Sin tienda física, tras casi diez años de retiro profesional y sin apenas financiación, Teresa Fernández de Castro ha logrado poner en marcha un proyecto de moda de baño para toda la familia que despunta en el sector. Teruca.es es el fruto «de un proyecto personal» y de una «necesidad».
Hija de ingeniero y la mayor de ocho hermanos, Teresa Fernández de Castro consiguió estudiar diseño y moda y, a la hora de hacer el proyecto de fin de curso, se fijó en el baño «para diferenciarme del resto de compañeras, más centradas en la moda flamenca». Poco tiempo después abrió su taller y, después de casi quince años –desde 1993 hasta 2007– lo aparcó porque el taller de Barcelona que le cosía echó el cierre y su situación familiar no le permitía producir fuera de España.
Ahora, con tres hijos adolescentes, volvió a lanzarse a un mercado ya muy diferente. «Desempolvé mis patrones y mesas de corte, aún guardados porque sabía que algún día volvería, porque ahora necesito trabajar. No se si el momento es bueno o malo, pero es mi momento», explica tras contar que logró la financiación gracias a un crowdfunding familiar.
«En 2015 diseñé mi primera colección de esta segunda etapa y en 2016 ya hice estampar mis propias licras, lo que siempre quise hacer para ofrecer estampados exclusivos. Si algo he aprendido es que hay que tener algo diferente a lo que ya existe en el mercado», asegura esta emprendedora.
¿Y cómo cambió el mercado en estos años? Para Fernández de Castro, ahora es más fácil llegar al público gracias a las redes sociales, «pero se busca lo mismo». «Antes el catálogo se repartía y ahora mi colección llega por el móvil a todo el mundo», recalca.
Por ahora, sus bañadores de mujer, hombre y niño se venden, fundamentalmente, en «Andalucía, Madrid, Valladolid y Oviedo», pero ella ya tiene sus miras puestas más allá. Para ello pone su confianza en un sistema de venta nada convencional: «El método del tupperware o la Thermomix». «En Madrid tengo una distribuidora que vende más que una tienda», asegura. A su juicio, el traje de baño es un producto muy personal «que requiere probárselo en casa, que la amiga te diga que te queda bien..., así que vendo en showrooms y por distribuidoras, por el boca a boca, además de en tiendas multimarcas de Madrid, Marbella y Sevilla», explica sin olvidar que su página web es su mejor escaparate.
«Mi colección no está pensada para la talla 36 industrial, mis patrones están trabajados con curvas, con forros delante y detrás... Mi objetivo es que la mujer esté cómoda, que su bañador se fije, que se adapte a su cuerpo, que no se sienta media desnuda con una prenda que se mueve y da de sí. Mis clientas me dicen que con mis bañadores tienen menos barriga», asevera sonriente.
Esta empresaria reconoce que le queda un «largo camino», que tiene que ir completando una colección de baño que aún es «básica», pero está convencida de que el autoempleo es su única salida. «Me costó arrancar, pero tengo –apostilla– el apoyo de mis hijos y sé que lo que ofrezco está muy bien valorado». La razón: un diseño y unos acabados de las prendas «de calidad».