«La variedad y la calidad nos ha salvado de la producción china»

Unos 6.000 trajes de flamenca vende todos los años Creaciones Roal, una empresa familiar que lucha contra la competencia de la confección en Marruecos y China y que, tras más de 50 años, ofrece «tradición, innovación, calidad y empleo estable»

30 abr 2017 / 07:00 h - Actualizado: 30 abr 2017 / 08:50 h.
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  • Pilar y Jaime Álvarez en las instalaciones de Roal en Camas. / Jesús Barrera
    Pilar y Jaime Álvarez en las instalaciones de Roal en Camas. / Jesús Barrera

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{¿Cuándo nació Creaciones Roal?

—Mi madre venía de una familia de fabricantes de gorras. Se casó con mi padre en 1954 y siguieron con ese negocio, pero en el año 64 empezaron a fabricar trajes de flamenca para distribuirlos en las tiendas porque mi madre también sabía de confección. Así, Creaciones Roal tiene unos 53 años. Los primeros trajes de flamenca se distribuyeron por la ciudad en bicicleta. Hoy nuestro sistema de producción esta basado en técnicas artesanales aunque poseemos lo último en tecnología de corte automático y nuestro sistema de gestión de almacén está totalmente informatizado. Mi hermana Pilar y yo llevamos el negocio.

—¿Son los más antiguos de la provincia?

—Creo que Maricruz es más antigua que nosotros. Nosotros éramos a afectos de facturación José Álvarez Martínez y en 1977 creamos Creaciones Roal SL. Somos de los más antiguos en fabricación para tiendas. Tenemos un empleado que está aquí desde 1965 y que no ha querido jubilarse. Con la crisis, muchas empresas cerraron y algunas volvieron a reabrir después.

—¿Cuántos trajes de flamenca fabrican al año?

—Unos 6.000 trajes al año aproximadamente. Perdón, algo más, unos 7.000, si bien se venden unos 6.000.

—¿Y qué hacen con los que no se venden?

—Se sacan el año que viene con ofertas o bien se venden en otras zonas del país.

—¿Cuáles son los principales clientes de Creaciones Roal?

—Tiendas que están en Sevilla, Jerez, Córdoba, Málaga y Granada.

—¿Y fuera de Andalucía?

Tenemos clientes interesantes en Barcelona y en Madrid, así como clientes más pequeños en Valladolid, Valencia, Ciudad Real, Zaragoza, Bilbao... En general, en toda España.

—¿Cuáles son los números de su empresa en empleo y facturación?

—El pasado año facturamos un poco más de 700.000 euros. Tenemos una plantilla de 20 personas, un trabajador más que en 2007.

—Entonces, la evolución en estos años ha sido buena.

—Tenemos una clientela muy antigua y asentada que nos hace tener regularidad en las ventas. En 2009 facturamos 600.000 euros y en 2007 fueron 720.000 euros. Estamos cerca de esa cifra, la verdad. Además, hay que señalar que somos una empresa familiar con una plantilla con contrato fijo.

—¿No cierran en verano?

—Aguantamos todo el año porque hay ferias en verano, como la de Almería o Málaga. La de Jaén es en octubre y las primeras romerías son en febrero. En verano la producción, lógicamente, no es tan fuerte, pero nos mantenemos todo el año. Utrera, Morón, Villamartín, Marbella, Estepona, Fuengirola... siempre hay ferias. No paramos entre unas y otras.

—¿Cómo está el sector?

—Nos hemos salvado de los chinos.

—¿Por qué?

—Porque es un sector muy particular, depende mucho de la moda. Los chinos hacen muchos trajes iguales, baratos y con poca calidad. Nosotros, en cambio, ofrecemos variedad de modelos y colores y mucha calidad. Eso nos ha salvado de la producción china. La confección en Marruecos y en China nos hace mucho daño al sector, más que la competencia que pueda haber por las pequeñas confecciones que se hacen desde casas particulares en los pueblos. Todo el mundo tiene derecho a comer, ya sea cosiendo trajes para las vecinas. Esto nos hace daño, pero no tanto como lo que viene de China o Marruecos, donde hay talleres brutales, según me han comentado, y donde se pagan sueldos de 200 euros al mes.

—El modelo de negocio tampoco es el mismo.

—Sí, también nos salvó de los chinos que trabajamos a depósito. Servimos a las tiendas los trajes y luego nos devuelven los que no vendieron y nos pagan los vendidos. Nosotros después llevamos esos trajes sobrantes de la Feria de Sevilla a las ferias de verano y romerías. Con esta forma de trabajar arriesgamos más, pero nos protegemos de la competencia china o marroquí porque ellos no pueden trabajar así. Además, también tenemos muchos encargos.

—¿Cuánto representan los encargos del total de la producción?

—Un tercio, unos 2.000 trajes son por encargo. Trabajamos más lentos pero la venta es más segura y es una competencia más fuerte contra el que quiere trabajar más barato y con peor calidad.

—¿Tienen algún plan de expansión en mente?

—Tenemos un cliente en Alemania y hemos probado en Japón, pero nuestro mercado se salvó durante la crisis por ser un mercado pequeño. De no ser así, El Corte Inglés o Zara nos habría destrozado.

—¿Qué tendencias imperan en esta Feria de Abril?

—En los últimos años se demandaban los trajes canasteros y ahora imperan los que tienen más volumen en la falda. Y hay mucho estampado y telas con encajes de bolillos. Pero eso también depende de la zona, ya que en Málaga, Almería, Córdoba o Jaén no quieren los trajes canasteros.

—¿Se nota la recuperación económica?

—Noto que hay un poco más de alegría. Sí, parece que se están comprando trajes un poquito más caros. El verano pasado fue triste. ~