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Actualizado: 08 jun 2015 / 16:48 h.
  • Un jornalero varea un olivo para recoger las aceitunas con destino a la almazara en una finca de la provincia de Sevilla. / Javier Díaz
    Un jornalero varea un olivo para recoger las aceitunas con destino a la almazara en una finca de la provincia de Sevilla. / Javier Díaz

Por la boca muere el pez... Es tradicional el socorrido discurso de que los italianos se llevan el aceite de oliva a granel desde Andalucía y son sus envasadoras las que lo comercializan por todo el mundo. Esta tan asentada sentencia comienza a ser suavizada por los propios industriales por dos principales razones. Una: parte de las mayores envasadoras transalpinas son de capital español. Y dos: la puesta en valor de esos graneles tanto para dar salida a los excedentes como para el próspero negocio de una restauración que comienza a sustituir por oro verde las grasas actuales más baratas que utilizan para freír.

Pero hay más. Los datos de las importaciones alimentarias andaluzas en el primer trimestre del año revelan un aumento espectacular de las compras andaluzas de aceite de oliva a otros países, en un entorno de carestía regional debido al derrumbe de la cosecha olivarera y a menores trabas europeas a la importación desde las naciones ribereñas del Mediterráneo. Y este acudir al extranjero está frenando aquí un encarecimiento del aceite mayor que el actual.

Sí. Lo primero que salta a la vista al analizar las importaciones alimentarias andaluzas fue su notable crecimiento: el 28,6 por ciento interanual (con respecto al mismo periodo de 2014), hasta los 875,42 millones de euros. ¿Y dónde se registró el principal despegue? En las grasas animales y vegetales –para que se entienda: la mayoría es aceite de oliva–, al pasar de los 77,67 millones a los 205,67 millones –en porcentaje, un 164,79 por ciento–.

El aceite de oliva se convirtió, así, en el primer capítulo de las compras andaluzas al exterior, casi duplicando el tradicional apartado más importador, el conjunto de los pescados, crustáceos y moluscos: 107,35 millones (+18,5 por ciento). ¿Traducción? Las aceiteras radicadas en la comunidad (tanto envasadoras como mayoristas) estarían compensando con importaciones masivas el descalabro del oro verde producido en Andalucía.

No se especifica en los datos del Ínstituto de Comercio Exterior manejados por la Consejería de Agricultura qué productos concretos venden, pero sí que Marruecos se consolidó como el mayor exportador a Andalucía con sus 116,44 millones de euros, un 14,12 por ciento más interanual, y que Túnez entró con fuerza a la cuarta posición, con 56,31 millones –el año pasado ni siquiera aparecía en el listado–. Son curiosamente, dos países con mucho aceite... y también con ventajas arancelarias por parte de la Unión Europea. Segunda de la clasificación fue otra nación olivarera, Portugal, y después Francia.

Una comparación más que sirve para calibrar la envergadura de los números: Andalucía exportó por el capítulo de grasas 571,78 millones y las importó por valor de 205,677 millones. Una proporción nunca alcanzada.

Este sustancial cambio para las importaciones no quita mérito alguno a la buena evolución de las exportaciones alimentarias desde la comunidad al exterior, que con sus 2.580,31 millones de euros representaron un 39,44 por ciento de todas las ventas regionales al extranjero del periodo (6.541,84 millones), cuatro puntos más que un año antes.

A pesar de la caída a la mitad de la cosecha de aceite de oliva, su encarecimiento y el aumento de las ventas de frutas frescas y sus conservas propiciaron que el primer balance trimestral de las exportaciones agroalimentarias andaluzas arrojara crecimiento, esquivando –al menos por el momento– los negros augurios por el desplome del oro verde. En esta escalada, asimismo, juega a favor la depreciación del euro con respecto al dólar, dado que facilita la entrada de los productos andaluces en Estados Unidos, y vaya si se notó...

En efecto, la moneda única cotizaba a 1,07 por billete verde a 31 de marzo pasado, frente a los 1,37 de justo un año antes. Este descenso abarata la mercancía andaluza en las transacciones con países que pagan las compras en dólares, haciéndola, pues, más atractiva con respecto a otros países competidores. Esta evolución del mercado de divisas explica parte del comportamiento de las exportaciones agroalimentarias andaluzas hacia EEUU, que alcanzaron entre enero y marzo los 133,83 millones de euros (+16,14 por ciento).

Este porcentaje cobra mayor importancia al compararse con el incremento registrado por el comercio alimentario hacia la Unión Europea (UE), a tenor de los datos disponibles en la Consejería de Agricultura, que cotejan los suministrados por el Instituto de Comercio Exterior. Fue, en concreto, del 5,89 por ciento, hasta los 2.072,79 millones, siendo del 6,10 por ciento si contabilizamos el conjunto de las ventas al mundo, que saldaron el primer trimestre con 2.580,31 millones de euros.

Prueba del estirón estadounidense es el empuje del 12,95 por ciento interanual que se apuntó la aceituna de mesa en el primer trimestre, hasta los 120,7 millones de euros. Aunque las estadísticas del ÍCEX manejadas por la Consejería de Agricultura no lo especifican, gran parte del impulso corresponde a Estados Unidos, al ser el mayor comprador.

Eso sí, pese a su crecimiento, el mercado estadounidense sigue siendo el séptimo nacional para la alimentación regional. No se ha movido de esta posición, siempre antecedido por Alemania (439,63 millones de euros, +13,05 por ciento interanual), Italia (351,62 millones, +10,66 por ciento), Francia (300,99 millones, -4,17 por ciento), Reino Unido (254,92 millones, +22,50 por ciento), y Países Bajos (224,95 millones, +15,51 por ciento).

Entre enero y marzo pasados, coincidiendo lógicamente con su cosecha, el aceite de oliva fue el gran protagonista –no para el conjunto del año, que suelen ser las frutas y hortalizas–, con 513,03 millones de euros, un 5,50 por ciento más. La cantidad, sin embargo, se derrumbó el 22,41 por ciento, hasta 164.228 toneladas. Y este más por menos se traduce en una subida de los precios, acorde con esa revalorización que el oro verde andaluz está revelando en los mercados de origen (agrarios, a salida de almazara) y también en las cadenas de supermercados debido al escaso volumen producido y a la previsión oficial de que, allá por octubre, cuando arranque la nueva campaña, no habrá stock de enlace (excedente entre cosechas).

Destacable también fueron los crecimientos que revelaron las fresas frescas, un 19,70 por ciento y 211,85 millones de euros, y el 71,22 por ciento de los calabacines, hasta 108,39 millones, en contraste con el retroceso del 3,71 por ciento para los tomates (hasta 277.276 millones de euros), del 3,79 por ciento en pimientos (260,68 millones) y del 10,33 por ciento en pepinos (150,83 millones).

Si agrupamos las principales producciones, las legumbres y hortalizas siguen conformando el principal capítulo exportador de la agroalimentación de Andalucía, con 985,33 millones de euros en el primer trimestre de 2015 (3,25 por ciento más), seguidas del aceite de oliva, las grasas vegetales y animales (se incluye aquí el aceite de oliva), con 571,78 millones (+4,29 por ciento), las frutas frescas, con 507,45 millones (+29,56 por ciento) y las conservas de verduras, que saldaron el periodo con 155,02 millones (+19,22 por ciento.

Y el último apartado de las exportaciones del campo y su agroindustria nos conduce a la evolución por provincias. Como siempre, la hortícola Almería encabezó la clasificación regional, y con una gran distancia al compararse con el resto de Andalucía: 923.129 millones de euros, un 6,11 por ciento por ciento más, seguida de Sevilla (494,39 millones, +1,94 por ciento) y Huelva 329,60 millones, +21,79 por ciento).