Siderúrgica pierde casi 7 millones en un 2014 sin dragado a la vista

La empresa radicada en Alcalá afronta un sobrecoste anual de 8 millones de euros porque el calado del río le obliga a descargar en puertos de Huelva y Cádiz

05 jul 2015 / 10:00 h - Actualizado: 04 jul 2015 / 21:00 h.
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  • Instalaciones industriales de Siderúrgica Sevillana en Alcalá de Guadaíra. / El Correo
    Instalaciones industriales de Siderúrgica Sevillana en Alcalá de Guadaíra. / El Correo

Siderúrgica Sevillana cerró el ejercicio 2013 con un beneficio de 224.000 euros, pero las tornas cambiaron en un 2014 marcado «por la escasa actividad en el mercado nacional y la brutal competencia existente en los mercados internacionales». Tal fue la dificultad, a la que sumar el elevado coste de la factura energética para una industria altamente consumidora por su actividad siderúrgica, que la compañía propiedad del grupo italiano RIVA y asentada en Alcalá de Guadaíra cosechó 6,7 millones de euros de números rojos. Y ello, a pesar de que el volumen de producción se mantuvo estable, incluso incrementando ligeramente el registrado un año antes, con 699.000 toneladas, un 1,3 por ciento más que en 2013. La facturación, por su parte, se situó en los 320 millones de euros, un 2,14 por ciento menos si se compara con los 327 millones labrados el ejercicio precedente.

Así lo explica Manuel Castro, responsable de Relaciones Industriales de Siderúrgica Sevillana, que abunda en que, aunque esas cifras se mantuvieron estables, «los márgenes siguieron bajando».

Para una empresa –dedicada a la transformación de chatarra en barras de acero corrugado– que lleva décadas siendo el primer cliente del Puerto de Sevilla en volumen de mercancías, la situación de bloqueo que atraviesa el dragado de profundización del Guadalquivir les afecta de una manera más destacada.

«El dragado del río es una cuestión clave para la competitividad de nuestra empresa. Solo podemos descargar y cargar en Sevilla buques con un tonelaje cinco veces inferior al que resulta más competitivo». Por esa razón, y para paliar de alguna manera los problemas derivados del menor calado del Guadalquivir, la compañía se ha visto «obligada a utilizar puertos como el de Huelva y Cádiz, lo que supone un sobrecoste para nuestra empresa de aproximadamente ocho millones de euros anuales», explica Castro.

Una decisión, la de tener que trasladar la carga desde esos puertos hasta la fábrica sevillana por carretera que, además, apunta, «es un contrasentido desde el punto de vista medioambiental».

La empresa se muestra escéptica sobre esta actuación estratégica para la economía local. «Dudamos de su ejecución; obviamente, la situación actual no ayuda y seguimos en una situación difícil». Ello a pesar de que apenas un tercio (un 35 por ciento) de su producción tiene España y países europeos limítrofes como destino, mientras que en torno al 65 por ciento lo acaparan los países del norte de África.

Y la complica aún más el coste energético, que sigue, a su juicio, sin solución. «Los precios de la energía eléctrica han seguido subiendo y estamos ya al límite de la eficiencia». En concreto, precisa Castro, el precio se ha encarecido este año un 15 por ciento en comparación con el coste de 2014.

Así, abunda en que el cambio en el sistema de retribución del servicio de interrumpibilidad «ha sido negativo» porque dependen de subastas que, en su opinión, se rigen por la «máxima incertidumbre» y «la distorsión de la competencia». De este modo, precisa que no saben qué retribución tendrán el año que viene y sucesivos por este concepto. Y eso se traduce en que «las empresas no radicadas en España con las que competimos tienen un mejor precio de electricidad y gas, además de unas condiciones de estabilidad y predictibilidad que nosotros también necesitamos».