«La bolsa es el único mercado en el que se vende en rebajas»

El delegado de EFPA en Andalucía occidental, Ramón Padilla, reclama una certificación profesional para ejercer como asesor financiero europeo, un título que será necesario cuando Bruselas se decida a aplicar una nueva directiva que va con retraso. Y defiende que los mercados no deben condicionar al inversor

23 may 2016 / 21:46 h - Actualizado: 23 may 2016 / 22:12 h.
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  • Ramón Padilla es delegado de la asociación EFPA en Andalucía occidental. / Pepo Herrera
    Ramón Padilla es delegado de la asociación EFPA en Andalucía occidental. / Pepo Herrera

¿Qué es exactamente EFPA Andalucía?

—Es una asociación de asesores y planificadores financieros europeos con el objetivo principalmente de aumentar la cultura financiera entre la población y para promover que haya profesionales certificados para ejercer la profesión.

—¿Cuál es su presencia?

—Somos más de 13.000 asociados. La mayoría trabajamos en bancos, compañías de seguros, corredurías, asesorías financieras.... Según el puesto de trabajo se necesita uno de los tres niveles de certificación profesional. Hasta ahora no se requiere un título homologado por la UE pero cuando entre en vigor la directiva sobre Mercados de Instrumentos Financieros, conocida como MiFID II, será necesario para asesorar a un cliente.

—¿En qué se va a traducir esa nueva normativa?

—Lo que va a hacer es profesionalizar el sector financiero. Aunque se lleva hablando de ella en los dos últimos años, estaba prevista para enero de 2017, pero va a tener un poco de retraso, de un año. Todavía no está claro quién va a proporcionar esta certificación. Hay varias instituciones y empresas que tienen estructura para ello.

—En estos años de crisis el sector financiero ha puesto de manifiesto algunas deficiencias...

—Posiblemente, que no haya habido un título homologado, puede ser una de las causas por las que el sistema financiero en los últimos años ha estado mal gestionado. Lo ocurrido a raíz de la crisis obliga a una regulación del sector. El objetivo final es proteger al inversor y que el ahorrador esté cuidado por profesionales certificados.

—¿Ha habido mala praxis?

—Cuando llega una crisis económica como la que estamos terminando de pasar se ven las dificultades, la mala praxis y la mala gestión. Si todo va bien, no se nota.

—¿Se ha aprendido la lección?

—Del lado de las entidades y los asesores, están más preparados. Y del lado de inversores y ahorradores, a la hora de ir a un banco, buscan a alguien que demuestre conocimiento.

—¿Qué grado de conocimiento diría que tiene el inversor y el ahorrador particular andaluz?

—No es muy elevado, pero es muy parecido a nivel nacional. España no está entre los primeros lugares en educación financiera. Hay que empezar por la base para elevar la cultura financiera.

—¿Qué es lo que busca el ahorrador?

—Depende. Lo ideal es que hablase de las necesidades de vida del día a día hasta la jubilación. Pero eso no ocurre. Depende del momento. Ante la situación de inestabilidad de los mercados financieros, lo que predomina es la seguridad. Si por el contrario se atraviesa una época de estabilidad en los mercados, entonces lo que se quiere es ganar lo máximo posible. No debería importar el momento. Los objetivos vitales no deberían depender del mercado, sino de las necesidades de la vida de cada persona.

—¿Recomendaciones?

—Si tenemos necesidades de largo plazo, tenemos que invertir en renta variable a través de fondos de inversión. Es un momento magnífico. Si tiene necesidades de más de siete o diez años, el mercado variable te ofrece una rebaja, aunque depende también de la aversión al riesgo. La renta variable (bolsa) es el único mercado que, cuando se pone de rebajas, la gente lo que quiere es vender en lugar de comprar.

—¿La crisis ha puesto el foco en la jubilación?

—Hace cinco o siete años se hablaba de jubilación gracias a lo que pasaba en la economía, con mensajes todos los días de que había que preparar la jubilación desde que se es joven. La realidad es que la inmensa mayoría dice que tiene que hacer algo, aunque hacerlo ya es otro trecho.

—La prioridad es cubrir las necesidades básicas...

—Es evidente que no es lo mismo una época de bonanza económica o de crisis. No se hace porque la gente no puede dedicar una parte del salario, pero destinar un 1 o 3 por ciento, algo simbólico, es un gesto para empezar a ahorrar. La rebaja de impuestos y los precios del petróleo incentivan el consumo. La actitud del ahorro viene motivada por cambios generacionales.