sevilla{¿Artecer tiene raíces en Triana?
—Nació en 1982 y surgió por la derivación de otra fábrica que cambió de propietario. Yo era el encargado de la parte comercial y administrativa y me lancé en solitario. Pero sí, de un taller de cerámica en Triana nació Cerámica Ibérica en 1971, y de ahí surgió Artecer.
—¿Cuántos trabajadores y qué facturación anual registra?
—En la actualidad somos 14 trabajadores y nuestra facturación alcanzó en 2014 unos 800.000 euros. Este año cerraremos el ejercicio con unas cifras parecidas.
—¿Cuánto sufrieron por la crisis?
—La facturación cayó entre un 30 y un 40 por ciento. En el sector, los grandes talleres cerraron.
—¿Qué previsión tienen para 2016?
—Mantenernos o crecer moderadamente. Llevamos varios años al mismo nivel y puede que en 2016 logremos algún crecimiento en exportaciones, sobre todo, por la bajada del euro respecto al dólar. La recuperación, por ahora, es lenta.
—¿Qué fabrican en el polígono La Red?
—Artesanía decorada a mano a cuerda seca. Platos, azulejos, relojes, espejos, cruces con motivos religiosos... decorados a mano, con acabado artesanal. El 80 por ciento es fabricación propia.
—¿Cuáles son sus principales clientes?
—Los comercios de las zonas turísticas. Donde más vendemos es en Barcelona, Madrid, Toledo, Segovia, la Costa del Sol, Sevilla y Córdoba, así como Canarias, Mallorca y el Levante. Vendemos en el mercado turístico, de los souvenirs.
—¿Y fuera de España?
—Exportamos a Estados Unidos, Francia, Italia y, sobre todo, Portugal.
—¿Cuánto representa la exportación?
—Entre un 15 y un 20 por ciento. Los pedidos para Portugal, Italia y Francia son para pequeñas tiendas, mientras que los de Estados Unidos son para cadenas de distribución. El estadounidense es últimamente nuestro mejor mercado exterior.
—¿Cuánto fabrican al año?
—Entre 200.000 y 300.000 piezas cada año. Algunas son pequeñas, como los imanes para las neveras, y otros tienen más dimensiones, como los relojes o espejos.
—Entonces, ¿tienen diseños propios para cada ciudad?
—Sí. Para cada ciudad tenemos diseños con los principales monumentos y, además, muchos son diseños árabes o florales, pero especializados. Incluso tenemos artículos con motivos religiosos cristianos, hebreos y judíos.
—¿En qué se diferencia su artesanía?
—En la técnica de la cuerda seca. Compramos el barro blanco, la arcilla, y dibujamos sobre la pieza, se rellena el contorno del dibujo con la perilla dando lugar a la decoración en relieve, cuerda seca, y se cuece en el horno manual de un ciclo de cocción de nueve horas a unos 930 grados y se deja enfriar otras nueve. En las piezas con terminaciones en oro se vuelve a pintar a pincel y se vuelven a cocer a menos grados. Las más comerciales no llevan oro. ¿Sabe de dónde viene el nombre de la cuerda seca? Los diseños árabes de los azulejos eran rectilíneos porque se usaban cuerdas para separar los colores. Al secarse, la cuerda se retiraba. Ese es el origen del nombre de cuerda seca.
—En Sevilla hay varias fábricas que hacen cosas similares, ¿qué les diferencia?
—Tenemos diseños propios, un equipo muy profesional y con una larga trayectoria porque nacimos en 1982 pero nuestro origen está en 1971. Hay diseños que los mantenemos porque siguen siendo válidos, otros han evolucionado.
—¿Cómo está el sector en España?
—Sigue habiendo mucho turismo, pero el nivel de consumo, de compra, bajó muchísimo. El sector de la cuerda seca pervive en Sevilla, pero en el resto del país la cerámica artesanal ha caído mucho. En Puente del Arzobispo (Toledo), Talavera de la Reina, Granada, Manises (Valencia) y lugares similares el sector se ha resentido una barbaridad.
—¿Por qué?
—Porque hacen cerámica esmaltada y los chinos los han sustituido con un producto de menor calidad pero con menor precio, algo que el turismo ha asumido bien.
—Pero la cuerda seca sobrevive...
—Se ha mantenido porque es un artículo atractivo, con una fabricación totalmente manual y con una producción no masiva. Se rellena el dibujo sobre la arcilla sin esmaltar, así que el acabado parece en relieve. Hemos sobrevivido a los chinos con un producto original, tradicional y de alta calidad. Y hay un sector del turismo que demanda productos de gran calidad.
—¿Qué diferencia de precio hay con un producto chino?
—Puede ser cinco o seis veces más barato que una artesanía a cuerda seca. ~