«Mientras unos valoran si quitar la grasa de palma, nosotros ya estamos en ello»
Empezaron en un pequeño obrador y hoy son uno de los principales fabricantes de tartas del mercado nacional. Este año esperan salir al extranjero de la mano de los súpers con un producto sin fronteras: la crema de cacao, eso sí, sin aceite de palma
—Sietem nace de un pequeño obrador. ¿Cómo fueron los inicios?
—Hace 15 años compramos un obrador en la calle Santa Paula en Camas en la que solo trabajaba una persona y se vendían Cocacolas y Fantas. En aquella época se celebraban muchos eventos y había muchísimos catering. Empezamos haciendo postres listos para comer, que nosotros mismos emplatábamos y envasábamos.
—Pero llegó la crisis...
—Muchos pequeños negocios empezaron a presentar impagos y decidimos redirigir el negocio. Nos centramos en las cadenas hoteleras. Entramos en empresas como NH y Meliá, ésta última a nivel nacional. Empezamos a servirles canapés y ahora les proveemos de toda la repostería. Por aquel entonces cambiamos de instalaciones, que son donde estamos ahora (en el polígono industrial de la Plata), y empezamos a trabajar en una línea de tartas congeladas, que planteamos sacarla también para las cadenas de supermercados.
—Y les funcionó. Hoy son proveedores especialistas de Mercadona. Pero, ¿qué otras firmas rezan en su cartera?
—Empezamos con supermercados MAS y Covirán; y un buen día nos llamó Mercadona interesándose por nuestras tartas. También trabajamos para Aldi España, Eroski, Supeco, Costco, Miquel Alimentación, entre otros. Ahora mismo estamos en camino de convertirnos en el primer fabricante de tartas congeladas en España.
—Pusieron un pie en Estados Unidos, ¿qué ocurrió con ese proyecto?
—Intentamos abrir mercado en Estados Unidos con una línea de tartas fondant. Después de hacer una fuerte inversión, nos dimos cuenta de que no tenía mucho sentido abrir un mercado mientras seguíamos teniendo potencial en España. Fuimos realistas, y decidimos explotar bien nuestro mercado más próximo.
—Entonces posponen su salida al extranjero...
—Nuestra política de exportación es muy sencilla: tenemos muchos clientes internacionales y vamos a acompañarlos con ciertas referencias que se pueden vender en el extranjero. Vamos a salir, pero de forma austera y realista. Para exportar tienes que conocer muy bien el mercado, el español lo conocemos bien, sabemos lo que se consume en las celebraciones, pero fuera la información es más limitada, no tenemos el sentir de la gente o lo que demanda.
—Cuando dicen que saldrán con ciertas referencias a cuáles se refiere.
—En tartas, podemos hacer todas las referencias que nos propongan, el problema es que no sabemos cuáles van a funcionar en el extranjero. Sin embargo, un producto como la crema de cacao en todos lados es igual, es un producto totalmente exportable. Además, es una crema de cacao que no lleva aceite de palma...
—El enemigo de la alimentación. ¿Cómo surgió esta receta: a petición de un cliente o detectaron la que se avecinaba?
—Lo vimos venir. Detectamos que no había una crema de cacao sin grasa de palma y empezamos a desarrollar Pepa-Crem, una crema de cacao con avellanas que no lleva esta grasa. Esperamos lanzarlo al mercado en un mes. Ahora estamos en fase de compra de la línea de fabricación con una capacidad de elaborar 500 toneladas diarias de crema. Tenemos previsto el lanzamiento a nivel europeo en lo que supone un proyecto de 500 millones de ventas anuales.
—¿La línea sin grasa de palma se va a limitar a la crema de cacao?
—No. En junio, Aldi incorporará tres nuevas referencias de tartas que están elaboradas sin grasa de palma. Estarán marcadas con un sello que también hemos creado nosotros. También Eroski está muy interesado en quitar este ingrediente de sus tartas. Eso implica que hay que adaptar las líneas de fabricación. Mientras que el resto de fabricantes está valorando si lo hacen o no, nosotros ya estamos en ello desde hace meses.
—Después de 15 años en el sector, ¿cómo resumiría su trayectoria?
—Ahora mismo estamos disfrutando de un cambio. No hace mucho estábamos como administrativos y luego bajábamos al obrador a hacer tartas. Ahora, con el esfuerzo de nuestros 41 empleados, ya podemos pilotar la empresa sólo. En el momento en el que tenemos libertad para trabajar, la capacidad para sacar nuevos proyectos es extraordinaria. Ahora mismo estamos triplicando la empresa. Estamos en un 200 por ciento de crecimiento sobre el año pasado y el que viene no estaremos muy lejos. Vamos a pasar de un millón de euros de facturación a 10 millones en tres años. Lo hemos hecho centrándonos en el producto y dándole soluciones a nuestros clientes.
—¿Por dónde pasa el futuro de Sietem?
—Nuestra ilusión es ser una gran multinacional. Tenemos mucha paciencia. Queremos seguir la estela de las grandes multinacionales de alimentación. Siempre, detrás de una gran compañía ha habido un problema resuelto para la sociedad. Nestlé sacó la leche de sustitución materna, Mars, la chocolatina que no se derretía con la temperatura... Nosotros queremos centrarnos en un problema genérico de la sociedad: la forma de alimentarse está cambiando, es un hecho que la gente quiere comer más sano y quiere tener opciones. Nosotros no entramos a juzgar si algo es bueno o mal, pero si la sociedad tiene una percepción negativa del aceite de palma, ahí está Sietem para corregirlo.