«La crisis ha llegado a la aeronáutica: la calidad y los precios no concuerdan»

Con 30 años apostó con sus dos hermanos por la aeronáutica. Dice que les tocó el Gordo en forma de empresa. Seis años después están homologados como ‘tier’ 2 de Airbus. Su trayectoria ha sido reconocida por la Asociación de Jóvenes Empresarios

17 sep 2016 / 20:08 h - Actualizado: 17 sep 2016 / 20:13 h.
"Empresas","Aeronáutica","Marcaje al empresario"
  • Jesús Márquez, fundador de Nomasa, en la sala de verificación. / José Luis Montero
    Jesús Márquez, fundador de Nomasa, en la sala de verificación. / José Luis Montero

¿Cuándo y por qué nace Nomasa Innova?

—Venimos de una empresa familiar de mecanizados para todo tipo de industrias, que tenía mi padre con seis hermanos y mi abuelo. Teníamos una pequeña sección de aeronáutica donde mis tíos no quisieron profundizar. Nosotros éramos jóvenes y veníamos con fuerza. Así que mis dos hermanos y yo apostamos por abrir nuestra propia empresa en 2010. Comenzamos el día de la lotería de Navidad. Nos tocó en forma de premio Gordo una inversión inicial de 300.000 euros con dos máquinas.

Germinaron en plena crisis, ¿cómo fueron los inicios?

—Hicimos las inversiones a pulmón. Mi hermana vendió su coche para comprar la carretilla, mi hermano su moto para el contador de la luz. No tuvimos ninguna ayuda estatal ni de la Junta, ni por mujer trabajadora ni por jóvenes empresarios. Nadie creía en el proyecto y visitamos bancos a punta pala hasta que dos entidad locales nos ayudaron. Nosotros le decimos a nuestro padre que nos ha enseñado a trabajar, no a tener dinero. Hemos empalmado días y echado jornadas de 38 horas. Empezamos con una nave de 400 metros, a los cuatro meses nos fuimos a una de 800 y no habíamos cumplido un año y nos tuvimos que venir aquí (al polígono Polysol), a unas instalaciones de 3.000 metros cuadrados de parcela. Cuando nos dieron el premio AJE por nuestra trayectoria, nuestro padre lloraba al pensar lo que habíamos conseguido en cinco años.

¿A qué se dedica en concreto Nomasa?

—Empezamos haciendo el estado de entrada de las piezas para los proveedores oficiales de Airbus; esto es que se hacen unas perforaciones en la pieza para poder meterla a máquina. Fabricábamos el bloque del que sale la pieza final. Ahora hacemos piezas de todo tipo, hasta de 5 metros de largo. Contamos con maquinaria que no tienen algunos tier 1. Invertimos y desarrollamos en nuevas tecnologías continuamente porque mejorar en calidad, en servicio al cliente, en procesos es esencial en este sector.

—En 2013 les homologaron como tier 2 de Airbus, ¿a qué proveedores de nivel 1 suministran?

—En octubre hará un año que trabajamos con Alestis. También para Aciturri, aunque todavía le hemos realizado pocas piezas. Y ahora estamos cotizando a Aernnova. A pesar de ser clientes nacionales, la mayoría de relaciones surgen en ferias internacionales. Aunque con algunas tuvimos contacto previo, es mucho más fácil acceder a los tier 1 en el entorno de una feria internacional donde el espacio es pequeño. No buscamos clientes de flor de un día, buscamos partners. Cuando un proveedor va contigo de la mano, crece contigo. Un pedido son muchas horas de trabajo y una gran inversión económica, por eso nos interesa que todos los clientes sean a largo plazo.

—¿En qué proyectos han participado?

Para el A400M hemos hecho todo tipo de piezas, para el motor, el interior... También para el A350, A380 y programas de Embraer como el KC 390.

—Tan solo dos años después de su fundación incluyeron a su compañía entre las 50 empresas con mayor proyección de la provincia, ¿se ha cumplido la predicción?

—En los primeros años hemos crecido en torno a un 40 por ciento anual, ahora nos conformamos con hacerlo sobre un 20 por ciento. Empezamos siendo tres y ahora somos unas 45 personas, y tan suya es la empresa como mía. El 50 por ciento de nuestros contratados han estado aquí de prácticas. Ahora mismo facturamos 1,7 millones. Pero es poco para la maquinaria que tenemos, deberíamos de estar facturando entre 5 y 7 millones. El objetivo de este 2016 es cerrarlo con superávit, pero solo en torno a un 5 o 10 por ciento más, porque los precios han bajado mucho.

¿Por qué esa depreciación?

—¿Cuántos talleres de aeronáutica hay hoy en Sevilla? Con la caída de la automoción y los servicios, dónde se iban a ir las empresa, dónde está pegando fuerte, dónde pagan: en la aeronáutica. Así que la competencia ahora mismo en Sevilla es brutal pero porque estamos llegando a unos estándares de calidad-precio que no concuerdan. Han tirado los precios hasta en un 70 por ciento. La crisis a la aeronáutica ha llegado ahora. La actividad se ha apalancado. Los bancos han abierto el grifo y ahora hay mucha competencia. Incluso en Brasil, China o la India. Portugal, por ejemplo, trabajaba mucho el sector de la automoción, pero el Gobierno luso ahora quiere que las empresas apuesten por la aeronáutica.

—¿Qué les diferencia del resto de empresas?

—No vendemos piezas sueltas, sino el paquete completo. Hacemos la gestión integral, cosa que no hacen otras empresas. Desde la compra del material, la fabricación, los procesos finales de pintura, los tratamientos térmicos, hasta la entrega llave en mano. El cliente solo recibe la pieza y la monta.

—¿Han salido ya al mercado exterior?

—Uno de nuestros objetivos es reforzar nuestra presencia fuera. Hemos trabajado con clientes en Polonia, Francia y Estados Unidos, y ahora queremos trabajar con Italia. Ahora mismo pesa más lo que facturamos dentro de España, está en torno a un 70 por ciento, pero nuestra idea es que las ventas al extranjero sean el 50 por ciento. Además estamos dispuestos a trabajar en otros sectores, hoy el 99 por ciento de nuestra producción es para la aeronáutica, pero también hemos hecho piezas para tanques o para el sector ferroviario. Cualquier idea que se pueda mecanizar nosotros lo hacemos.