Pistachos en tierra de cereales

Pistachos del Sol ha plantado 164 hectáreas de pistacho en Carmona, de la que saldrán más de 160.000 toneladas de este fruto

09 ene 2017 / 07:29 h - Actualizado: 09 ene 2017 / 07:29 h.
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  • Pistacheros que la compañía madrileña está cultivando en Carmona. / El Correo
    Pistacheros que la compañía madrileña está cultivando en Carmona. / El Correo

Entre las más de 20.000 hectáreas de trigo y las 23.000 de girasol de Carmona, la empresa Pistachos del Sol se ha propuesto hacer de esta fruta –pues no es fruto seco hasta que se deshidrata– uno de los cultivos punteros de este municipio. La compañía madrileña va a cultivar 164 hectáreas en la localidad, donde ha plantado 47.000 árboles, que producirán más de 160.000 kilos de pistacho de aquí a diez años, cuando el cultivo esté a pleno rendimiento, aunque los primeros pistachos los recogerán en septiembre, dentro de cinco años.

Según el gerente de Pistachos del Sol, Miguel Ángel Zamorano, las razones por las que han escogido Carmona son dos: las condiciones del suelo del municipio –así como del resto de la Vega del Guadalquivir– y el clima, frío en invierno y caluroso en verano. Dos condicionantes que son «favorables» para este cultivo. En concreto, producirán pistacho Avdat, procedente de Israel, «muy apreciado a nivel mundial por su calibre». Esta variedad de forma alargada es de un color verde intenso y de sabor dulce.

La rentabilidad de este cultivo no es inmediata. Para poder recoger los primeros frutos, también económicamente hablando, deben pasar al menos cinco años, «aunque el árbol no estará a pleno rendimiento hasta pasada una década», explica Zamorano. Sin embargo, el pistachero es un árbol longevo, pues su etapa de rentabilidad se alarga entre 50 y 60 años, aunque puede vivir tanto como un olivo.

La forma del cultivo es peculiar, ya que se planta en marcos –distancia entre un árbol y otro– de 7 por 6 metros. Además se trata de un árbol dioico; es decir, que tiene plantas macho que polinizan a los pistacheros hembra. Por ello, por cada once árboles hembra se planta uno macho.

Como en el caso del olivo, el pistacho se recoge con vibradores de mochila o paraguas. Una vez recolectado, se le retira la vaina exterior y se deshidrata. Un proceso que se produce a seis grados de humedad, y que se puede almacenar durante un año sin que se estropee.

El pistacho está de moda, pero la producción actual no es suficiente para abastecer la demanda. «Y se prevé que ésta vaya en aumento en la próximas décadas por dos factores: la población mundial incrementará hasta los 9.000 millones de habitantes y por el cambio socioeconómico de países como China, India o Corea del Sur, cuya demanda de pistachos es muy elevada».

¿Será el pistacho una moda como la almendra? Según Zamorano, «la almendra tiene menos recorrido». A causa del boom de este fruto seco, «se están plantando miles de hectáreas en California, Portugal, Argentina y España, lo que va a provocar que haya más oferta que demanda».

Sin embargo, es «más improbable» que pase con el pistacho, ya que hay más diferencia entre la producción actual y la demanda, «y las zonas de cultivo están muy limitadas, ya que sólo se podría cultivar entre los 30 y 40 grados de latitud del hemisferio Norte y Sur». Tiene también más recorrido por su valor, ya que el agricultor cobra el kilo de pistacho ya deshidratado a 8,5 euros.

La inversión durante los primeros seis años es muy subjetiva, aunque ronda los 5.000 euros, «incluyendo mano de obra, coste energético...», pero la rentabilidad es prácticamente «del 100 por cien de la inversión realizada». La parte negativa es que para ver los frutos deberá esperar. Por ello, Zamorano apunta que el cultivo es recomendable para aquellas personas que pueda disponer de una parte de esas tierras, sin necesidad de depender de ellas. Da igual que sean de riego o de secano, pues el fruto se adapta, aunque la producción varía: mientras que en secano el rendimiento por hectárea es de unos mil kilos, en regadío gira en torno a los 3.500 kilos.

El modelo es sencillo. La empresa, productora de pistacheros, firma con los propietarios de los terrenos un contrato de arrendamiento de la finca por 40 años. De esta forma, se ahorran el coste de la tierra y la inversión del agricultor se restringe a poner los terrenos, además de llevarse unporcentaje de los beneficios. La empresa también asesora en el cultivo y puede comprar el fruto en origen.

Esta es la primera experiencia de Pistachos del Sol en la provincia de Sevilla, pero no descarta repetir el modelo en otras fincas sevillanas.