Un mal día para quejarse

Cientos de sevillanos se echan a la calle pese a la lluvia para pedir pensiones dignas

13 abr 2018 / 15:02 h - Actualizado: 13 abr 2018 / 23:37 h.
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  • Varios centenares de sevillanos desafiaron la lluvia y acudieron a la movilización. / Fotos: Jesús Barrera
    Varios centenares de sevillanos desafiaron la lluvia y acudieron a la movilización. / Fotos: Jesús Barrera

«Rajoy tiene un aliado en la climatología». En efecto, más que procesiones va a haber que convocar movilizaciones de pensionistas para acabar de una vez con la sequía. El día no acompañó a la protesta adelantada en Sevilla. El frío, la persistente lluvia –que solo ofreció un respiro durante la breve marcha desde la sede del PP en la calle San Fernando hasta la sede de la Agencia Tributaria en Indalecio Prieto– y que la convocatoria cayese en viernes laborable y de preferia no propiciaron una masiva respuesta a la última llamada a la movilización de los sindicatos CCOO y UGT en defensa de unas pensiones dignas. Sevilla adelantó dos días la manifestación que en el resto del país está convocada para mañana domingo por su coincidencia con el primer día de la Feria de Abril.

A pesar de ello, centenares de sevillanos –un millar según los convocantes– se echaron a la calle desafiando al mal tiempo para recordar al Gobierno central que no se conforman con el anuncio de subida de las pensiones mínimas y que no pararán de protestar hasta que se les escuche.

Aunque las movilizaciones son continuas, ésta es la segunda gran convocatoria del colectivo tras la organizada a mitad de marzo, «en la que también nos mojamos mucho», recordaba otra señora, que tuvo una gran respuesta y fue respaldada por mucha gente joven.

Paraguas en mano, Conchi tiene claro qué es lo que la moviliza: «no hay derecho a que después de 40 años cotizando no te queden ni 600 euros, y con una hija a mi cargo». Como todos los asistentes, está convencida de que hay que seguir protestando y que, al final, la calle se impondrá al Gobierno. «¿Qué vamos a hacer si no, pagarles los másteres a estos vainas cuando yo he tenido que pagar el de mi hija para que esté trabajando en Carrefour y que con 26 años no tiene ni un año cotizado cuando yo llevaba diez años cotizados con su edad? Más de uno nos deberíamos levantar pero esperamos a que nos lo solucionen», apostilla.

Para Carmen, 67 años, «es una injusticia lo que se está cometiendo con los jubilados porque también comemos y pagamos la luz, que los hay que no la pueden pagar. Este país lo hemos levantado nosotros y nos están maltratando a todos». Con dos pensiones, suma 800 euros al mes y tira hacia adelante pero sin darse lujos ni irse de vacaciones.

Ayer se mojaba porque «hay que ser solidarios con todos» porque –recuerda– hay a quien apenas le queda 400 euros. «A todos los políticos los ponía yo a vivir así». La calle, cree, por fin ha despertado e «irá a más» porque hay un hartazgo generalizado «de que nos mangoneen».

Solidaridad. Es una de las palabras más escuchadas, independientemente de la cuantía de la pensión que cada uno cobra. «Como no vengamos, no conseguimos nada». José María, asturiano de nacimiento y con 40 años en Sevilla que no le han calado ni un ápice en el acento, tiene una pensión «medio-alta». Si el Ejecutivo no sabe qué debe hacer con las pensiones, entonces «que deje paso a otro», precisa. No cree que haya influido en la respuesta social quién convoca la protesta. «Los sindicatos son el último baluarte que nos queda. Como perdamos los sindicatos, entonces acaban con nosotros», reflexiona. Su premisa es compartida: ahora que se está arreglando la economía, ésta debe tener su reflejo sobre los pensionistas y reclama la vinculación de la subida al IPC «como hace el resto de Europa» porque lo que no se puede es «hablar de Europa para unas cosas y para otras no», zanja.

De Nervión han venido Ana (69 años), su marido (74 años) y otra amiga de 72 años. No tienen vínculo sindical, los tres cobran la pensión máxima y acude a todas las movilizaciones. «Estaba de viaje en Menorca pero fui a la convocada en Mahón», explica para incidir en que «tenemos que ser ejemplos para los jóvenes».

Dos Carmen están entre las más jóvenes; dos delegadas sindicales, 57 y 43 años respectivamente. No es justo lo que ocurre con las pensiones, afirman. «Es cosa de todos y todos tenemos que estar en la calle». Piensan que esta batalla la acabará ganando la gente y equipara esta movilización a la histórica protesta de las mujeres del 8M.

Mientras camina hacia la sede de Hacienda, José (66 años y de Pino Montano) recuerda sus tiempos de acción sindical: «cuando había que luchar de verdad. Cerrábamos las centrales nucleares en las huelgas; ahí teníamos mucha fuerza los trabajadores». Con Felipe González y su reforma laboral, «todo comenzó a decaer». Ahora, se reconoce decepcionado porque se han perdido todos los derechos y hace autocrítica. «La culpa también la hemos tenido nosotros porque no hemos sabido educar a nuestros hijos; se lo han encontrado todo hecho y en la lucha nunca hay que quedarse dormido». Y señala: hay que acordarse a la hora de votar. «Tengo una hija de 34 y otra de 39. ¿Cómo van a tener una pensión si empiezan a trabajar con 30 años y cotizan por la mitad de las horas? ¿Y qué les puedo decir yo?».

La pelea es por tener pensiones justas, sostenibles y para todos: los actuales pensionistas y las generaciones futuras. «Seguiremos en la pelea, pero recordemos las armas que tenemos: la protesta y el voto», concluye.