaron Segundo Benítez, delegado de la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural en Sevilla, y Ricardo Serra, presidente de Asaja Sevilla, quien reclamó que la revisión de la PAC destine más fondos a los cultivos herbáceos.

«En 1986, cuanto España entró en la Unión Europea, el maíz se pagaba a 31,5 pesetas. En 2016 estaba a 29 pesetas, cuando sólo por la inflación debería estar a 60», criticó Serra, quien también siembra cereales en sus tierras.