«La falta de prevención cuesta 500 millones a la Sanidad pública»

La secretaria de Comunicación y Salud Laboral de UGT Sevilla, María Iglesias, evalúa con un suspenso la prevención de riesgos laborales

13 dic 2016 / 06:47 h - Actualizado: 13 dic 2016 / 00:27 h.
"Salud","Empresas","UGT","Los riesgos del trabajo"
  • María Iglesias durante la entrevista que se realizó en la sede de El Correo de Andalucía. / El Correo
    María Iglesias durante la entrevista que se realizó en la sede de El Correo de Andalucía. / El Correo

-Sobre 10, ¿qué nota le pondría a la salud laboral en las empresas sevillanas?

-No le daría ni un aprobado. En materia de Salud Laboral estamos peor que hace 15 años. Se ha dejado de invertir en prevención y aunque las grandes empresas sí que gastan un dinero en políticas contra la siniestralidad, las pymes han reducido la poca inversión que hacían.

-¿Tiene que ver la crisis con este detrimento?

-Cuando se aprobó la ley hace 21 años costó que las empresas la asumieran como algo necesario; una vez que lo conseguimos, empezaron a disminuir los accidentes. Pero con la excusa de la crisis se ha producido un repunte muy significativo. De hecho, en Sevilla se ha producido un 16 por ciento más de accidentes mortales (un total de seis personas han perdido la vida en su trabajo en lo que va de año). Pero ni la propia administración asume la ley. Ayuntamiento, Junta y Estado contratan empresas que no cumplen con lo más mínimo en prevención. El 061, por ejemplo, no tiene un plan con las pausas obligatorias.

-¿Se ha dejado de invertir en prevención?

-La inversión ha caído muchísimo. Por eso, nosotros nos esforzamos en formar y sensibilizar a trabajadores y empresas, porque si la información sobre la prevención no llega es imposible que se cumpla la ley. El problema es que las empresas no se enteran de que invertir en prevención es hacerlo en un trabajador sano y contento y, por tanto, en una mayor productividad. La salud laboral no es un gasto; de hecho, es menos caro que las consecuencias de un accidente. Se tiene que morir un trabajador para que se den cuenta de las consecuencias de no invertir en prevención. Por eso, también hay que concienciar a los trabajadores de que se está hablando de su salud y de su vida.

-¿Es suficiente la formación?

-La prevención es un tema muy sesudo que requiere estudio y una actualización constante. Sin embargo, en la actualidad la formación que las empresas dan a los propios delegados de prevención se basa en un cursito de un día. En los trabajadores es menor incluso, porque las empresas requieren la incorporación inmediata. De hecho, nos hemos percatado de que la mayoría de accidentes se producen en trabajadores que llevan poco tiempo en la empresa o que tienen una formación menor en la maquinaria que utilizan.

-¿Ayudan las mutuas?

-La Ley de Mutuas ha sido otro de los problemas de la precariedad en Salud Laboral. El médico de cabecera, que es el que trata al trabajador enfermo, se tiene que pelear con la mutua porque le dan el alta cuando aún no está curado. Y hay que recordar que, según lo que recoge la ley, el 95 por ciento de las contingencias comunes pertenece a las cuotas de la Seguridad Social, por lo que las mutuas (que son empresas privadas) ejercen un control del sistema público de Salud. Controlan el dinero que perciben de nuestras nóminas; sin embargo a los tres días te quieren dar de alta, sea cual sea la enfermedad; y no es lo mismo un resfriado que la recuperación tras un cáncer. Esto tiene un coste muy elevado para la administración pública, porque las altas de personas que no están curadas cuestan nada más y nada menos que 500 millones a la Sanidad pública.

-¿Por dónde pasa el futuro de la salud laboral?

-Trabajamos con la esperanza de que las empresas vuelvan a tomarse en serio la situación de la salud laboral y vuelvan a hacer una política preventiva adecuada. Para conseguirlo tenemos que trabajar empresarios y sindicatos al unísono. No obstante, hay que reconocer que los buenos empresarios sí cumplen e intentan que las medidas en prevención salgan bien, pero el problema es que hay muchos malos empresarios.