Los pueblos enseñan su músculo económico

El campo es el principal sustento para muchos municipios sevillanos. Lograr que su transformación se quede en sus tierras es el principal reto, otro adaptarse a la realidad que les ha tocado

14 oct 2016 / 21:11 h - Actualizado: 15 oct 2016 / 14:09 h.
"Agricultura"
  • Instalaciones de una cooperativa de aceituna de mesa en el término municipal de Sanlúcar la Mayor. / Manuel Gómez
    Instalaciones de una cooperativa de aceituna de mesa en el término municipal de Sanlúcar la Mayor. / Manuel Gómez
  • Campo de arroz en las marismas de la provincia. / Carlos Hernández
    Campo de arroz en las marismas de la provincia. / Carlos Hernández
  • Las actividades de ecoturismo son otra de las apuestas. / El Correo
    Las actividades de ecoturismo son otra de las apuestas. / El Correo
  • Carmona ha encontrado en el turismo uno de sus pilares económicos. / M. Torres
    Carmona ha encontrado en el turismo uno de sus pilares económicos. / M. Torres

No lo tienen fácil. Lidiar con la falta de recursos obliga a los ayuntamientos, especialmente a los más pequeños, a tirar de imaginación para sacar el máximo provecho al potencial de sus municipios. Cada pueblo tiene su fortaleza, su puntal económico, y aunque mantienen su apuesta, también pelean por diversificar y buscar negocio o retener el talento local descubriendo nuevas actividades.

He aquí una muestra de la realidad de algunos municipios y cómo enfocan su estrategia para no perder su identidad, sino reforzarla. Los hay que tienen arraigados un producto a su territorio y su marca como ocurre con Los Palacios y el tomate, Estepa y el aceite o los mantecados, Umbrete y el mosto, Cazalla y sus licores, Aznalcóllar y la minería o Isla Mayor con el arrozal y su cangrejo rojo, pero hay otros que buscan dónde y cómo fortalecerse.

LOS PALACIOS. El tomate como referencia en la huerta

5.000 hectáreas destinadas al cultivo de tomate industrial y la inversión de 30 millones de dos grandes empresas han convertido ese ámbito en una apuesta agroindustrial de futuro para la localidad, que garantiza empleo de calidad más allá de los jornales. Junto a él, el otro tomate, el de ensalada con la marca de Los Palacios, hacen destacar a este cultivo de entre el resto de los de la huerta de Los Palacios como el calabacín, el pimiento o la sandía.

Además, la mejora en la variedad de este último tomate permite ahora su exportación a países como Polonia, mercados más lejanos que los tradicionales de Francia y Portugal.

Se trata de un producto del que dependen directamente más de 500 familias. En cuatro años, la producción se ha más que duplicado, al pasar de 4,5 millones de kilos destinados a mercados exteriores a más de 10 millones, explica el alcalde del municipio, Juan Manuel Valle. Un sector que vive un dulce momento y que ha logrado romper la estacionalidad de abril a junio, lo que tiene impacto indirecto además de en el empleo –el paro está a niveles de 2010–, en otros sectores como la gastronomía o el impulso de la construcción.

VILLAMANRIQUE. Cinco millones de pollos salen cada año del municipio

En torno al 1 por ciento de la producción de pollos de carne de Andalucía sale de Villamanrique de la Condesa. Puede parecer poco, pero no lo es si te tiene en cuenta que es uno de los municipios menos poblados de la provincia con aproximadamente 4.600 habitantes.

Según las previsiones de la Asociación Ganadera Avícola Tierra de Doñana, este año la producción rondará los 5 millones de pollos, un 10 por ciento más que en 2015, gracias a que ha aumentado el número plazas, en 600.000 unidades más.

Este municipio del Aljarafe cuenta con una decena de empresas dedicadas a esta actividad y que emplea directamente a 30 personas y crea unos 10.000 jornales indirectos al año, según el presidente de la asociación, Sebastián Díaz.

En resumidas cuentas, la crianza de pollos genera 24 millones de euros en el municipio. La actividad tiene mucho futuro y de cara al año que viene el sector manriqueño aportará 400.000 nuevas plazas, después de una inversión de más de un millón de euros, lo que le permitirá coger peso a nivel andaluz.

BOLLULLOS. Apuesta por el potencial del turismo activo

Tres patas sustentan la economía de Bollullos. Una, la aceituna de mesa, que ocupa la mayor parte de la superficie cultivable del municipio, aunque con la batalla de que las cooperativas se organicen y el valor añadido quede en la tierra. Otra, el sector industrial y de servicios, canalizado a través de las empresas del Polígono PIBO, al que cada día acuden 5.000 personas a trabajar. Aunque ahora tiene espacio (su ocupación se sitúa entre el 70 y el 80 por ciento), el repunte de actividad se ha notado tras la crisis, ha motivado que el ayuntamiento haya decidido anticiparse e iniciar el expediente de clasificación de suelo de una zona agrícola que hay justo enfrente del PIBO. Y un tercer pilar, vinculado al turismo activo y la gastronomía. Fernando Soriano, alcalde de Bollullos de la Mitación, explica que su municipio ofrece el recorrido más largo de Europa para los amantes del paracaidismo, cuatro kilómetros, una actividad muy desconocida a nivel local pero no así por parte de los extranjeros, que vienen expresamente al aeródromo de La Juliana a practicar este tipo de lanzamientos. De hecho, ya varias empresas del sector instaladas. ¿El reto? Dotar de infraestrutura hotelera y de servicios a estos visitantes que ahora se van a Bormujos a pernoctar porque no pueden cubierta esta necesidad en el municipio.

LEBRIJA. Riqueza agrícola y puntal en artesanía local

Lebrija es un municipio eminentemente agrícola. Con más de 30.000 hectáreas de cultivo, principalmente de regadío, hablar de este municipio del Bajo Guadalquivir es hacerlo de dos productos básicos de la despensa: el tomate y el azúcar. De sus campos salen al año 250 millones de kilos de tomate, convirtiéndolo en uno de los municipios andaluces más importantes de este cultivo. En cuanto a la remolacha, durante la última campaña se sembraron 2.500 hectáreas, cerca del 36 por ciento de la superficie andaluza. Asimismo, el algodón es otra de las grandes campañas agrícolas del municipio, dado que de los campos lebrijanos sale el 20 por ciento de la producción nacional, lo que se traduce en 40 millones de kilos de algodón desmotado. No obstante, en los últimos tiempos se han introducido otros cultivos como cebolla, zanahoria o brócoli con el fin de diversificar la producción hortofrutícola.

Junto a la agricultura, la artesanía es otro de los pilares económicos del municipio y que representan oficios como la alfarería, la guarnicionería o la forja. Firmas importantes como Guarnicionería Dorantes, último Premio Nacional de Artesanía, llevan la artesanía lebrijana a toda Europa y puntos más lejanos del mapa. Además, en los últimos tiempos esta actividad ha impulsado un sector pujante como el turismo.

AZNALCÁZAR. Oportunidad en el ecoturismo y el medio ambiente

La tierra es la fuente de riqueza de esta localidad, que cultiva olivar de regadío, cuenta con el arroz de las marismas y con tomate para industria. Pero el auténtico tesoro de Aznalcázar son sus zonas protegidas, sus pinares, las 14.000 hectáreas que están protegidas por pertenecer al parque nacional de Doñana y al corredor verde. «El 86 por ciento del municipio es suelo protegido», precisa la alcaldesa, Manuela Cabello.

Hay poco margen de actuación, reconoce. «No podemos poner grandes industrias por las afecciones medioambientales», reconoce, así que existen dos opciones. Ver las trabas como un obstáculo o buscar la oportunidad de este entorno natural único.

Con estos mimbres, no queda otra que la apuesta de futuro pase indisolublemente ligada al medio ambiente y al ecoturismo. El ayuntamiento, ante la inestabilidad del sector agrario, busca diversificar y «poner en valor la masa forestal, los pinares, como nuevo yacimiento de empleo». En esa línea se enmarca, por ejemplo, el programa de emprendedores en verde Jóvenes con vista de lince para despertar ideas de ecoturismo y reciclaje, entre otras iniciativas, que desarrollen futuros proyectos de empresas sin salir de la localidad.

CARMONA. Pilar turístico de la provincia sin olvidar el campo

El Alcázar de la Puerta de Sevilla, la prioral de Santa María, el convento de Santa Clara y hasta los girasoles hacen de Carmona un municipio de paso obligado para los turistas. La capital de Los Alcores ha sabido aprovechar su patrimonio como una de sus principales actividades económicas. Franceses, alemanes o italianos, pero también japoneses, atraídos por el girasol, y chinos fascinados «más que por la piedra por el cielo», explica el concejal de Turismo, Ramón Gavira. De hecho, el peso de los visitantes asiáticos es tal que el Ayuntamiento ha puesto en marcha varias acciones formativas para preparar a los trabajadores del sector para la llegada de estos turistas. Ello se refleja en la creación de establecimientos hoteleros con la intención de fomentar las pernoctaciones.

La actividad agropecuaria, que representa en torno al 30 por ciento de la economía local, apunta el delegado de Medio Ambiente, Lorenzo Florido. Los cultivos más representativos son el trigo (con cerca de 20.000 hectáreas cultivadas) y el girasol (con más de 23.000 hectáreas plantadas). Asimismo destacan el garbanzo o el triticale. Más allá de los cereales, el olivar «vuelve a recobrar la importancia que tenía con modernas plantaciones», explica Florido. En la rama ganadera, Carmona cuenta con 450.000 cabezas de porcino, principalmente de capa blanca.

AGUADULCE. Olivar y enclave logístico

Aguadulce es un pueblo sobre todo agrícola, con una economía basada en el cultivo del olivar y de él vive la gran mayoría de sus habitantes. «No solo con las campañas de recogida de la aceituna, sino también a través de la comercialización cooperativa de la misma, ya que un pueblo tan pequeñito como el nuestro, 2.160 habitantes, cuenta con cinco almazaras que elaboran y/o embotellan su aceite en nuestro término municipal: Puricon, Alberquisur, La Hacienda Ipora, El Cortijo El Márquez y El Duque de Isla, además de una cooperativa de aceitunas de mesa, Suroliva», detalla Juan Jesús García, concejal de Hacienda de la localidad.

Además, destaca los productos hortícolas como las alcachofas o las habas, de las que tenemos una variedad propia y el edil reserva un espacio para el sector servicios, «ya que nos encontramos en un lugar muy céntrico de Andalucía y que por nuestro término municipal discurre la autovía A-92». El Ayuntamiento está llevando a cabo un plan integral de rehabilitación y puesta en marcha de su polígono industrial, que se encuentra a pie de autovía, «en un lugar envidiable logísticamente hablando».

ISLA MAYOR. Arroz y cangrejo rojo, las señas de identidad

Arroz y cangrejo rojo son sinónimos de economía en Isla Mayor. Ambas actividades mueven más de 100 millones de euros anuales y emplean a casi la totalidad de la población en edad de trabajar. De las 26.000 hectáreas de arroz que se cultivan en la margen derecha del Guadalquivir, unas 6.000 pertenecen al término municipal isleño, explica el secretario de la Cooperativa Arrozúa, Antonio Llopis. De estos arrozales salen al año 250 millones de kilos, lo que genera en torno a 90 millones de negocio. Precisamente en los campos de arroz habita el otro pilar económico de este municipio: el cangrejo rojo. Esta especie invasora se ha convertido en una oportunidad para Isla Mayor, donde cinco empresas han cultivado una industria que genera un negocio de 20 millones y exporta el 80 por ciento de su producción. Cerca del 70 por ciento del municipio vive de la campaña de este crustáceo, que al año genera 200.000 jornales.

ARAHAL. La aceituna lo mueve todo

La realidad económica del municipio también viene determinada por el campo y por el cultivo de la aceituna en sus variedades manzanilla y gordal. «Es el motor económico de la localidad, ya que el 60 por ciento de la población vive de sus peonadas», precisa Ana María Barrios, concejal de Hacienda y Desarrollo Local del municipio. Aunque es cierto que en los 30 días que se prolonga la campaña del verdeo hay casi pleno empleo, el año es largo. La parte positiva es que no se limitan a recoger, sino que hay muchos pequeños productores, en total, unos 350 cooperativistas, y mantienen cultivado todo el terreno disponible. Al igual que los pueblos cercanos que también viven de la aceituna, la edil cree que la batalla está en intentar que la industria para su transformación se quedara en la zona, y no que el tratamiento y envasado salen fuera, llevándose el valor añadido y la generación de empleo más estable. Y de la misma forma, el consistorio contribuye para impulsar la Indicación Geográfica Protegida (IGP) que supondría un reconocimiento y revalorización del producto.

CASARICHE. Empresas reforzadas tras la crisis

Basilio Carrión, alcalde de Casariche, reconoce que el sustento económico de su pueblo gira en torno a la agricultura, y de nuevo con la aceituna y el oro verde como epicentro, pues no en vano son los que más empleo generan entre sus vecinos. Pero además del campo, han sobrevivido a la larga crisis empresas especializadas en varios sectores, como ha ocurrido en el caso de la madera y la carpintería, una actividad que «se resintió bastante con la crisis» como consecuencia del parón de la construcción pero del que firmas que han resistido, como el caso de Portasur, orientada al negocio de las puertas de cocina, han salido reforzadas e incluso han comenzado a exportar sus productos a otros países, asegura el regidor. «También hay pequeñas empresas de poliéster, especializadas en la fabricación de depósitos, cisternas, piscinas pequeñas... y una empresa de volquetes y remolques, que también es fuerte». Como el resto de alcaldes, pone el acento en el esfuerzo que cada uno pone para tratar de activar iniciativas para emprendedores, esfuerzo con el que consiguieron hace un par de años atraer un CADE (Centro de Apoyo al Desarrollo Empresarial) al municipio.

LA ALGABA. Una naranja de renombre pero sin valor añadido

«La actividad económica y los sectores de los que depende es muy similar a la de los municipios de la Vega media del Guadalquivir», a excepción de La Rinconada, que cuenta con una mayor diversificación y sectores específicos, una realidad «a la que aspiramos a llegar en el futuro», cuenta Josefa Ríos, técnico de Desarrollo Local de la localidad. No es raro, teniendo en cuenta los seis kilómetros que la separan de la capital hispalense.

Las fértiles tierras de regadío donde se encuadra la han hecho conocida por la excelencia de su naranja, aunque lamenta, como coincide el resto de la provincia, en que se echa en falta que la transformación y la riqueza que va aparejada a ese proceso industrial no se escape a otros lugares de España. En el caso del cítrico, Valencia es la que se lleva el producto y el mérito y la que etiqueta la naranja sevillana como de su tierra. El agro se convierte en el principal creador de puestos de trabajo en el municipio, en el que rezan unas 400 empresas registradas, de las que en torno a la mitad se centran en la comercialización de productos al por mayor y al por menor. Entre las apuestas de futuro, explica la iniciativa promovida desde el Grupo de Desarrollo Local de 13 municipios de la Vega, que esperan recibir 3,5 millones de euros de fondos europeos Feader que tendrán como destino la introducción en el campo de técnicas de agricultura de precisión.