La Riviera Maya espera al mejor remolachero andaluz de 2016

Azucarera pone en marcha un concurso para fomentar prácticas como el riego solar (en uso en el norte del país) o la automatización y monitorización

17 jul 2016 / 22:03 h - Actualizado: 17 jul 2016 / 22:35 h.
"Industria","Agricultura","El campo y su agroindustria"
  • Campo sembrado de remolacha azucarera en el valle del Guadalquivir. / El Correo
    Campo sembrado de remolacha azucarera en el valle del Guadalquivir. / El Correo

¿Qué hay que hacer para ganar un viaje para dos personas valorado en 2.500 euros cuyo destino es la Riviera Maya? Ser el mejor remolachero de Andalucía en 2016. Con este premio, Azucarera, en colaboración con Caixabank, quiere reconocer las mejores prácticas en el cultivo de la Beta vulgaris variedad saccharífera entre todos los agricultores de la zona sur. El día 19 de septiembre se entregará el galardón en Lebrija con casi 400 agricultores invitados y unas jornadas técnicas en las que se desvelarán novedades en el cultivo.

Según Azucarera, se premiará al cultivador que consiga la mayor producción de remolacha (toneladas tipo por hectárea) en combinación con la mejor calidad tecnológica (porcentaje de pureza), en función de un criterio «objetivo» basado en los datos técnicos.

Hay que recordar que en la provincia de Sevilla, Lebrija, Las Cabezas, Los Palacios y parte de Utrera son tradicionalmente remolacheras, así como también hay cultivo disperso, ya de secano, en El Coronil o Écija. El Bajo Guadalquivir es la zona más azucarera.

Esta iniciativa se enmarca en la batería de acciones desarrolladas por la compañía «para generar visibilidad sobre este cultivo, con participación más activa y visible en el campo», según Jesús Guzmán, director Agronómico y del Plan 2020 de Azucarera, quien subrayó que si el agricultor sigue las recomendaciones en vez de 70 toneladas por hectárea, obtendrá 90.

De hecho, este concurso forma parte de las actuaciones del Plan 2020, un plan agronómico de mejora del cultivo que, incorporando la más moderna tecnología, tiene por objetivo «mejorar los rendimientos y la calidad tecnológica de la remolacha a un coste razonable, en condiciones medioambientalmente sostenibles».

¿Y cuáles son las recomendaciones que más calado pueden tener en el campo? Según Guzmán, el 25 por ciento de los costes de este cultivo van de la mano de la energía, así que hay que abaratar el riego. Los automatismos y el monitoreo de estos sistemas para regar son claves, pero también «el riego solar». Es decir, aprovechar el sol con placas fotovoltaicas para arrancar las bombas que impulsan el riego. «Más de 30 explotaciones del norte de España ya lo usan», resaltó Guzmán, quien también subrayó la necesidad de ajustar la fertilización a la baja con productos más efectivos.

El Plan 2020 se estructura en cuatro líneas de acción: el incremento de la producción, la renovación del proceso productivo, el ahorro de costes y el fomento de la comodidad para los agricultores y el apoyo económico a las inversiones en el campo.

Para subir la producción se incluyen actuaciones como el acceso a asesoramiento técnico personalizado, la formación en nuevas técnicas de cultivo, el alargamiento del ciclo de cultivo mediante la siembra temprana y la recolección tardía, la recepción de remolachas enteras sin descoronar, las mejoras del drenaje en las parcelas y la revisión tanto de equipos (abonadoras, sembradoras...) como de instalaciones de riego.

Por su parte, las acciones destinadas a la renovación de la producción de remolacha se concentran en el incremento de superficie en zonas tradicionales, la expansión en zonas nuevas, el desarrollo de campos demostrativos y el fomento de empresas de servicios locales.

El ahorro de costes y el fomento de un entorno laboral más cómodo para los agricultores se perseguirá, como se ha mencionado ya, mediante el desarrollo de proyectos de riego solar; la automatización y monitorización de riegos; el asesoramiento en gestión integral de plagas y la expansión y mejora de módulos de arranque, carga y transporte. En cuanto al apoyo económico, Guzmán explicó que se traduce en asesoramiento técnico, no hay ayudas directas para, por ejemplo, la compra de maquinaria.

La recolección arrancó el pasado 3 de junio y acabará a principios de agosto. Las expectativas de rendimientos y calidad son positivas.

Más de 8.000 hectáreas en 2017

Uno de los objetivos marcados en el Plan 2020 de Azucarera es que la superficie de remolacha azucarera en el sur llegue a las 10.000 hectáreas. Por ahora van 7.100, pero Jesús Guzmán, director Agronómico y del Plan 2020 de la compañía, asegura que en la próxima campaña se sembrarán «más de 8.000» y que en la siguiente serán 9.000.

Incluso las organizaciones agrarias consideran que llegar a las 10.000 hectáreas significaría «asentar» en el territorio este cultivo, con un difícil panorama desde la famosa reestructuración azucarera de 2006.

Sin embargo, la empresa Azucarera considera ahora que la remolacha es «uno de los pocos cultivos rentables», además de ser estratégico para la zona del valle del Guadalquivir y una buena opción para la rotación a la que obliga la normativa europea.

«En un plazo de entre cuatro y siete años se recupera la inversión, por eso recomendamos a los agricultores que se adapten a las buenas prácticas y mejoren sus sistemas», incidió Guzmán.

El director Agronómico recordó los campos de prácticas realizados en Cádiz, Jerez, El Puerto de Santa María y Lebrija: desde aspersores de baja presión, de un nuevo marco de siembra (distancia), de uso de fertilizantes nuevos, de fechas de siembra y recolección, de automatismos y monitoreo del riego (para su control por el móvil), etcétera.

Guzmán incidió en que este cultivo de la Beta vulgaris variedad saccharífera genera más de 60.000 jornales en la región, tiene casi 1.000 remolacheros y genera muchos empleos directos e indirectos en la planta de Guadalete. A ella llegan en los 70 días de recolección, 400 camiones diarios con remolacha. «Es un sector muy potente pero apenas se conoce», remarcó el directivo de Azucarera.