Los productos bio ganan terreno en el carro de la compra

En auge. Aunque la superficie para cultivar productos ecológicos disminuyó el pasado año, crece el consumo, el número de industrias y el de operadores en Andalucía

30 mar 2017 / 14:07 h - Actualizado: 29 mar 2017 / 22:17 h.
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  • Campo de girasoles con producción ecológica. / Ecovalia
    Campo de girasoles con producción ecológica. / Ecovalia

Andalucía, aunque no lo parezca, es una potencia en producción ecológica. Es el principal productor de Europa. La mitad de la superficie con esta etiqueta en España es andaluza. Y, además, el sector está de enhorabuena porque el consumidor, por fin, busca productos bio para el carro de la compra aunque sean más caros que los convencionales. Y no sólo fuera de España.

Desde hace dos años, el consumo de estos productos en España sube (un 24,5 por ciento en 2015), pero el consumo interno en Andalucía crece más lentamente que en Madrid o Barcelona. Además, el sector es contundente: hay que mejorar los canales de distribución para que el bio llegue al mayor número de hogares posibles.

Con todo, las cifras certifican este auge: el número de industrias creció un 20,3 por ciento durante 2016 respecto al año anterior, hasta alcanzar las 1.782. Y el número de operadores –es decir, productores, elaboradores, importadores y comercializadores– aumentó también un 5,5 por ciento, hasta los 14.279.

Andalucía, con alrededor de un millón de hectáreas y más de 660.000 cabezas de ganado, está a la cabeza de este modelo productivo, representando el 51 por ciento de la superficie ecológica de España. De cada cien hectáreas de cultivo en España, nueve son ecológicas. En Andalucía, de cada cien, 17 tienen ese sello verde.

No obstante, la comunidad andaluza acapara sólo cerca del 30 por ciento del valor de este tipo de producciones. Lo cierto es que es un sector muy atomizado donde abunda el ecoemprendedor que necesita impulso para darse a conocer y que, no obstante, destaca en un sector alimentario convencional bastante obsoleto.

Según los últimos datos que maneja la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, el pasado año aumentaron las superficies de casi todos los cultivos, especialmente de hortalizas y tubérculos, con un incremento del 35,67 por ciento, es decir, 2.325 hectáreas más; cítricos (29,1 por ciento y 1.457 hectáreas más), frutos secos (14 por ciento y 6.463 hectáreas más) y subtropicales (17,9 por ciento y 186 hectáreas más). No obstante, cayó en un 71,56 por ciento (50.169 hectáreas menos) de bosques y recolección silvestre, así como también disminuyó el terreno dedicado a vid (–o,81 por ciento) y de pastos, praderas y forrajes (–0,91). En total, la superficie de ecológico en Andalucía bajó en 2016 respecto al año anterior un 3,43 por ciento con 34.672 hectáreas menos. Sin embargo, este dato no empaña los buenos resultados del sector, con más demanda, más industrias y más operadores.

En España ya se dedican casi dos millones de hectáreas de superficie a los cultivos ecológicos. Andalucía lidera esta producción y es el principal productor de Europa, por eso esta coyuntura ha dado pie a que muchas grandes empresas comiencen a comercializar productos biológicos, como es el caso de Carrefour, Lidl y Aldi, que en Estados Unidos tiene ya un 80 por ciento de sus productos con el sello ecológico.

Sólo 32 euros por español

Fuera de España, además, la etiqueta verde arrasa. Suiza continúa como el país con mayor consumo per cápita de productos bio (262 euros), seguida por Dinamarca (191 euros) y Suecia (177 euros). España, con 32 euros, no está entre los países con un gasto muy elevado, pero no se encuentra muy alejado de otros europeos como Italia (38 euros) o Reino Unido (40 euros). En Andalucía, en cambio, no se llega a los 25 euros. En Cataluña, el consumo per cápita alcanza los 48 euros.

Quedándonos en Andalucía, de las 1.782 industrias ecológicas andaluzas, la mayoría se ubica en Sevilla (386), seguida de Málaga (359), Granada (307), Almería (224), Córdoba (218), Cádiz (100), Jaén (98) y Huelva (90). En cuanto a operadores, la provincia almeriense está a la cabeza, con 2.969, seguida de Granada (2.474), Córdoba (2.168), Sevilla (1.624), Málaga (1.534), Huelva (1.510), Cádiz (1.045) y Jaén (955).

El aceite de oliva triunfa

Y si nos centramos en Sevilla, en ella se registraron 386 actividades industriales en 2016, siendo el segmento mayoritario, con 70, el de almazaras y/o envasadores de aceite de oliva. Y es que el oro líquido es el producto rey en Andalucía con etiqueta ecológica. Así, Sevilla acapara el 21,66 por ciento del total de la actividad industrial en la región.

Así como la provincia sevillana concentra el 11,2 por ciento del número de explotaciones ganaderas ecológicas de la comunidad andaluza con 555, frente a las 4.934 de la región. Huelva, con 1.384; Cádiz, con 998 y Córdoba, con 973 son las provincias con más fincas ganaderas de producción ecológica, según los datos de 2016 de la Consejería de Agricultura.

En cuanto al número de cabezas de ganado y de colmenas, los datos de la Junta indican que en Sevilla hay 108.515, el 16,4 por ciento del total andaluz (con 660.571).

Y si hay un dato que destaca es el de la evolución de la superficie de hortícolas bajo plástico en la producción ecológica andaluza. En sólo un año se ha duplicado.

Subida bajo plástico

En 2015 se usaban 1.533 hectáreas de invernadero para estos cultivos y en 2016 se utilizaron 2.948. Sólo en Sevilla se pasó de las 7,66 hectáreas de 2015, a las 80,17 del pasado año. Y para subidón, el de Almería: de 1.025 a 2.099 hectáreas en un año.

Para la consejera de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, Carmen Ortiz, Andalucía tiene una posición de liderazgo en producción sostenible, de elevada calidad y mínimo impacto ambiental, «consecuencia de décadas de esfuerzo y anticipación».

En la última reunión del Consejo Andaluz de Producción Ecológica, Ortiz informó de que ya se han puesto a disposición del sector más de 255 millones de euros a través del III Plan Andaluz de la Producción Ecológica (PAPE). Un plan que, según la consejera, ya está a pleno rendimiento «con la mitad de las medidas en marcha», entre las que destaca las ayudas para incentivar este tipo de producción (236 millones) y los incentivos agroambientales para agricultura de montaña de orientación ecológica para olivar y otros cultivos leñosos (19 millones).

Además, la titular de Agricultura asegura que ya está listo el sistema de evaluación del PAPE, con una completa batería de indicadores «que permitirán analizar con precisión su ejecución y eficacia».

Entre otros proyectos, la Junta ha puesto en marcha en los últimos tiempos el decreto de Venta Directa, aprobado por Consejo de Gobierno en octubre y que beneficia especialmente a pequeños productores; así como el acuerdo firmado por seis consejerías el pasado mes de febrero para el fomento del consumo social de alimentos ecológicos andaluces en los centros públicos.

Vía libre a la venta directa

En cuanto a lo primero, la venta directa de productos primarios como huevos, setas, miel, legumbres, castañas, cereales, legumbres, frutas, espárragos o aceitunas es «una realidad tradicional en muchos municipios de Andalucía» y una importante vía de ingresos para las pequeñas explotaciones agrícolas y ganaderas que representan el 75 por ciento del sector en la comunidad. A esto se suma el interés despertado por la compra de productos ecológicos y de proximidad sin intermediarios. Así, con este decreto, la Junta garantiza la seguridad alimentaria de los consumidores y da viabilidad económica a unas 183.000 explotaciones y unos 8.000 productores ecológicos.

Se regula la venta de los 22 productos primarios -sin ninguna transformación no natural– más proclives a esta venta sin intermediarios en la comunidad y se fija como límite que las explotaciones no pueden destinar a esta venta directa más del 10 por ciento de su producción anual. Además, sólo se podrán vender directamente en las explotaciones, en los mercados de abastos municipales, en pequeños comercios de proximidad o en los establecimientos de restauración del municipio (los huevos sólo se podrán vender en las granjas o en los mercados) y los productores deberán etiquetarlos identificando al productor (agricultor o recolector en el caso de setas o espárragos) o al vendedor.

Legislación en marcha

Además, recientemente se abrió la consulta pública previa del proyecto de Decreto de Producción Ecológica, de ahí que la consejera animase a «participar y realizar aportaciones para esta nueva norma que contribuirá a reforzar el control del sector ecológico y la independencia de las certificadoras». Según dijo, uno de los planteamientos para el futuro texto es introducir cambios en la composición del Consejo Andaluz de la Producción Ecológica con el objetivo de dar entrada a la distribución comercial, un escalón importantísimo de la cadena y que, por ahora, parece bastante débil.

El Consejo Andaluz de la Producción Ecológica está integrado por representantes de las organizaciones profesionales agrarias Asaja, COAG y UPA, y Cooperativas Agro-alimentarias, de los sindicatos UGT, CCOO y de la Confederación de Empresarios de Andalucía, así como por miembros de certificadoras y expertos académicos de las universidades de Sevilla y Córdoba.

El reto: comercializar

«El reto es ser capaces de aunar la producción y la comercialización, ya que la primera está muy atomizada y es necesario entrar en los canales de comercialización de los productos ecológicos». Así de claro se manifiesta Vicente Pérez, director general de Asaja-Andalucía, quien asegura que sólo así los productos bio, más caros porque su elaboración también lo es, tienen salida en el mercado.

Evidentemente, «sin productos químicos ni abonos de síntesis se encarece la producción y también disminuye, así que es necesario desarrollar una industria de transformación propia», indica tras añadir que «poco a poco» se está «avanzando» en este terreno.

«Es el gran reto», remarca el responsable de Asaja, quien solicita más ayudas públicas para el sector, no sólo para la conversión en producción ecológica, sino también para el mantenimientos de las mismas.

Álvaro Barrera, presidente de Ecovalia, organización que nació en 1991 en el sevillano Cortijo de Cuarto y que aglutina ya a 15.000 socios –incluso de fuera de España– con el 54 por ciento de la superficie ecológica española (1,1 millones de hectáreas), coincide con Vicente Pérez al señalar cuál es el primer reto en Andalucía: la comercialización.

En España avanza más rápidamente que en Andalucía, donde Barrera reclama a la Junta más impulso al consumo de productos ecológicos en colegios y hospitales. «En el país líder en consumo, Dinamarca, el 50 por ciento de la alimentación del estado es ecológica y en ciudades como Copenhague ya se ha establecido que para 2020 será el 80 por ciento tanto el consumo como la producción. Para ello han aprobado un proyecto con 857 millones de euros», apostilla el presidente de Ecovalia tras destacar que sólo el hospital malagueño Carlos Haya tiene el certificado ecológico.

Además, destaca las «desventajas competitivas» que existen en Andalucía porque «el periodo de conversión es más largo al no aplicarse las reducciones». Es decir, que un agricultor que empieza a producir sin productos químicos tarda más en Andalucía que en cualquier otra región española y europea en poner sus productos en el mercado porque los trámites en la comunidad andaluza lo ralentizan.

Y más. «En Andalucía la legislación es más restrictiva» en materia de controles en laboratorios. «Los límites están por debajo de los de la comida infantil», apunta Barrera, quien también señala que los ganaderos lo tienen más difícil que los agricultores. Una de la causas, la falta de mataderos con el sello de ecológico. «Faltan centros de tipificación, falta estructura comercial, faltan servicios para sacrificar a los animales... No hay disponibilidad de productos por falta de mataderos», lamenta. Así, es más complicado comercializar leche, yogures, queso, carne o embutidos que frutas o verduras.

Por otro lado, el presidente de Ecovalia indica que el reto andaluz no sólo es mantener el liderazgo de producción, sino converger con el resto de España en cuanto al consumo. «En Andalucía no se llega por bastante a los 30 euros por persona de gasto, mientras que la media española es de 35 euros y en Cataluña el consumo per cápita es de 48 euros».

En su opinión, las instituciones andaluzas deben tener claro ya «dónde quieren que esté el sector en 2020, porque apostar por lo ecológico crea empleo y, entre otros muchos beneficios, mitiga los efectos del cambio climático», puntualizó.

Según los datos que maneja Ecovalia, el crecimiento del sector de los productos bio ha generado un aumento del empleo del 30 por ciento, de ahí que se remarque la importancia del impulso de esta sana y responsable forma de cultivar y fabricar sin añadidos químicos.