La cocina española está considerada como una de las mejores del mundo, muestra de ello es que de entre los diez mejores restaurantes del mundo en 2015 el primero y el sexto son españoles. Pero su trabajo no se entendería sin la materia prima, dependiente de «un sector agrario que no deja de trabajar», apuntó el decano del Colegio de Ingenieron Agrónomos de Andalucía, Jerónimo Cejudo, durante la celebración de la primera Jornada de Innovación en Alimentación, que se celebró ayer en el complejo agroalimentario de Hacienda de Quinto. Un encuentro en el que productores y agrónomos compartieron sus experiencias en el sector.
«La innovación ya no es una opción, sino más bien una obligación» para una actividad de referencia en la economía andaluza, recordó el presidente de Lándaluz, Álvaro Guillén. Pero, ¿cómo abordarla? Favoreciendo sinergias entre empresas del sector. Es lo que se conoce como open innovation. Una estrategia que, según el director de las jornadas y consultor de Innovación & Estrategia en Alimentación, Honorio González, se basa en las cinco P: plazo, presupuesto, perfil, prescriptores y proyecto. Es decir, establecer un proyecto acorde con las debilidades y fortalezas del perfil de la empresa y la competencia en un corto-medio plazo con un presupuesto, que no necesariamente implique una gran inversión, y siempre con el apoyo de un prescriptor.
Pero la clave para que Andalucía abandere la innovación del sector agroalimentario está «en que los directivos de las empresas se lo crean», apuntó González. Algunos ya lo han hecho y por eso ayer sirvieron de ejemplo.
Es el caso de Antonio Luque, director general de Dcoop, quien apuntó que la innovación «no sólo está en el producto, sino que también puede ser intangible». El secreto de esta cooperativa agraria para convertirse en el mayor productor de aceite de oliva virgen –con 250.000 toneladas– está en la dimensión de su negocio. «Para llegar a algunos mercados –véase el norteamericano– había que tener tamaño. Es absurdo pensar que vas a vender en Estados Unidos con 1.000 almazaras que ofrecen el mismo producto. Hay que unificar esfuerzos y concentrar lo máximo posible la oferta», desveló Luque. Con esta fórmula, Dcoop consigue duplicar su facturación cada tres años y ser, además, un referente mundial en la comercialización de aceite de oliva.
¿Acaso la innovación es estratégica para el sector? «Sí», sentenció el director de I+D de Covap, José Antonio Rísquez. Pero utilizar la palabra innovación en vano no sirve de nada. Por eso esta cooperativa ganadera se propone un objetivo en cada proyecto que abarca: que tenga interés para el cliente, recalcó Rísquez. Además, en cada paso que dan para avanzar involucran a cada eslabón de su proceso productivo, desde la alimentación hasta el consumidor. Es lo que se conoce como «del campo a la mesa».
La innovación en el sector se ha llevado a extremos insospechados como las bebidas espirituosas o recetas tradicionales. Ejemplo de ello es la ginebra, que de la mano de Puerto de Indias ha reinventado el sector gracias a su famosa ginebra de fresa, que nació fruto de la experimentación, según expuso uno de lo socios fundadores, José Antonio Rodríguez.
Por su parte, la Junta de Andalucía cree que la innovación no pase tanto en grandes inversiones en instalaciones, sino más bien en que la investigación se aplique a los procesos productivos, apuntó el viceconsejero de Agricultura, Ricardo Domínguez. Entre una de sus medidas para favorecer este proceso, el gobierno andaluz pondrá 20 millones de euros del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural para favorecer la conformación de grupos cooperativos que, entre otras cosas, «resuelvan un problema concreto del sector». En principio, la convocatoria saldrá a finales de marzo.