«Me parece más fácil vender en todo el mundo que en Sevilla»

Fernanda Gil Amián es la fundadora de Superchería, donde «se busca la originalidad porque estamos empachados de ver siempre lo mismo». Los artículos de esta firma sevillana se pueden encontrar por toda Europa, en Japón, Rusia, Dubai y Estados Unidos

03 oct 2015 / 20:55 h - Actualizado: 04 oct 2015 / 10:43 h.
"Marcaje al empresario"
  • Fernanda Gil, en el taller de Superchería en la ciudad de Sevilla. / Pepo Herrera
    Fernanda Gil, en el taller de Superchería en la ciudad de Sevilla. / Pepo Herrera

¿El origen de Superchería está en la decoración?

—Sí. Empecé en 1999 en el mundo de la decoración y a partir de ahí giré 180 grados para adentrarme en los complementos. Siempre me había gustado y ya en 1985 trabajaba con talleres en Triana que me hacían cinturones o bolsos. Así que lo retomé con fuerza.

¿Y por qué se decidió por la venta al por mayor?

—Me parecía que tenía más techo, más libertad, que podría viajar y, así, expandirme más. Además, lo veía más fácil. No me quería quedar en una tienda. Me parecía más fácil vender en Europa y el mundo que en Sevilla.

¿Dónde se pueden encontrar los complementos de Superchería?

—Donde tengo más clientes es en España, pero vendemos en casi todos los países de Europa y también en Japón, Rusia, Dubai y en Estados Unidos.

¿Cómo fue la facturación el pasado año?

—Creció, pero hice inversiones. Nosotros hemos ido creciendo, muy lentamente, desde que empezamos. Gracias a la ayuda de Extenda a la red de artesanos me financiaban la presencia en ferias nacionales, y ahora en algunas europeas. Así que empecé lentamente, pero por eso no sentimos la crisis, ya que en el momento del boom yo no me volví loca invirtiendo. No soy demasiado ambiciosa. El pequeño taller se ha mantenido mejor. Soportar grandes inversiones es difícil, de ahí que muchas firmas se hayan estrellado.

¿Cuánto representa la venta dentro del territorio nacional y cuánto la exterior?

—Yo creo que en España vendemos el 80 por ciento, si bien depende de las ferias fuera del país en las que estemos presente durante el año. Los pedidos españoles son más continuos, y los extranjeros son menos pero más grandes, más fáciles y rentables.

¿Tiene algún plan de expansión o quiere llegar a algún país en el que aún no se vendan sus complementos?

—Es cuestión de organizarse. No me pongo barreras. Creo que tengo que participar en ferias de diferentes países, pero yo ya tengo una edad... Lo que sí estoy potenciando mucho es la venta online porque llego al mundo entero sin moverme tanto, porque el trabajo de organizar una feria fuera es bestial. Y nosotros vamos a Bijorhca de Paris, Momad Metropolis de Madrid y Pure London, por ejemplo.

¿Desde cuándo vende online y cuánto representan estas ventas?

—Llevamos poco tiempo con una tienda online buena, sólo unos tres años. Cada vez la perfeccionamos más y he notado que el que compra por internet es porque antes ha visto o tocado nuestro producto en persona, porque nos conoce. Saben cómo son nuestras piezas y por eso compran online. Así que hay que crecer en los dos sentidos. Por ahora, la venta por internet puede suponer un 10 por ciento del total. Además, aunque ofrecemos una línea desenfadada, más juvenil, tenemos una gran clientela fiel a nuestra línea más clásica y este público, con una media de edad alta, no compra mucho por internet.

¿Dónde están sus mejores clientes?

—En Madrid y en el norte de España. Además, tengo muy buenos clientes en Italia, Inglaterra, Rusia, Japón, Austria, Francia, Bélgica y Portugal.

¿Y en Sevilla?

—En Sevilla tengo poquísimos clientes.

¿Por qué?

—Porque hay muchos que se dedican a esto o porque hay mucha bisutería. O porque tampoco lo he trabajado yo mucho. Aquí la gente se mueve fundamentalmente por mercadillos, regatean mucho... y yo no caso con eso. Yo ofrezco un producto artesanal con materiales de buena calidad.

¿Cómo define su producto?

—Lo que más llama la atención es que es un producto hecho a mano, que no es importado, con calidades buenas y materiales naturales. Desenfadado, elegante, gracioso... Y he de destacar que Superchería funciona gracias al equipo que tengo, que es fabuloso. Además, somos andaluzas y nuestro colorido es explosivo. Cuando expongo en Londres o en París es como una explosión de color, y eso llama la atención, son productos alegres. De ahí Superchería, el pequeño fraude que significa decorarnos. Y también le damos al complemento la vertiente de la suerte, de la superstición en positivo.

¿Qué tendencia se acerca?

—Creo que ahora viene una tendencia minimalista que contrasta con otra súper exagerada. Me apetece eso. Aquí todos opinan sobre el diseño y aportan.

¿Cuáles son los materiales básicos de sus colecciones?

—El algodón, la seda, la perla de río, la gasa, el tul, el paño, el cordón o el cuero.

¿Cuál cree que es su producto estrella?

—El foular de seda y, también, las perlas de río.

¿Cómo ve el sector español?

—El pequeño taller artesano o el pequeño diseñador se está manteniendo bien, mejor que el que se dedica a importar. Se busca la originalidad porque estamos empachados de ver lo mismo. Si yo viajo es para buscar materias primas distintas, como el titanio.

¿Cómo califica la labor de Extenda?

—El apoyo de Extenda es fabuloso, funcionan muy bien y la pena es que no financien otras ferias, como la de Londres, Pure London, a la que yo voy también.

¿Qué les distingue?

—Que todo está hecho a mano, que son materiales naturales, trabajamos bien los colores y somos muy serias, formales con los clientes. Y esto se valora mucho, por eso tengo unos clientes muy fieles desde que empecé.