«Ya tenemos pedidos de Irán; su industria química necesita tecnología»

Esta empresa sevillana ofrece a industrias y centros de investigación la posibilidad de ahorrar costes al producir su propio gas (hidrógeno, nitrógeno u oxígeno). En los últimos dos años duplicó su facturación gracias al aumento de la venta en el exterior

06 feb 2016 / 19:13 h - Actualizado: 07 feb 2016 / 13:03 h.
"Empresas","Marcaje al empresario"
  • Francisco Montalbán Gómez, fundador de la firma sevillana Clan Tecnológica. / José Luis Montero
    Francisco Montalbán Gómez, fundador de la firma sevillana Clan Tecnológica. / José Luis Montero

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¿Cómo llegó de Cartagena a Sevilla?

—Me contrataron en 1994 para montar y dirigir una empresa desde Andalucía y me enganchó Sevilla. El 31 de enero Clan Tecnológica cumplió diez años. Surgió porque en este sector del gas técnico no hay muchos jugadores y, tras aprender mucho en los doce años que estuve en la empresa anterior, vi una oportunidad de negocio.

¿Empezó como ingeniería o derivó en ella?

—Por estrategia de negocio nos convertimos en ingeniería para diseñar soluciones alternativas a la compra de gas. Nuestros clientes son los que necesitan hidrógeno, nitrógeno y oxígeno. Los que venden ese gas lo fabrican a partir del agua y el aire, principalmente, y hay soluciones desde hace tiempo que permiten que ese usuario que necesita gas lo pueda fabricar él mismo, en su casa, a su medida. La ventaja es que el cliente ahorra costes. En la mayoría de los casos los ahorros llevan a retornos de la inversión de meses, hacemos más competitivos a nuestros clientes. El mundo del gas está dominado por no más de diez empresas en todo el mundo y se reparten un negocio de miles y miles de millones de euros. Somos una alternativa con soluciones llave en mano.

Trabajan para la industria, laboratorios, hospitales...

—El mundo sanitario es el que menos hemos desarrollado. Las industrias petroquímicas y del sector energético y alimentario, así como el farmacéutico, las universidades y los centros de investigación son nuestros principales clientes. Tenemos más de 400 ya, desde el CSIC hasta Cepsa, Acciona, Airbus, IFF, BASF, Roche , varias universidades...

¿Qué porcentaje representa el negocio industrial?

—Un 60 por ciento. La investigación, el 40 por ciento.

Pero también trabajan para museos, ¿cómo es eso?

—El exdirector del Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla Antonio Limón nos descubrió y con él desarrollamos un proyecto para desinsectación de obras de arte usando nitrógeno. La solución está registrada. Es un sistema que mata a los insectos sin dañar la obra de arte. Es uno de los proyectos más bonitos que hemos hecho y 18 museos en toda España y uno en Colombia ya lo utilizan. Queremos extenderlo también por Europa, donde hay más presupuesto para Cultura.

¿Tienen sede fuera del país?

—En Bogotá. Hemos vendido en México, Panamá, Costa Rica, en Colombia por supuesto, en Perú, Argentina, Brasil y, en Europa, vendemos bastante en Polonia, en Alemania e Italia. Además, en Marruecos y acabamos de montar una planta en Bangladesh para refrigerar los alternadores de dos ciclos combinados de Técnicas Reunidas y TSK.

¿Tienen plan de expansión?

—Sí, hemos tenido contactos ya con Irán y esperamos empezar a vender muy pronto. Ya tenemos pedidos. Es un mercado magnífico para nosotros y lo único que hace falta es que los bancos nos admitan el dinero que viene de allí, es cuestión de tiempo. Es una zona que nos va a interesar mucho porque hay industria química y petroquímica con mucha necesidad de tecnología.

¿Qué porcentaje de su negocio está fuera de España?

—En 2015 era el 60 por ciento, afortunadamente. La única manera de subsistir en las crisis es esa, es la lección que hemos aprendido o que deberíamos haber aprendido los empresarios españoles. Hoy el mundo es como internet. Hay que abrir la mente. Desde Sevilla se puede vender a cualquier lugar del mundo.

¿Cuáles son los números de Clan Tecnológica?

—Llevamos dos años duplicando la facturación. Pasamos una crisis terrible, como todas las empresas, pero de los 600.000 euros de facturación en 2013 pasamos en 2014 al millón y en 2015 casi llegamos a los dos millones de euros.

¿Los coches con pila de hidrógeno son ya una realidad?

—Pertenezco a la Asociación Española de Hidrógeno, participo con ellos en los debates internacionales y hemos montado, por ejemplo, las dos únicas hidrogeneras que hay en España para surtir a los coches de hidrógeno que se mueven con pilas de combustible, de las que ya hemos vendido varias. Y estamos trabajando en el autoconsumo de las renovables combinado con hidrógeno, que es el vector energético. Cuando no haya sol, se compensa con una pila de combustible. Eso no es un negocio de hoy para mañana, los cambios no se hacen en dos días, pero creo que ya hay que dar pasos porque ya se venden coches de hidrógeno, el Toyota Mirai o el Hyundai ix35. ¿Qué falta? Hidrogeneras en las calles. Y por eso ya lo estamos haciendo y tenemos previsto entrar en Estados Unidos por California y en el norte de Europa, por ejemplo, por Alemania. Este año, por primera vez, se celebra en España, en Zaragoza, la conferencia mundial de hidrógeno y Clan Tecnológica estará allí. Hay que sensibilizar a la sociedad.

¿Pero dejarán las grandes petroleras que las energías limpias ganen terreno?

—Es un tema político. Existen lobbys con una fuerza espectacular. Son necesarias leyes que incentiven coches de hidrógeno, la instalación de hidrogeneras... y, al tiempo, que penalizasen a los coches contaminantes, que equilibren los precios de la gasolina y el hidrógeno... Es cuestión de impuestos. Luego se reúnen en París y son necesarios más hechos y menos palabras. Es paradójico que en España, país líder en tecnologías renovables, se nos pongan cortapisas. La tecnología tiene que cambiar. ¿Se usa la madera o el carbón para calentar las casas? No, porque contamina. El fósil tiene que dejar paso a otras opciones.

¿Abengoa saldrá adelante?

—Sería un desastre que no esté entre nosotros. Andalucía tiene una multinacional que cotiza en la Bolsa de Nueva York, han hecho cosas muy bonitas y sería una pena. Es un problema de gestión, pero me gustaría que hubiese más libertad en el mundo empresarial y que haya gobiernos que la favorezcan. En España la política hizo mucho daño al sector. ~